LUNES 13 DE NOVIEMBRE DE 2000
Ť Desempleo, entre las causas: investigadores
Aumentó a 72 millones la cifra de pobres durante este sexenio
Ť El Progresa funcionó como legitimador del Estado, pero no como programa de lucha contra el problema, asevera Víctor Manuel Soria
Víctor Ballinas Ť El gobierno de Ernesto Zedillo la pobreza continuó su ritmo creciente debido al aumento del desempleo y subempleo, así como por la dramática caída de los salarios reales. De los 59 millones de pobres en 1994, se pasó a 70.9 millones en 1999, y se estima que este año suman ya 72 millones de mexicanos que viven en esa situación.
El investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), del área de Economía Política en el campus Iztapalapa, Víctor Manuel Soria, resalta lo anterior en el libro El último gobierno del PRI, balance del sexenio zedillista, en el cual se analiza el gobierno saliente en los aspectos, político, económico y social.
En el capítulo "Desigualdad y empobrecimiento en la administración zedillista", el investigador precisa que aun y cuando la economía se recuperó a partir de 1997, después de dos años de crisis, 95-96, el rezago en el empleo formal y el incremento en los empleos precarios, sumado a la pérdida en los salarios reales, además de otros factores, ocasionaron que el total de pobres pasara de 65.2 millones en 1996, a 70.9 millones en 1999.
Julio Boltvinik, investigador de El Colegio de México y asesor del equipo de transición del presidente electo, Vicente Fox, señala que la pobreza en el país se ha incrementado desde 1984 a la fecha de manera acelerada, por lo que en el país hay 72 millones en esa situación.
Genaro Aguilar, subdirector de investigación del Centro de Investigaciones Económicas, Administrativas y Sociales del Instituto Politécnico Nacional(IPN), en su libro Desigualdad y pobreza en México Ƒson inevitables?, asegura que la población de escasos recursos ha crecido en los últimos sexenios, y suma 72 millones.
Gran pasividad presidencial
Soria subraya en su investigación que en este gobierno "se profundizó la política neoliberal heredada de Carlos Salinas de Gortari, por lo que el resultado lógico ha sido el creciente empobrecimiento de los trabajadores, junto con la afluencia en aumento de la clase capitalista".
Entre lo más relevante que explica el empobrecimiento de los trabajadores, explica Soria, sobresale que entre 1994 y 1996 los micronegocios manufactureros disminuyeron en 69 mil unidades, al pasar de 485 mil a 416 mil, de acuerdo con información del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) y la Secretaría de Trabajo y Previsión Social (STPS). Entre 1998 y 1999 desaparecieron 27 mil micro y pequeñas empresas, sumándose al desempleo 2.1 millones de trabajadores.
Más: entre 1994 y mediados de 1999 la población en edad de laborar creció 6.7 millones, pero sólo se crearon 2.9 millones de empleos, de los que 60 por ciento es eventual o temporal. De los 38 millones de trabajadores que integran la PEA, sólo 15 millones están inscritos en el IMSS y el ISSSTE, el resto se encuentra en el sector informal y 1.5 millones son desempleados.
En la 87 asamblea del IMSS, efectuada el 30 de octubre de este año, su director general, Mario Luis Fuentes, señaló que al 15 de octubre los trabajadores asegurados eran 15 millones, quienes con sus familias suman 46 millones de personas.
En el estudio se apunta que, de acuerdo con la Encuesta Ingreso-Gasto de los Hogares 1996, publicada hasta 1998 por el INEGI, 58.2 por ciento de los hogares obtenían entre 0 y 2 salarios mínimos. "Esto indica que los hogares hasta con dos salarios mínimos, que alcanzan casi a 60 por ciento de la población, constituyen el contingente de pobres extremos.
En tanto, el gasto programable en desarrollo social per cápita disminuyó en los primeros tres años del gobierno zedillista, y en ninguno de los tres últimos ha recuperado el nivel que tenía en 1994.
Durante los 30 primeros meses del gobierno "quedaron de lado los 10 compromisos de Zedillo para el bienestar familiar, presentados en junio de 1994, en el marco de la campaña electoral, asevera el investigador.
Explica que el Presidente mostró una gran pasividad en sus programas contra la pobreza, como el estancamiento presupuestal y la desorganización institucional. "En febrero de 1995, se dio a conocer el Programa de Alimentación y Nutrición familiar (PANF), que prácticamente se quedó en el papel. En julio de 1995, se anunció el Programa Alianza para el Bienestar, sin embargo su aplicación fue lenta, indecisa y caótica, además de una corta vigencia.
"Nuevamente ese programa fue cancelado, y a principios de 1996 se lanzó el Programa Alimentación, Salud y Educación (PASE), pero tampoco despegó debido a la imposición en el gabinete social de la línea más ortodoxa, impulsada por el subsecretario de Egresos de la Secretaría de Hacienda, Santiago Levy. En octubre de 1996 otro programa lo sustituyó, la Alianza para el Crecimiento (PAC), con la participación del gobierno federal, el Banco de México y las asociaciones empresariales.
"Este programa se proponía continuar con ciertos lineamientos del PASE para atender en 1997 a 400 mil familias en pobreza extrema, meta muy por debajo de los dos millones de familias rurales anunciadas en la Alianza para el Bienestar, pero tampoco sobrevivió, ya que en agosto de 1997, Zedillo presentó el que sería su programa definitivo para el combate a la pobreza, Programa para la Educación, la Salud y Alimentación (Progresa), cuyo presupuesto se toma de las secretarías de Desarrollo Social, Educación y Salud", asevera el investigador.
Tardíamente, asegura Soria, dentro del Plan Nacional de Desarrollo 1995-2000, a la política social se le fijó como objetivo "propiciar la igualdad de oportunidades y de condiciones que aseguren a la población el disfrute de los derechos individuales y sociales, elevar los niveles de bienestar y la calidad de vida, y de manera prioritaria, disminuir la pobreza y la exclusión social".
En este marco, el Progresa es un programa del Ejecutivo, cuyos recursos son considerados como un subsidio federal, y es un programa focalizado que se propone "asegurar que sus beneficios lleguen a los más pobres". La focalización, según los instrumentadores del programa, es un medio para alcanzar la adecuada concordancia entre las acciones del programa y la identificación de las familias potencialmente beneficiarias, para hacer eficientes los esfuerzos y recursos que se aplican.
Así, la Sedeso señala en sus reglas de operación de 1999, que "la focalización pretende no sólo la eficiencia, sino que se traduce en un principio de equidad, por lo que es imprescindible que beneficie a quien más lo necesite, y para ello es primordial no destinar fondos a quienes reciben otros apoyos o no se encuentran en una situación apremiante. La focalización busca que no se dupliquen los beneficios del programa".
Sin embargo, precisa el estudio de Soria, la focalización seguida por los gobiernos neoliberales tiene que ver con la convicción de que el actual modelo de crecimiento económico propiciará las condiciones necesarias para el desarrollo social y la consiguiente disminución de la pobreza. "Esta focalización se ha dado en un continuo retroceso en programas sociales destinados a la población urbana en condiciones de pobreza moderada.
"En los últimos tres años programas de vivienda de Fonhapo, IMSS, ISSSTE, Sedeso, Liconsa y Diconsa, entre otros, han disminuido sus beneficiarios y sus presupuestos. Uno de los resultados predecibles es que los pobres moderados y los urbanos en poco tiempo pasen a formar parte de la pobreza extrema", advierte el investigador.
Durante los primeros tres años del gobierno de Zedillo el gasto programable en desarrollo social bajó significativamente: tomando como base 1994, con 399 mil 374 millones de pesos; para 1995 dicho gasto disminuyó 12 por ciento: 346 mil 354 millones; en 1996 se redujo 11.4 por ciento: 359 mil 89 millones, y en 1997 descendió 3.5 por ciento: 396 mil 918 millones de pesos.
Para 1998 dicho gasto creció 6.5 por ciento en términos reales, respecto de 1994: 444 mil 572 millones 300 mil pesos. Por primera vez en esta administración se superó lo ejercido en el último año de Carlos Salinas. Y para el 2000 se estima que su crecimiento será apenas 14.3 por ciento, a pesar de lo que pregona la retórica oficial, de acuerdo con un análisis de los presupuestos anuales de Desarrollo Social.
El gasto total per cápita en desarrollo social, precisa Soria, muestra un decremento a lo largo del sexenio, por lo que la pobreza ha seguido en aumento. "Dividiendo dicho gasto entre el número total de pobres -y no sólo entre la población atendida- y ajustando los recursos para desarrollo social a precios de 1994, año con el que se hace la comparación, se puede apreciar la tendencia verdadera. En 1994 el total de pobres era de 59 millones; para 1999 ascendía a 70.9 millones, por lo que el gasto per cápita bajó de 2 mil 180 pesos en 1994, a mil 787 pesos en 1996. Empezó a subir este gasto en 1997, hasta alcanzar 2 mil 52 pesos en 1999, y se estima que para 2000, el gasto por persona en desarrollo social será de 2 mil 133 pesos, con lo que se ve que todavía no ha recuperado el nivel de 1994".
Por lo que hace al gasto federal en programas de combate a la pobreza, en el libro citado se resalta que se redujo entre 1995 y 1997, y subió en 1998 y 1999. "En términos reales, el gasto total de combate a la pobreza subió 23.5 por ciento, sin embargo, el gasto per cápita aumentó en una proporción menor, 10.8 por ciento.
En la administración saliente el gasto de combate a la pobreza por cada pobre extremo bajó de 314 pesos en 1995 a 294 pesos en 1997, subió a 316 pesos en 1998, y a 348 en 1999.
El Progresa, asevera el investigador, adoptó la estrategia de focalización en virtud del exiguo presupuesto que se le asigna, de modo que su función es más bien de legitimación del Estado y no la de un verdadero programa de lucha contra la pobreza.
Los 10 puntos de Zedillo para el bienestar familiar
Estos son los "diez compromisos del presidente Zedillo para el bienestar familiar", presentados en el foro nacional de Combate a la Pobreza, en junio de 1994.
1. Todas las familias de escasos recursos tendrán acceso a una canasta básica de salud que cubra sus necesidades más apremiantes. 2. Nutrición para la población vulnerable a través de una canasta alimentaria y un amplio programa de desayunos escolares. 3. Impulsar la vivienda y sus servicios básicos por medio de la autoconstrucción y el crédito a la palabra, a fin de que en 1995 se puedan mejorar 300 mil viviendas. 4. Entre 1995 y 2000 se otorgarán al menos un millón y medio de becas educativas a los niños de las comunidades pobres. 5. Desarrollo rural enfocado a aumentar la productividad de la tierra y del trabajo a través de Procampo, y en obras de pequeña y mediana irrigación, drenaje, nivelación de suelos, caminos rurales, transportes, almacenamiento y control de la erosión. 6. La estrategia para un desarrollo regional tiene tres vertientes: la inversión en infraestructura, la promoción de proyectos en regiones prioritarias y la organización de la administración pública para que en el marco del nuevo federalismo se transfieran a los estados y municipios mayores atribuciones, recursos y poder de decisión. 7. Combate a la pobreza y ecología mediante un programa de apoyo a los propietarios de los bosques y selvas para que los protejan, conserven y restauren; asimismo se regularizará la tenencia de la tierra en zonas críticas. 8. Acceso a la impartición de justicia, aumentando el número de juzgados, la ampliación de los servicios gratuitos de defensoría jurídica, la agilización de procesos y la conciliación entre las partes, así como la modernización de los órganos jurisdiccionales. 9. Financiamiento popular. Se acercarán mecanismos e instituciones formales de crédito a las zonas marginadas. 10. Crecimiento del empleo y generación de recursos para atender las carencias más apremiantes de las familias y comunidades de menor ingreso.