LUNES 13 DE NOVIEMBRE DE 2000
Ť Las administradoras buscan que los recursos se inviertan en la bolsa
El sistema de pensiones, en manos de inversionistas extranjeros
Ť Nadie define qué significa la promesa de una pensión digna para los trabajadores del país
Ť Las Afore tienen un adecuado desempeño y sólida situación financiera, según analistas
Antonio Castellanos /I Ť Al igual que la banca comercial, al término del sexenio del presidente Ernesto Zedillo el sistema de pensiones quedará controlado en más de 70 por ciento por el capital extranjero. De manera paulatina, los inversionistas mexicanos han sido desplazados de los sistemas de pagos y de pensiones, y las administradoras ahora buscan que el ahorro de los trabajadores --más de 362 mil millones de pesos, equivalentes a 6.8 por ciento del producto--, se invierta en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV).
De acuerdo con indicadores oficiales de la Secretaría de Hacienda, la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) y la Asociación de Banqueros, de las 18 instituciones privatizadas en 1991, sólo Banamex, Bancomer, Bital y Banorte sobreviven. Sin embargo, de acuerdo con estimaciones de consultoras y analistas privados y del Poder Legislativo, requieren alrededor de 7 mil millones de dólares para sanearse, lo que equivale a 85 por ciento del presupuesto para la educación de este año.
Al iniciarse el nuevo sistema de pensiones el primero de julio de 1997 se autorizaron 17 empresas para funcionar como Administradoras de Fondos para el Retiro (Afore). El desempeño de éstas ha sido adecuado y observan una situación financiera sólida. Su futuro es fuerte, al grado que la inversión extranjera se ha colocado de manera importante en sólo tres años de operación, pero nadie sabe cuál será el de los trabajadores, quienes sólo tienen la promesa de una ''pensión digna''.
De acuerdo con las proyecciones de los investigadores, en el curso de los próximos tres años podrían afiliarse un total de 30 millones de trabajadores. De todo eso han indagado analistas y autoridades, pero todavía no existe un historial suficiente que permita señalar a cuánto ascenderá una pensión ''digna''. La única que está definida es la de un salario mínimo que otorga el Seguro Social, de acuerdo con el anterior sistema.
Vejez digna
La Ley del Seguro Social prevé pensiones para garantizar al trabajador una ''vejez digna'' mediante la adquisición de una renta vitalicia y un seguro de sobrevivencia con una aseguradora, o por medio de una contratación de un retiro programado con una Afore.
Antes de lo anterior, para pensionarse el trabajador deberá presentar directamente ante el Seguro Social una solicitud para que éste emita una resolución sobre la procedencia del retiro; cuando le entreguen ese documento, entonces lo deberá comunicar a su Afore y que ésta continúe el proceso. Al final deberá contratar a una aseguradora, pero por ahora no se sabe qué pensión le corresponderá a los trabajadores.
Actualmente operan 13 Afore y otras tantas Sociedades de Inversión Especializada en Fondos para el Retiro (Siefore). Una administradora tiene capital 100 por ciento nacional; cuatro filiales son de capital 100 por ciento extranjero. El resultado es que al cierre del tercer trimestre del presente año, del capital total en el sistema de pensiones más de 70 por ciento, calculan analistas privados, es foráneo y menos de 30 por ciento nacional.
Los últimos datos avalados por el presidente de la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro (Consar), Guillermo Prieto Treviño, al cierre de septiembre, señalan que los activos totales de las administradoras ascendieron a 12 mil 433.2 millones de pesos, incluidos los gastos preoperativos. Los pasivos alcanzaron mil 728 millones de pesos.
Destacan los indicadores de la Consar que el registro de trabajadores a partir de febrero de 1997 ha evolucionado de manera positiva. Hasta ahora se han afiliado un total de 17 millones 193 mil 889 trabajadores, lo cual representa 81.2 por ciento del mercado potencial que para este año es de 21 millones 172 mil 442 trabajadores.
Poder adquisitivo
La Ley de los Sistemas de Ahorro para el retiro permite a cada administradora manejar una o más Siefore, pero al menos una de ellas deberá invertir primordialmente en aquellos mecanismos que preserven el poder adquisitivo del ahorro de los trabajadores. Esta Siefore es la que se encuentra en operación.
Entre las restricciones para la inversión de los recursos destacan las siguientes: el 51 por ciento del valor del fondo debe estar invertido en instrumentos udizados o indexados al Indice Nacional de Precios al Consumidor; al menos 65 por ciento de los recursos deben dirigirse a papeles o títulos gubernamentales, pudiéndose canalizar hasta 35 por ciento de la cartera a instrumentos privados que deben contar con las mejores calificaciones crediticias otorgadas por dos instituciones especializadas.
Además, sólo podrá invertirse 5 por ciento del fondo en aquellas empresas que tengan nexos patrimoniales o de control administrativo con la administradora. También existen límites por plazos de vencimiento de los títulos y para un emisor o emisión.
Al cierre de septiembre del 2000 las carteras de las Siefore llegaron a 149 mil 332.8 millones de pesos, de los cuales 3 mil 955.7 millones correspondieron al capital de las Afore invertido en las Siefore, según lo establecido en la legislación correspondiente. El valor de estas carteras representa cerca de 25 por ciento de los instrumentos financieros de largo plazo y 6.5 por ciento del ahorro financiero del país.
De este total, más de 90 por ciento está invertido en valores gubernamentales, en tanto que los títulos privados representan apenas 5 por ciento; los bancarios 2.2 por ciento y el resto está invertido en reportos.
Los indicadores oficiales señalan que el rendimiento promedio acumulado desde el inicio del sistema al cierre de septiembre del 2000, fue de 29.82 por ciento nominal, y de 19.46 por ciento para los últimos 12 meses. De esta forma, la rentabilidad promedio real, por encima de la inflación, se ubicó en 9.86 por ciento. Esto representa un rendimiento superior a cualquier otra forma de ahorro popular.