MIERCOLES 15 DE NOVIEMBRE DE 2000
Ť Astillero Ť
Ť Julio Hernández López Ť
Contra lo que muchos opinaban -entre ellos el autor de estas letras-, el PRI ha dado una sorprendente muestra de recuperación en Jalisco. A poco más de cinco meses del histórico fracaso electoral del 2 de julio, el partido tricolor ha presentado una cerrada pelea en una entidad estratégica y ha pillado a las autoridades panistas -gubernamentales, electorales y partidistas- en franco juego fuera de lugar (permítase a esta columna la referencia obligada cuando se habla de aquella tierra de, entre otras cosas, futbolistas y mariachis).
Dos varas: Jalisco y Tabasco
El lance priísta de este domingo pasado le ha permitido al tricolor desenterrar hachas de guerra y lanzarse al ataque contra los abusos de poder cometidos en Jalisco, olvidando los ecos de sus diatribas recientes contra los opositores que se quejaban, y lo siguen haciendo, ahora con ánimos redoblados, de los excesos cometidos desde otro gobierno: el tabasqueño. No es menor la contradicción, pues los pecados que los priístas censuran en Jalisco son notablemente menores a los cometidos en Tabasco. Pero ese no es exactamente el punto que se desea tocar aquí, sino las posibilidades reales de recuperación que puede tener un partido al que muchos han considerado en virtual agonía.
Nacido para perder
Quien era presidente municipal de Tonalá, Jorge Arana Arana, cargaba con el sambenito de ser un candidato nacido para perder. Enrique Ibarra Pedroza, que a la sombra del labastidismo pretendía conseguir esa postulación, se hizo a un lado luego de que la ola foxista pareció predestinada a hundir todo navío tricolor, al menos durante una temporada que necesariamente alcanzaría las elecciones jaliscienses. Los demás aspirantes actuaron de manera parecida.
El DHIAC y los misioneros
Y así quedó como candidato Arana Arana, con un discurso simplón, sin elaboraciones ni retórica, retando a un panismo vigorosamente instalado en el poder, con Alberto Cárdenas Jiménez como gobernador y el DHIAC como fuente rectora y surtidora de los principales cuadros de mando.
Un aparato de gobierno como el de Jalisco, con tales recursos, dirigido aplicadamente al proselitismo político, constituye una virtual aplanadora electoral, más si, como sucede, el equipo gobernante de Jalisco ha asumido su "misión" de hacerse del poder, y mantenerse en él, para así "salvar" a la sociedad de la malignidad priísta. Lo que en el adversario tricolor sería una mapachada, acá sería un servicio a la patria; lo que en un priísta sería desviación de recursos, acá sería la iluminada utilización del erario para la purificación social; lo que en otros sería grupismo, amiguismo, nepotismo, acá sería unidad familiar, corresponsabilidad social y proyecto de nación.
La cuña de Ramírez Acuña
Ciertamente, el candidato del PAN no era un factor de unidad. Por el contrario, Francisco Ramírez Acuña dividía, pues aun siendo conservador y tradicionalista, no pertenece a la rama empresarial, de extrema derecha, que ha dominado al gobierno de Cárdenas Jiménez. Pero, a la hora de cerrar filas, desde el poder se utilizó todo lo que fue posible para impedir el triunfo del PRI. Obras, servicios, fondos públicos, regalos en especie, proselitismo con cargo al erario: pero ahora no con el malvado sello priísta, sino con el celestial aroma del panismo santificado.
Hasta la duda ofende
No se pierdan de vista los vergonzosos deslices del presidente del Consejo Electoral estatal, Manuel Barceló, ahora llamado Bartlettó, a quien se le ha caído el sistema de conteo de resultados preliminares y luego se ha negado, sospechosamente, a aceptar la posibilidad de que se abran los paquetes electorales y se cuente voto por voto. Si tales circunstancias se hubieran dado en unos comicios organizados y controlados por el PRI, el grito de escándalo sería clarísimo: hubo fraude electoral. Pero en Jalisco, donde tiene el poder y organizó las elecciones a modo, el PAN se da por ofendido cuando se insinúa que una caída del sistema y una negativa a revisar paquetes den derecho a pensar en defraudaciones. Ayer mismo, la cúpula empresarial de Jalisco -propanista- se manifestó en respaldo a las autoridades electorales y exigió que se respeten los resultados que esas autoridades -propanistas- han anunciado, en los cuales Ramírez Acuña ha aparecido como precario triunfador.
El episodio de la entidad occidental ha permitido al PRI aparecer con vestidos menos manchados que los que usó en Tabasco. Además, le ha posibilitado enderezar contra el PAN y la derecha una andanada en la que han asomado inclusive algunas puntualizaciones ideológicas interesantes. No está de más recordar que en estos momentos ningún partido ha logrado posicionarse de verdad como oposición al panismo y al foxismo: no el PRI, hundido en tratar de reconstruir el escenario del naufragio que ha vivido; no el PRD, naufragante en la búsqueda de reconstruir algo, aunque fuera un esbozo nostálgico de su pasado.
Tabasco y Jalisco, dos puntales para el PRI
Faltan dos semanas para que Vicente Fox sea presidente de la República. Es el mismo lapso que falta para que los priístas queden por primera vez sin jefe político directo, único, indiscutido. Ese vacío inminente ha ido siendo llenado por los gobernadores miembros de ese partido, quienes tienen presupuesto para fines políticos y control de una parte de sus bancadas legislativas. La ambición de Roberto Madrazo de convertirse en presidente nacional del PRI sigue su curso, con probabilidades de triunfar. Las lecturas más simples sugieren que el tricolor estaría en ruinas, casi listo para la autopsia. No hay razones objetivas para prepararse a llenar un acta de levantamiento de cadáver.
En Tabasco, a las malas, el PRI se ha mantenido en pie, y habrá de verse pronto si fue correcta la estrategia perredista de retirarse de los órganos electorales locales, o si acaso permitieron tranquilamente que los integrantes de la sonora mapachera arreglaran a su conveniencia toda la papelería sobre la que habrá de emitir juicio el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, cuyo presidente, Fernando Ojesto, habrá de excusarse de conocer del asunto.
En Jalisco, siendo oposición, con todo en contra, el PRI ha estado a punto de arrebatarle el poder a un panismo crecido y soberbio y, aun cuando no lograra cambiar los resultados electorales y fuera dado por perdedor, el tricolor ha recuperado en esas tierras de occidente un valioso posicionamiento de combatividad que buena falta le hace a nivel nacional.
Zacatecas
Luis Medina, periodista y maestro universitario, es el nuevo dirigente del PRD en Zacatecas. No es extraño que reciba tal encomienda, pues ha sido un persistente activista en favor de causas progresistas, e inclusive fue candidato a senador el pasado 2 de julio. Lo llamativo de su elección es que se dio en un marco de insólita unidad en el enconado perredismo zacatecano, al grado de que fue postulado para el cargo por grupos normalmente confrontados entre sí, algunos de ellos inclusive expulsados del sol azteca. Medina suple a Pedro de León Mojarro, quien será secretario de desarrollo regional en el gobierno de Ricardo Monreal. Aun cuando la designación, como interino, durará un año y medio, Medina tendrá como principal reto los comicios estatales de julio del año entrante, cuando se elegirán presidentes municipales y diputados locales. Contra lo que se suponía con la llegada de Genaro Borrego como senador, no es el PRI el partido que va en recuperación en aquella entidad, sino el PAN.
Astillas: Margarita Guerra, actual magistrada del Supremo Tribunal de Justicia del Distrito Federal, fue considerada como posible secretaria general del gobierno que encabezará Andrés Manuel López Obrador, pero, como ya se ha dicho aquí, todo apunta a que el titular será Bernardo Bátiz. Guerra, quien fue subprocuradora con Samuel del Villar, tendrá alguna otra posición importante en el equipo del tabasqueño... Por cierto, Del Villar y Gertz no serán confirmados en sus cargos. El problema no fue, en su momento, la toma de esta decisión, sino, ahora, la búsqueda de sustitutos adecuados.
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