Lunes en la Ciencia, 13 de noviembre del 2000
šEUREKA!
Un buen pescado
Consumir grasas es saludable. Por supuesto, en la selección está la diferencia. Estamos acostumbrados a oír que el consumo excesivo de grasas, aunado a otros elementos como estilo de vida y factores hereditarios, han ocasionado que las enfermedades cardiovasculares encabecen las listas de mortalidad en países desarrollados y no desarrollados.
Sin embargo, existen alimentos cuyo tipo de grasa no sólo es benéfico para el organismo, sino que ayudan a contrarrestar los efectos de la grasa saturada, abundante en la carne y productos lácteos, que aumentan las lipoproteínas de baja densidad y que en exceso son dañinas para la salud arterial.
De acuerdo con la nutrióloga Georgina Toussaint, la carne de los peces de agua fría como macarela, salmón, atún, trucha o sardinas, entre otros, contienen ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga omega 3, que cuando se consumen dentro de una dieta equilibrada ayudan a bajar hasta 40 por ciento los niveles de triglicéridos, lo que reduce el riesgo de sufrir padecimientos coronarios.
No obstante, la dieta de la población mexicana no es precisamente equilibrada, advierte la nutrióloga, ya que nuestra alimentación se basa principalmente en fuentes altas de energía, carencia de fibra y antioxidantes como la vitamina C y E, y grandes dosis de azúcar y grasas. Contrario a esto, lo recomendable es, expone, consumir alimentos que nos proporcionen sólo la energía necesaria, incluir frutas y verduras en los tres alimentos del día, cereales (no de caja) y leguminosas.
Y aunque pareciera que en el mar puede estar la solución, el pescado no es un producto de consumo frecuente entre los mexicanos. En este sentido, la especialista subraya la importancia de crear una cultura acerca del consumo de este producto, el cual tiene el mismo beneficio, aun si es de lata.
Por tanto, un estándar recomendable de consumo puede ser el equivalente a dos latas de atún a la semana, y en lugar de medir obsesivamente los alimentos para regular la dieta, bastaría, advierte la doctora Toussaint, con levantarse de la mesa con un poco de hambre. (Mirna Servín)