LUNES 13 DE NOVIEMBRE DE 2000

Ť Nicaragua mostró nuevas formas de hacer política


Pérez Gay: la izquierda aún tiene un trecho por delante

Ť En Tu nombre en el silencio habla del legado de Ida Pavelling

Ť Ella decía que no hay vida sin olvido; tampoco sin recuerdos

Pablo Espinosa /II y última Ť En su novela Tu nombre en el silencio (Cal y Arena), José María Pérez Gay hace fluir ríos de conocimiento filosófico, humanístico, histórico, futbolístico, un torrente impetuoso de ideas, pasiones, luchas, denuedos. Por igual se escucha el rumor de los toletes de policías y militares chocando contra los cuerpos jóvenes y bellos de estudiantes, que resuena desde estas páginas la poesía de Paul Celan y Rainer Maria Rilke. Por igual la memoria a media asta que la esperanza a todo velamen. La derrota del proyecto socialista, pero no del porvenir.

En entrevista, José María Pérez Gay reflexiona acerca de algunos de los goznes que articulan este amplio sistema de vasos comunicantes que circulan entre 600 páginas de intensidad profunda, calcinante.

--ƑPor qué decidiste congelar la imagen, es decir, dejar suspenso el relato, en Nicaragua?

--Porque me parece que la revolución sandinista fue una última y muy legítima esperanza. Porque hice un viaje a Nicaragua y tuve un encuentro allí con amigos de épocas atrás y me parecía que asistía a la vertiginosa conclusión de los sueños de la juventud. Cuando uno se da cuenta de que lo que los comandantes sandinistas llamaban socialismo en Nicaragua era el mundo de la miseria y de la regimentación terminaba uno por preguntarse: Ƒy fue todo esto lo que aprendimos?

"Las revoluciones en los países, perdón, jodidos, no tenían otra cosa más que acumular riqueza y distribuirla entre esas masas campesinas tan pobres. Y la soberbia de la teoría alemana, francesa o la misma soviética no hacía sino ideologizar, transfigurar la realidad y de ese modo falsearla. Nicaragua es un punto y un límite final a muchos sueños pero también el nacimiento de un modo nuevo de hacer política. Después de Nicaragua muchos se percataron de que la palabra revolución había sido demasiado cargada de cosas que fueron dejando de existir al cabo de los años: el sueño de un proletariado universal, de una clase campesina como sujeto revolucionario, la misma noción del sujeto revolucionario en la historia.

"Los latinoamericanos en el movimiento estudiantil de Berlín fuimos extranjeros, pero no nos dimos cuenta de que los extranjeros eran también los alemanes occidentales. perez-gay-jose-maria-3-jpg Ellos peleaban, criticaban, rechazaban el socialismo autoritario estalinista encarnado en la República Democrática Alemana, pero por otro lado rechazaban el proyecto socialdemócrata capitalista de Willy Brandt y ese estar en medio era ser extranjero, no estar en ningún lado, porque mientras Marcuse hablaba de una utopía que nunca definió y como uno de sus ideólogos nunca pudo centrarse en un proyecto político que tuviera realidad, Dutschke termina sus días, antes de morir, convirtiéndose, casi, en un diputado federal de los Verdes, y estamos hablando del más radical de los personajes. Las críticas no faltaron. Ya el momento en que ve en los Verdes la recuperación del proyecto marxista de la naturaleza, la salvación ecológica del mundo, era tan grueso como lo otro, pero tenía más visos de realidad en una cámara de diputados y esa era la lucha política directa, eso fue un síntoma de que después de Nicaragua hay modos de hacer política y creo que la izquierda todavía tiene un trecho por delante, hay que imaginar cómo hacer la política y en México eso está a la orden del día."

"Los alemanes piensan lo que los franceses hacen"

--ƑTe inclinaste, para el tono y funciones de tu novela, por una experiencia personal, o por exponer una tesis?

--Por una experiencia personal. Las modas intelectuales imponen condiciones y sobre todo si se refieren a la desigualdad, a la injusticia y a algo que no hay que olvidar: para aquellos que vivimos la guerra de Vietnam en Alemania, de 1965 a 1972, fue algo como la guerra civil española para la izquierda en esa época, tuvo el mismo significado para muchos miembros de las izquierdas latinoamericanas y europeas, porque en Vietnam la Federación Socialista de Estudiantes de Alemania sí vio el momento en que había que jugársela pero en función de su pasado. Ellos criticaron y se opusieron a la guerra de Vietnam en la medida en que criticaban y se oponían al pasado de sus padres. Eso los llevó a teorías mucho más descabelladas, por ejemplo, la de que existe un autoritarismo absoluto y universal que cruza desde la guerra civil española hasta la de Vietnam y en la que no hacían distinciones entre estalinismo y capitalismo, el colonialismo inglés, sino todo se les convertía en el establishment, como se le decía en aquel momento, universal, al cual había que oponerse.

"Pero entre ese mar de oposición y resistencia casi irracional, había momentos críticos muy importantes, que los franceses vinieron a recuperar después. Los movimientos estudiantiles del 68 y por lo menos los de Francia y Alemania lo demuestran, que los alemanes piensan lo que los franceses hacen y esto es desde la Revolución Francesa. Así, los estudiantes alemanes del 65 comenzaron a imaginar modos de resistencia, microrrebeliones, happenings, que venían sin duda de Berkeley, de Estados Unidos, que llegaron a devenir mundo, a realizarse, en mayo del 69 francés, pero con mucha más libertad, porque los franceses son mucho más libres que los alemanes. Pero esta soledad alemana, esa especie de disciplina luterana, de teólogos revolucionarios, no podía dar más, ellos acababan de salir de una guerra.

"Para regresar al poema de Celan: pon tu bandera a media asta, había también un trabajo de duelo, en el sentido más freudiano de la palabra. Los compañeros alemanes seguían el duelo de la guerra, el duelo que sus padres no se habían atrevido a ejercer. Los latinoamericanos que aparecen en la novela no tenían ese duelo."

--Hay un personaje maravilloso en la novela Tu nombre en el silencio, y es la señora Ida Pavelling. ƑSu cruda objetividad no sería una respuesta al pesimismo?

--Ella siempre decía que el perdón no es sino una versión moral del olvido y ella decía, como lo dicen varios filósofos, que no hay vida sin olvido, así como no hay vida sin recuerdos. Ese el legado de Ida Pavelling en la novela y lo que la Ida Pavelling de la realidad me legó, otra cosa es que yo la hubiera inventado y en ese caso la hubiera inventado de diverso modo. Es difícil pensar pero no es imposible en una mujer alemana nacida en 1908 que por el hecho de haberse enamorado de un judío, ese hecho, el enamoramiento, la lleva más tarde a la muerte.