LUNES 13 DE NOVIEMBRE DE 2000

Ť Llama en Catedral a resistir ante el divorcio


Rivera ya aclaró diferencias con el gobierno capitalino

Ť Se niega a emitir juicio acerca de la Presidencia de Zedillo

Ť Imposible que Fox dé privilegios, pues aún no gobierna, dice

José Antonio Román Ť En la celebración del jubileo de las familias, el cardenal Norberto Rivera Carrera llamó a los mexicanos a no rendirse ante la "cascada de matrimonios que se rompen", las legislaciones que disminuyen los derechos de los no nacidos, del materialismo y de la sexualidad sin ningún principio.

En su acostumbrada misa dominical, el también arzobispo primado de México exhortó también a las familias a no ceder a la presión social que trastoca los valores del matrimonio y destruye la unidad de la familia. Advirtió que la posición cristiana no es la del conformismo ante las falacias y los falsos modelos sociales que pretenden imponer autoridades y organizaciones civiles.

Rivera Carrera, en entrevista posterior, anunció que las diferencias con las autoridades capitalinas han quedado "aclaradas", luego de una conversación telefónica que el pasado sábado sostuvo con la jefa del Gobierno, Rosario Robles.

Y es que el pasado jueves se hizo pública una carta que el cardenal Rivera envió a la Asamblea de Deudores de la Banca, en la cual señala que ha sido objeto de una campaña de hostigamiento por parte de algunos miembros del Gobierno del DF y el PRD, debido a su posición en torno al aborto.

Dijo que tras la conversación telefónica con Rosario Robles todo quedó solucionado, pues se aclaró que en la carta se refería a algunos miembros tanto del Gobierno capitalino como del PRD, de los cuales se negó a proporcionar nombres. "Ella (Rosario Robles) sigue conservando la misma buena relación que hasta ahora ha tenido", señaló el prelado. No obstante, insistió en que sí hubo manifestaciones claras de ese hostigamiento hacia él, como efectivamente está expresada en la carta que envió a Fernández Noroña.

Durante la homilía, a la que asistieron presbíteros de la Catedral Metropolitana y varios de sus obispos auxiliares, Rivera Carrera habló de la indisolubilidad del matrimonio y del derecho a la vida. Asimismo, alertó contra la dureza del corazón que parece haberse apoderado en todos los ámbitos.

"No podemos rendirnos ante la cascada de matrimonios que se rompen; de legislaciones que disminuyen los derechos de los no nacidos, basándose en discriminaciones provenientes del origen del bebé y de la salud del mismo; de la transformación de la sexualidad humana en una adicción y no en una donación".

Alertó contra la presión social que se ejerce en la mentalidad de los jóvenes, que los hace más violentos, menos capaces de amar, más dados a la promiscuidad sexual y menos dispuestos a unirse en modo indisoluble en un vínculo matrimonial. Sólo un corazón endurecido rompe la relación conyugal ante las dificultades normales de la convivencia; se cierra a la generosidad del don de la vida; no genera una oportunidad familiar, y hace del hogar una residencia en la que uno va y otro viene sin preocuparse de los demás.

Señaló que el compromiso cristiano es en torno al matrimonio y sobre la familia, además de la protección de los no nacidos a partir del momento en que son engendrados, a fin de quitar a las madres de la tentación del aborto.

Dentro de la ceremonia religiosa por el jubileo de las familias, el cardenal Rivera Carrera casó a una pareja que durante años vivió en unión libre y aprovechó la ocasión para recibir el sacramento del matrimonio.

Finalmente, también en la breve entrevista que concedió sobre las escaleras de la sacristía, el cardenal rechazó hacer algún juicio sobre la administración del presidente saliente, Ernesto Zedillo, el cual está a unos cuantos días de concluir, pues "no me gustaría que la autoridad civil estuviera juzgando a la Iglesia y nosotros no haremos tampoco un juicio".

Respecto de las afirmaciones de que el presidente electo, Vicente Fox, está dando "privilegios" a la Iglesia católica sobre las demás, señaló que esto resulta imposible, toda vez que el presidente electo todavía no entra en funciones, y por lo tanto carece de capacidad para hacerlo.