VIERNES 17 DE NOVIEMBRE DE 2000
Ť Luis Javier Garrido Ť
El borrón
La transición política no puede ser posible si se aplica la regla "no escrita" del "borrón y cuenta nueva" a los ilícitos del viejo régimen, pero al parecer lo mismo Ernesto Zedillo que Vicente Fox no ocultan su interés porque el cambio del gobierno --y de régimen-- se produzca de la manera más tersa, con la divisa de "aquí no ha pasado nada", como parecen pretender hacer en el caso de Chiapas:
1. La clase dominante tiene sin duda urgencia también por echarle un carpetazo al pasado, pretendiendo hacer olvidar sus complicidades con los gobiernos priístas y eludir sus responsabilidades, y por ello le acomoda la pretensión de los tecnócratas salinistas de que están dejando la casa limpia, pero lo más sorprendente es que los integrantes del grupo de Vicente Fox compartan este punto de vista.
2. El viejo régimen se caracterizó por anteponer los grandes intereses trasnacionales a los derechos del pueblo, y es muy significativo que el equipo de Fox esté tentado a proseguir en la misma línea. En Estados Unidos, tras los operativos fraudulentos de la familia Bush en Florida, luego de que el ex presidente Jimmy Carter advirtiera a los republicanos que un presidente impuesto de manera ilegal no tendría el apoyo social ni la legitimidad para defender los grandes intereses (8 de noviembre), los republicanos respondieron lanzando una campaña que sostiene que por convenir así a la economía mundial (es decir a esos grandes intereses) debería concluir el diferendo poselectoral con la rendición de Gore. Y aquí en México la burocracia gobernante parece tratar de imponer el mismo argumento, pues una y otra vez se afirma que para salvaguardar "la economía", es decir los grandes intereses, debe producirse una "transición de terciopelo".
3. ƑDe qué sirve entonces votar, se preguntan muchos, si los entendimientos cupulares cancelan los ofrecimientos de campaña? Las transiciones de gobierno en el régimen priísta se sustentaron sexenalmente en dos reglas: la del "borrón y cuenta nueva" y la del "chivo expiatorio". El "borrón" determinó que los nuevos presidentes le perdonaran todo a sus predecesores, a cambio de que éstos aceptasen que, a fin de calmar el enojo popular, se cargara la responsabilidad de los ilícitos a alguien que, además de haber delinquido, hubiese cometido algún error político grave, como fueron los casos de Méndez Docurro, del Negro Durazo y de Díaz Serrano o de Raúl Salinas, por lo que sería deplorable que Vicente Fox, en su prisa por gobernar "en calma", empezara a asumir las prácticas del priísmo.
4. El aspecto más preocupante del interregno es por lo mismo ése: que el discurso de Fox sea cada vez más recurrente en tal sentido y que pretenda anteponer las componendas a la aplicación de la ley, olvidándose que este tipo de "arreglos" generan mayores problemas, como en el caso de Chile.
5. No es de sorprender por lo mismo que en el escenario de la continuidad económica, el más entusiasta defensor de la impunidad está siendo el propio Zedillo, quien pretende venderle a los mexicanos la tesis de que deja un país en orden y con "la casa limpia" y de que no hereda "pendientes", cuando todo mundo sabe que está entregando una economía en el desastre, los grandes problemas nacionales sin atender y conflictos gravísimos generados por su propia ineptitud: como el de Fobaproa y los deudores, el de los grupos paramilitares en Chiapas, el de la penetración del narcotráfico en los aparatos militar y financiero del Estado, el del macro negocio del Renave o el de la impunidad en los crímenes políticos.
6. El intento de Ernesto Zedillo por aparentar que está dejando "la casa limpia" dándole "carpetazo" a los asuntos de importancia, se ha hecho patente sobre todo en el caso de los grupos paramilitares en Chiapas. El dispositivo enviado por la PGR para supuestamente desarmar a los integrantes de Paz y Justicia y que fue repelido por éstos (12 de noviembre), no hizo más que poner de manifiesto una vez más que es Zedillo el responsable de la política de fuerza en Chiapas, de la militarización de la entidad, de la creación de estos grupos preparados y entrenados por oficiales del Ejército, y de matanzas como la de Acteal.
7. El operativo pretendía suministrarle una justificación a Zedillo por la política que ha seguido durante seis años ante los zapatistas, pues fue transmitido por las cadenas de televisión pretendiendo mostrar a) que los paramilitares no fueron creados por su gobierno (ya que éste supuestamente los combate) y b) que son incontrolables por las fuerzas policiacas, por lo que es necesario mantener al Ejército en las comunidades, pero lo que hizo fue mostrar por el contrario su responsabilidad histórica y poner en entredicho al futuro gobierno por su posible aval al operativo.
8. La pretensión de Zedillo es absurda, pues nadie puede creerle a dos semanas de dejar el cargo que hasta ahora se enteró de que hay paramilitares en Chiapas, como tampoco de que los elementos de la Judicial y posiblemente de la PFP, así como de las policías locales, se doblegaron tan dócilmente ante los grupos que los repelieron.
9. Algunos analistas desinformados se equivocan cuando afirman que el silencio de los zapatistas es "el principal elemento de incertidumbre" en Chiapas, o que el movimiento zapatista "ha prolongado indefinidamente las negociaciones". El principal elemento de incertidumbre en Chiapas --y en el país-- es la falta de definición del equipo del presidente electo Fox.
10. En Chiapas, y en el país, no hay esa situación de "terciopelo" que pretende la elite gobernante.