LUNES 13 DE NOVIEMBRE DE 2000

Ť El africano conquistó por segunda vez consecutiva el título del orbe 


Tergat y Radcliffe dominaron el IX Mundial de Medio Maratón

Ť Adriana Fernández y David Galván abandonaron Ť Kenia y Rumania ganaron por equipos

Rosalía A. Villanueva, enviada, Veracruz, 12 de noviembre Ť El keniano Paul Tergat y la británica Paula Radcliffe se proclamaron campeones individuales del IX Mundial de Medio Maratón de Veracruz, mientras que en equipos, el triunfo fue para Kenia, en varones, y para Rumania en mujeres, pruebas que evidenciaron un fracaso más del atletismo mexicano, donde Adriana Fernández y David Galván abandonaron la competencia.

Con un tiempo de 1:03.47 horas, Tergat refrendó por segunda vez el título que ganó hace dos años en Palermo, Italia, en tanto que Radcliffe empleó un crono de 1:09.07 para ganar su primera corona.

Ambos obtuvieron un premio de 40 mil dólares, aunque el keniano se llevó más por las posiciones que lograron sus compañeros Joseph Kimani (4) y David Ruto (5), y con ello adjudicarse la prueba por equipos, ya que los tres corredores de cada país mejor clasificados otorgan puntos.

ŤŤtergatBajo un cielo cerrado y con poco viento, 58 corredoras de 25 países tomaron la salida frente al faro Carranza, en punto de las 8:00 horas, cuando la temperatura marcaba 26 grados celsius y humedad de 75 por ciento.

Una pantalla gigante frente al presidium y la zona de prensa ofrecía los pormenores de la carrera, donde la altísima británica con un par de medias blancas que se usan para la circulación se distinguía del reducido grupo de corredoras.

Entre ellas destacaban la subcampeona olímpica de maratón, la rumana Lidia Simon, la japonesa Mizuki Noguchi (submonarca de la prueba), la keniana radicada en México, Pamela Chepchumba, y su compañera Susan Chekmei, y Adriana Fernández.

La carrera de 21 kilómetros pasó por las calles del centro y bordeó parte del malecón con un público que a pie o en las tribunas acompañó con porras al pelotón que encabezó de principio a fin la británica, pero que se encendía cuando veía pasar a las mexicanas y reconocía con aplausos el valor y la fortaleza de la guatemalteca Herlinda Xol que competía descalza.

Al kilómetro siete, la mexicana Fernández (23:10) parecía que daba pelea, pero comenzó a quedarse y a perder posiciones; tres mil metros adelante, abandonó.

La imagen reflejó el rostro de una atleta derrotada que pagó caro su error de correr dos maratones consecutivos (Sydney y Nueva York) en tan corto tiempo, acumulando más de 100 kilómetros en dos meses. No se supo más de ella.

Radcliffe seguía, dio un pequeño jalón y sacó 50 metros de distancia a sus rivales camino a la victoria. Venció a Chepkemei y Simon que llegaron en ese orden a la meta.

Se informa que Chepchumba se desvaneció (lo mismo le pasó en el maratón de la Ciudad de México). Nada de peligro. La pantalla enfocaba caras con los estragos del agotamiento en las corredoras. Unas ya vomitaban, otras se doblaban de dolor en las piernas o estómago.

¿Y las otras mexicanas? Como pudieron llegaron con uniformes de chile y manteca: Margarita Tapia (1:17.34), Dulce R ŤŤradcliffe odríguez (1:19.23) y Liliana Merlo (1:19.58).

Terminaron en la posición 33, 37 y 40, y ocuparon el octavo sitio por equipos (fueron diez), con un total de 3:56.55 horas en la prueba que ganó por segunda ocasión Rumania (3:34.22), seguido de Japón (3:36.25) y Rusia (3:45.41).

Si algunas corredoras dieron el toque de belleza a la carrera, los kenianos con su líder Paul Tergat dieron una demostración de lo que es trabajar en equipo.

Alternando posiciones pero sin descuidar el frente, el cuarteto de Kenia cautivó con la marcialidad de sus brillosas y negras piernas que semejaban zancos; sólo se diferenciaban por el dorsal de su número.

No pasaba aún media hora cuando comenzaron los abandonos, entre ellos, el mexicano lesionado David Galván, y es que para ese entonces la humedad y el calor iban en aumento, lo que perjudicó a muchos, más a los mexicanos Faustino Reinoso (1:05.34), Fidencio Torres (1:07.15) y Andrés Espinosa (1:08.23).

Ellos corrieron cada quien para su santo. Finalizaron en los lugares 13, 31 y 46 y ocuparon el octavo sitio (3:21.12) entre 22 equipos.

Tergat, quien hasta se daba el lujo de voltear y daba indicaciones con la mano cuando uno de sus compañeros se rezagaba, bajaba el paso para que el equipo se integrara.

Así se la llevaron tranquilamente de paseo, en un bloque compuesto de corredores africanos, donde el español Oscar Fernández era el único blanco.

El subcampeón olímpico en 10 mil metros se enfiló directo al triunfo y por una centésima de segundo aventajó a Phaustin Baha, de Tanzania, 1:03.48, y al etíope Tesfaye Jifar (1:03.50).

Kenia se coronó campeón por equipos al totalizar 3:11.38, seguido de Etiopía, 3:14.45 y Bélgica, 3:18.35.

Mexicanas sin uniforme

"Lo importante no es el tiempo que hice, sino el estar adelante siempre con la mentalidad de ganar'' expresó el bicampeón keniano Paul Tergat, quien le dio gusto que su país se coronara en tierra mexicana porque eso le recordó el inicio y repunte internacional que hicieron sus antecesores en los Juegos Olímpicos de México 68.

Por su parte, Paula Radcliffe consideró que el hecho de ser campeona mundial no le reivindica lo que nada pudo hacer en los Juegos Olímpicos de Sydney, aunque admitió que esa competencia le sirvió de preparación para el Mundial.

El contraste estuvo con las mexicanas Liliana Merlo y Margarita Tapia, quienes atribuyeron su mala actuación porque no contaron con el uniforme adecuado, pues el que les dio la Federación Mexicana de Atletismo además de que se los entregaron hace tres días les quedaron grandes y el material no era el adecuado para este tipo de clima, por lo que prefieron competir con sus uniformes viejos "para que no nos rozaran); Dulce Rodríguez corrió con el que le dieron en Sydney.

Añadieron que no tuvieron el suficiente tiempo para prepararse y foguearse porque no contaron con el apoyo adecuado y que la selectiva de Guadalajara estuvo mal planificada, pero que no les sorprende cómo quedaron, ya que es normal "porque así se trabaja en México'', dijo Liliana.