LUNES 13 DE NOVIEMBRE DE 2000
Ť CIUDAD PERDIDA
Ť Miguel Angel Velázquez Ť
Ť Empezó el cobro de facturas a Fox
Ť La cabeza de Del Villar, un abono
Es sabido, y por ello cada vez más comentado, que en la reunión Andrés Manuel López Obrador-Vicente Fox las cosas no fueron miel sobre hojuelas. El panista vetó a Samuel del Villar y el perredista defendió con argumentos claros y con pruebas su trabajo. Ninguno quedó convencido y en el panorama existe la idea de que López Obrador lo impondrá y Fox lo vetará.
Hasta ahí las cosas parecían normales: puntos de vista encontrados, estrategias de gobierno diferentes, pero nada más. Sin embargo, ahora una especie nueva inquieta a panistas y perredistas.
Se dice que Fox tal vez no sea tan contrario a la permanencia de Del Villar en la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal, pero alguien llegó a las puertas de las oficinas del guanajuatense para cobrar una factura alta e impostergable.
Hasta hace algunos días, a la vista del conflicto por el hombre de la procuraduría se especulaba, se preguntaba quién sería el triunfador en estas vencidas, y se decía que si López Obrador aceptaba la intromisión de Fox nunca se lo quitaría de encima.
Por el lado foxista las cosas no eran tan diferentes. Aceptar al candidato del jefe de Gobierno sería tanto como mostrar debilidad. Así iban las cosas hasta que alguien descubrió de dónde venía la animadversión del panista.
El descubrimiento fue traumático para muchos, explicable para otros, pero muy peligroso para todos según el análisis de los azules. Fox no está convencido, dicen, pero las presiones de un grupo empeñado en vengarse del actual procurador parece obligarlo a tomar decisiones que pudieran ser erradas.
Hay mano negra en el asunto, advierten hasta en el PRI, donde Del Villar tampoco es bien visto. Y es que los viejos priístas están alerta sobre lo que sucederá en este asunto para sacar el provecho necesario.
De cualquier manera, en corto hay quienes platican la historia y aseguran que se trata nada más de la voluntad, o la mala voluntad, de un empresario de los medios masivos de comunicación hacia el procurador.
El empresario jugó sus cartas por Fox en las elecciones pasadas, pero no fue una postura ideológica y ni siquiera cuestión de simpatías, era asunto de ganancias y pérdidas, nada más. Durante la campaña política del guanajuatense los medios al servicio de este empresario se dieron a la lucha de hacer valer cada uno de los momentos políticos de Fox en los noticiarios y todos los espacios donde era posible. Mientras, como en cualquier transacción, se le cargaban cifras a la factura.
El trabajo se realizó y no importa si bien o mal, pero la factura está lista y el cobro es la cabeza de Del Villar, o cuando menos el primer abono, porque si todo esto es real, Fox nunca dejará de pagar esto que en términos políticos se llama factura, pero en el hablar cotidiano quiere decir chantaje.
Y se asegura que entre presiones y chantajes Fox no ha podido cumplir con otra de sus promesas: hacer del conocimiento público su gabinete. Por lo pronto, en la Secretaría de Educación se menciona como "amarrado" al rector de la Universidad Autónoma de Nuevo León, el señor Reyes Tamez Guerra, de quien no se sabe mucho en el terreno académico, pero que es nacido en Nuevo León, como lo es Rafael Rangel Sostmann, quien ya no figura en la lista de los posibles, pero se advierte que la decisión podría tener como base una cuota a favor de aquella entidad.
De cualquier forma, Fox debería sacar las manos del DF porque, entre otras cosas, será aquí donde demuestre el cambio que ha prometido a diestra y siniestra. Será en la capital de la República donde con más claridad se observen la tan anunciada vocación democrática y la fuerza política para no ser coaccionado por quienes pretender hacer del chantaje una herramienta de gobierno.
Por lo pronto, Andrés Manuel López Obrador tiene sobre sí las miradas de todos. El sigilo con el que ha llevado su trabajo de selección para encontrar a los miembros de su equipo de trabajo hace pensar en dos cosas: de un lado pareciera que existe temor a la crítica constante y facilona, y del otro la desconfianza de no tener seguridad absoluta en las decisiones tomadas.
Entonces hay quienes dicen que ya se sabe quiénes no tendrán lugar en el nuevo gabinete, pero parece que hay muy pocos seguros. De cualquier forma, la baja más sensible será la de Clara Jusidman. La hasta ahora secretaria de Desarrollo Social del Gobierno del DF ya empezó a hacer maletas y tiene en la mira una oferta de Fox para hacerse cargo de la Sedeso, es decir estaría en la misma tarea pero a nivel nacional.
Para el equipo de Fox, la adquisición de la señora Jusidman resultaría un éxito porque, entre otras cosas, resolvería el problema de insertar mujeres en el gabinete y también dejaría una responsabilidad grande y pesada a una perredista.
Aunque ya hay quienes hacen a la actual funcionaria del GDF en las filas del gobierno entrante, hay otros empeñados en advertir que doña Clara se negará a trabajar con los azules porque las maneras de enfocar los problemas del desarrollo social en el país son diametralmente opuestas.
En fin, sea como sea que se resuelva el asunto, la salida de Clara Jusidman se considera, por el momento, una pifia del tabasqueño jefe de Gobierno electo. Y ya que estamos en el saco de las acciones a las que se califica como errores, déjenme platicarles que en Prensa del gobierno de la capital se ha colado el nombre de Ana Lilia Cepeda, una mujer con bastante trabajo dentro de los organismos no gubernamentales y ligada desde hace algún tiempo a la familia Echeverría.
Ninguno de estos méritos, si así se les puede llamar, empaña su quehacer en esto de los derechos humanos, lo malo es que Andrés Manuel López Obrador la quiere nada más ni nada menos que para su área de prensa. ƑSerá?