Llego a tu playa del otoño perenne
con unos cuantos dones para el recuerdo:
rimas de Cavalcanti,
algunas cosas del Renacimiento:
la tarde en un camino toscano,
el mural escondido en la pequeña iglesia,
un trago de vino de Orvieto,
un pedazo de pan campesino,
las cartas de Gramsci,
la dulce furia de Visconti,
la música acogotada de Tartini,
Sicilia hecha a la medida de Sciascia,
un guiño de Totó,
la noche en Pescara,
los ojos putrefactos de DAnnunzio revisitado,
un poema tuyo y varias películas de Leopardi,
los senos de la Loren, los ojos de Silvana,
Gassman y Alfieri oscilando en las cornisas del
Capitolio,
un vago poema de Montale
y tu hambriento de ricotta
muerto junto al cristo maquillado.
En tu playa juegan los niños
y la luna hace su fade in con todas las reglas
del artificio.
Nos sentamos a llorar, a reír, a trabajar,
a vivir, a morir contigo;
a repasar las "fundamental things of life,
as time goes by".