JUEVES 16 DE NOVIEMBRE DE 2000

 


Ť Jean Meyer Ť

La túnica de Neso

La mitología griega es aclaradora. Neso era uno de los fabulosos centauros; por haber intentado violar a la bella Deyanira, la esposa del héroe Heraclés (Hércules), fue mortalmente herido por aquél. En venganza empapó con su sangre envenenada una túnica y se la dio a Deyanira, convenciéndola de que era mágica: si alguna vez Heraclés le fuera infiel, gracias a la túnica podría recuperar el amor de su esposo. Cuando fue repudiada por Heraclés, ella le envió la túnica de Neso; en cuanto el héroe se la puso, se sintió abrasar y para poner fin a su atroz tormento, se incineró a sí mismo en una pira que levantó sobre el monte Etna.

A lo largo de sus repetidas guerras con sus vecinos árabes, Israel ha triunfado como el héroe mitológico; al final de la Guerra de los Seis Días se quedó con los territorios de Gaza y Cisjordania, los tristemente famosos "territorios ocupados". En un tiempo Israel pensaba usarlos para un trueque del tipo "la paz contra los territorios", pero luego, la política interna desembocó en la catastrófica creación de colonias hebreas en medio de esos territorios que se han convertido finalmente para Israel en una verdadera túnica de Neso. Heraclés no se pudo quitar, no pudo arrancarse esa túnica envenenada pegada a su piel. ƑSe encaminará Israel hacia un espectacular suicidio? Es lo que temen los pacifistas -los hay-, los demócratas -los hay, la izquierda- existe, en Israel; es lo que temen los verdaderos amigos de Israel y de Palestina, la gente lúcida que siempre supo que la paz es la única solución, y que la paz tiene su precio. Ese precio no lo quieren pagar los hebreos que asesinaron a Itshak Rabín, los que eligieron a Benjamin Netaniahu, que lo volverán a elegir mañana, o elegirán al temible Arik Sharon, el abuelo quien provocó la crisis actual; ese precio tampoco lo quiso pagar el partido laborista cuando escogió como su candidato a Yehud Barak, contra Shimon Peres.

El dirigente palestino -ninguna perita en dulce, pero no hay otro, cuando la enfermedad o la edad se lo lleven, los israelíes lo van a extrañar- se llama Yaser Arafat cuando se encuentra enfrente de verdaderos estadistas como el difunto Rabín o como Shimon Peres; cuando se topa contra ciegos irresponsables como Netaniahu o Sharon, contra los colonos rabiosos que prefieren una conflagración apocalíptica a la entrega de territorios que no les pertenecen, entonces el presidente Arafat vuelve a ser Abu Mazen, el enemigo mortal de hace veinte años, el "terrorista con el cual no negociaremos nunca", el palestino ultra que no aceptaba la existencia de Israel. Quede claro que para mí la responsabilidad de esa metamorfosis incumbe totalmente a Israel. Cosa digna de lamentar pero no cabe duda que los griegos, los mismos del mito de la túnica de Neso, tenían toda la razón cuando decían: "los dioses nublan la vista (o la razón) a los cuales quieren perder". La extrema derecha, buena parte de la derecha no extrema israelí mató a Rabín, el gran general victorioso y lúcido quien quiso quitar la túnica de Neso antes de que fuera demasiado tarde; las mismas derechas están detrás del provocador y profanador Sharon, el general del desastre de la guerra de Líbano (1982), quien se llevó en aquel entonces entre las patas a cristianos y palestinos (remember Sabra y Shatila). ƑCómo pudo el primer ministro Barak pensar en formar un gobierno de unión nacional con aquel carnicero irresponsable y furioso?

Israel debe quitarse la mortal túnica de los territorios palestinos antes de abrasarse sobre una pira levantada con sus propias manos.

In memoriam Leah Rabin