Ť De "divinas gordas" a ejecutantes espigados
En 450 imágenes, viaje por la historia de la danza mexicana
Ť Maya Ramos: quisimos lograr una narrativa sin palabras
Arturo García Hernández Ť ¿En el principio fue el verbo? No. Fue la danza.
Antes de que la palabra llegara al hombre, bailar fue el medio que usó para recrear e interpretar su entorno, para exorcizar sus temores, para celebrar y agradecer sus venturas. Así ha sido en todas las civilizaciones y las que habitaban lo que hoy es México no fueron la excepción. El testimonio dancístico más antiguo que se conoce en estas tierras es una figurilla olmeca que data del año 1500 antes de Cristo. Una fotografía de ella forma parte de la Expo-Danza 2000. De los códices prehispánicos al posmodernismo, que este miércoles se abre en el vestíbulo y la biblioteca de la Escuela Superior de Música.
A través de más de 450 imágenes, la muestra hace un recorrido por los antecedentes y la historia de la danza mexicana. Instantes, fracciones eternizadas de tiempo y movimiento, salvadas de la fugacidad.
Curada por Maya Ramos Smith, directora del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de la Danza José Limón (Cenidid), la exposición se divide en tres etapas: prehispánica, colonial y siglos XIX y XX, que a su vez se desglosan en temas como baile y diversiones populares, bailes de salón, danza teatral, teatro musical, ballet, la danza en el cine, danza contemporánea y una sección alusiva a la enseñanza dancística.
Quisimos lograr, explica Maya Ramos, "una especie de narrativa sin palabras, sólo con imágenes, de cómo se bailó y se ha bailado aquí desde siempre. Hay algo muy gozoso en el hecho de ver las transformaciones de los cuerpos y los movimientos en el tiempo, a través de un largo periodo histórico y al mismo tiempo observar el desarrollo de las técnicas y los cambios en los ideales estéticos. Vamos a ver desde unas divinas bailarinas gordas de fines de siglo XIX y principios del XX, hasta los espigados bailarines contemporáneos".
La exposición constituye un documento, pero también es un recorrido lúdico e interesante para el expectador no especializado. Toda las imágenes son fotografías o reproducciones fotográficas de esculturas, códices, grabados, dibujos, pinturas, etcétera.
La muestra tiene como antecedente y punto de partida la realizada en abril de 1999, Pasos en la historia (La danza escénica mexicana del siglo XX), curada por la crítica Patricia Cardona. Ramos la enriqueció con material de los archivos iconográficos que ha organizado durante muchos años, principalmente sobre periodos como la Conquista y la Revolución.
"Traje material del Congreso de Washington, de la Opera de París, del Museo del Teatro de Barcelona, además de mi fondo que estoy donando al Cenidid."
También contó con el apoyo de Tulio de la Rosa, Josefina Lavalle y Nellie Happe, ex bailarines, ex coreógrafos y ahora investigadores, quienes "ayudaron mucho trayendo material nuevo, zambuyéndose en la fototeca".
Lo más difícil de todo fue la selección: "Era muy doloroso cada que descartaba una foto. Lo que sí traté es que estuvieran representados los momentos más importantes, pero cada tema podía dar para una exposición por sí mismo".
Entre las imágenes que conforman la muestra, Maya Ramos destaca un conjunto de figuras teotihuacanas bailando, una de Rossana Filomarino "de una fuerza extraordinaria" (tomada por Christa Cowrie), un grabado de Julio Ruela, la representación de una boda, durante la Colonia, de indios nobles, donde aparece una bailarín cual si fuera protagonista de una comedia del arte.
El conjunto, en resumen, ejemplifica "el enorme talento que hay y seguirá habiendo en México", la cantidad de manifestaciones que tienen una historia y una tradición "no surgieron por generación espontánea".
(La muestra Expo-Danza 2000. De los códices prehispánicos al posmodernismo se inaugura el miércoles a las 19:30 horas en las instalaciones de la Escuela Superior de Música, en el Centro Nacional de las Artes.)