LUNES 13 DE NOVIEMBRE DE 2000

Ť Jornada del sábado 


Los Cadillacs prendieron el ánimo cachondo

Juan José Olivares Ť Magia es la palabra más acertada para calificar al cierre, la tarde-noche del sábado, del primer día del festival Vive Latino.

cadillacs-concierto-2-jpgY es que Los Fabulosos Cadillacs, grupo que cerró con sencillo y carismático broche de oro argentino, mostró una vez más que es el consentido de los jóvenes mexicanos. Los roqueros de la pampa emanciparon los cachondos ánimos de relajo, representados en la guerrita de pedazos de plástico que, como se comentó en la nota principal de ayer de esta sección, fue una especie de tapete que los organizadores habían colocado, pero que toda la banda arrancó para romperlo.

Luego de sentir que "no había pedo" por lanzar esos objetos, o sea que no había "tira que reprimiera", algunos muchachos se dedicaron a lanzar esa pedacería hacia la gente desde que tocó Dover. Después se calmaron un poco, pero con SKA-P ?que por cierto cómo hizo rebotar a los skatos? volvió el rejuego. Nomás se veía como volaban los fragmentos. Y qué decir de cuando apareció Molotov que, con su irreverencia y poder, convocó al estruendo, al brinco loco, al total desmadre y a la continuación de las hostilidades. Aparte de que los molo saben armarla y sus fans se los agradecieron, ya que fue un pretexto para una catarsis general.

Mientras la lluvia de plástico continuaba, Molotov gritaba ¡puto, puto, puto Ricky Martin, puto su papá!, y el poder de su hip hop, convocaba a una muchedumbre que puso hasta el límite el foro. La verdad es que los peladotes de Molotov se establecieron como los favorito de los chicos rudos.

Por el otro escenario, La Castañeda dio sus últimas pataditas con una muy buena presentación, dedicada y profesional, nada más para recordar que aún mueven a la masa. No se diga Los Auténticos Decadentes, que de decadentes no tienen nada, ya que su clase convenció a los miles de morros, que atentos corearon todas sus rolas.

Aunque el éxtasis vino con Los Fabulosos Cadillacs, que desde el primer trombonazo acumuló las miles de luciérnagas dispersas por todo el inmueble. Además, Vicentico y su grupo botaron a la mala onda representada por esas mencionadas agresiones (de los plásticos) con unas canciones que ya son clásicas y que no tienen generación; las cantaron desde treintañeros, hasta los adolescentes. Además, fue el único grupo que interpretó cuatro rolas más a solicitud de una enardecida y conmovida banda. Que viva el rock.