Sobre el muerto dijimos las coronas pondremos...
y Manolo sirviónos una Corona fría;
pero el Muerto Palacios a quien no conocemos
gritó desde su tumba: Esa tanda es la mía...
Había gente decente pero también de
trueno
cuyos huesos tronaban como cama de hotel.
Montado en una escoba llego Mario Moreno;
llegó también Palillo montado en un
pincel.
Y allí fue Dios es Cristo, porque Arias Bernal
el rábano parece tomóse por las
hojas.
Lo del pincel es dijo alusión personal...
Y el otro: Tú no eres pues pintor, di pues
¿por qué te enojas?
Luego Jorge Piñó, ya de vuelta de Francia,
a la moda de Londres, pidió cerveza tibia.
Y otra tibia mostrando de perfecta elegancia
Concha, la casta Concha nos ardió de lascivia.
Y al filo de las cuatro la cosa echaba lumbre.
Todo el concurso estaba por sus tibias obseso;
en las congas mostraba de su coxis la cumbre...
Y a curarnos salimos con un café de hueso.
Hay mujeres que son monumentales
y abiertas cual jardines o portales
o cualquiera otro público lugar
en que el peatón solázase y transita:
mujeres que es factible disfrutar
en vaca, en cuarto, o bien, en comandita.
Mujeres hay que no es dable tener
sino en cooperativa,
ya sea por onerosas
o ya porque se desnudan cuando no es menester
y se sueltan el pelo
como Lady Godiva.
O ya porque cual rosas
marchitas por el hielo
tienen la espina viva
aunque muerto el aroma.
Mujeres hay que embriagan como el vino
en cuanto se las toma,
mas no camina usted mucho camino
cuando vomita ya, cuando ya suda
sufriendo los horrores de la cruda.
Changas hay, en suma, que nunca han de saltar
como suele decirse en tu petate.
Y en tal caso, conviene musitar
parafraseando a conocido vate:
Pulga que no has de atrapar
déjala brincar... déjala brincar...
Tus cantiles ostentan casitas
ay tan monas que bañan las olas
y les quedan tan bien y bonitas
como a Venus un par de pistolas.
Y el paisaje caray tu paisaje
quien lo ha visto ya siempre lo alaba
pues turista o banquero de viaje
frente a él, desparrama la baba.
En Caleta las blondas bañistas,
en parrillas de sol y de viento,
condimentan su carne con listas
de bistec colorado y sangriento.
Del ceviche al volcánico influjo
el tarzán y la gringa fabrican
un monito entre rubio y cambujo;
y de arena y sudor se lubrican.
Y el oleaje en la playa cancela
del idilio la mancha y la huella...
Y al tarzán se le apaga la vela
y en el cielo hace un guiño una estrella.
En rostros cacarizos, los cráteres de obús
transformaron los campos, en un decir Jesús.
Y como es natural, se perdió la simiente
de todo cuanto come y digiere la gente.
Para los tontos hubo miseria y privaciones;
para unos cuantos vivos, negocios y millones.
Lo cual entre nosotros no debe de extrañar.
Si todos fueran ricos ¿quién iba a
trabajar...?
Mas hubo cosas peores, porque allá en las
trincheras
los hombres, sin mujeres, cambiaron de maneras.
(Dicen que ahora, del Fuerher las tropas belicosas
de impedimenta llevan alegres mariposas.)
Los hombres solitarios cambiaron de maneras
en las tristes decíamos y lóbregas
trincheras.
Y se volvieron finos; tan finos, finos, finos
que, como dijo Barba, "confundieron los trinos..."
Y allí estuvo el detalle recalcaría
Cantinflas
Como hombre ya no soplas, entonces ¿cómo
te inflas...?
Y este problema el mundo en resolver se esfuerza:
Los volteados de la otra ¿meterán
hoy reversa...?
Hay cancilleres de yerro
también los hay de azabache;
los hay con cara de perro,
con cara los hay de apache.
Allá, un cherife despacha
a un prieto porque no es ario
y aquí otro negro se agacha
dando vuelo al incensario.
Para ciertos menesteres
la cara no es lo primero
pues cuenta en los cancilleres
más que la cara el... brasero.
Ya lo dijo Chemo Mena:
Al buen vecino le gusta
no el que se achica y apena
sino aquél que no se asusta.
Andar por otro camino
poniendo y dándolo todo
eso no es de buen vecino,
se llama eso, de otro modo.
Y luego que andar a gatas
no siempre rinde provecho;
cual Lindbergh, no te percatas
y el chico sueltas, de pecho.
Pronto nuestros soldados irán hasta los frentes
a mostrar a los nazis cuánto somos valientes.
Y el asunto es plausible, pues de la vieja Europa
volverá muy más changa nuestra aguerrida
tropa.
Experiencias, lecciones y modernos afanes
cosecharán, sin duda, los aguzados juanes.
La Democracia en Grecia les mostrará en acción
el principio sagrado de auto-resolución;
ese derecho excelso para los pueblos chicos
que Alemania y su Fuerher dejaron hecho añicos.
"No alimentes jamás al can que no te importa
pues perderás el perro y perderás
la torta..."
Quizá tal cosa observen, en forma más
que obvia,
si llegan a asomarse por la infeliz Varsovia.
Lo que en aquél es cuete, en éste es
juerga fina...
Y no aludimos claro a Franco y la Argentina.
Al uno lo apapachan y a la otra la regañan
cuando el claro cristal de la Victoria empañan.
De los primeros, nunca te avientes, camarada,
porque corres el riesgo de irte mucho a... la nada.
Tal lección de heroísmo, lección
un tanto extraña
aprenderán acaso, de los rojos de España.
Nuestros morenos juanes irán hasta los frentes
y allí las calaveras les pelarán los
dientes.
Y a la hora del alegre banquete de la Paz
les echarán un hueso para roer quizás...
Y arengar, como Villa a sus soldados,
de texano azote cual ninguno
a los trescientos dos discriminados
héroes del Escuadrón Doscientos Uno.
"Agarrad a los nazis por la cola
y si os manchan la mano, no hagáis caso...
Recordad a los rangers que en la bola
espanté de Columbus hasta El Paso..."
Podríase hacer mención tal vez nociva
para la confraternidad continental
de la refriega que dio a la Punitiva
Félix U. Gómez, en el Carrizal.
No les tiréis gritaba el General
que son como nosotros y oh dolor
por cada yanqui había en el Carrizal
cuatrocientos soldados de color.
Y no ofenderse pues, por la alusión;
y sobre todo no ofenderse que
nada tiene de extraño que un Pattón
meta aun a veces sin querer el pie...
Conscripto es el joven todo corazón
que da por la patria cuanto es dable darse
en términos ¡claro! de la conscripción.
Es ya más difícil la definición
de padre. ¿Qué cosa es un padre? Depende.
To be or not to be como dijo Hamlet esa es la
cuestión.
El conscripto es joven el padre es ya viejo.
Mas "padre-conscripto" la lógica ofende
cual si se afirmara que un sabio es... conejo.
El padre-conscripto ¿es un joven viejo...?
¿Es un viejo joven el padre conscripto...?
Tal es la maraña que tejo y destejo
pues es tan difícil cual la traducción
de los crucigramas de Uxmal o de Egipto
sin clave o roseta del gran Champolión.
No hay que hacerse bolas nos dijo Obregón
Un padre-conscripto es un diputado,
sobrino travieso del viejo barbado
Capi-Tiburón.
Y si usted tomare esto como afrenta
cambiemos: El padre-conscripto es el niño
mimado
de una tía ya chocha y un tanto avarienta:
la Revolución....
El 1 de junio de 1944 se inicia el semanario Don Timorato, el director es Jorge Piñó Sandoval y el director artístico es el caricaturista Antonio Arias Bernal. En la segunda etapa, que concluye en diciembre de 1945, dirige el humorista Carlos León. En los años del presidente Manuel Ávila Camacho, la sátira sólo puede ser leve, y la revista se propone convocar a los mejores caricaturistas y a lo que hay, no demasiado, de articulistas y escritores con sentido del humor. El resultado es más que desigual. Como suele suceder, el humor de la época nos llega muy maltrecho e incomprensible, excepción hecha de los versos satíricos. En cambio, los dibujantes son por lo menos decorosos y con frecuencia excelentes: Arias Bernal, un muy joven Rafael Freyre (tal vez el mejor de Don Timorato), Facha, Gonzalo Becerra, Audiffred, Bismark Mier, Abel Quezada, Alberto Isaac. El editorialista del primer número es Cantinflas: La tercera fase es la alegría colectiva o sea la que se transmite por espejismo. Quiere decir si usted está riéndose se ve en su espejo y acto seguido transmitió usted esa alegría a un objeto triste y que no tendría modo de reírse por sí solo. (El texto, muy probablemente, es de Carlos León, guionista de un buen número de filmes de Cantinflas.)
El emblema
caricatural de Don Timorato es un viejo raboverde, una
suerte de presidente de la Liga de la Decencia que espía a las vedettes;
el tono es el propio de una etapa despolitizada a la fuerza: culto a las
celebridades (Cantinflas y María Félix, muy especialmente),
entusiasmo por las corridas de toros, choteos discretísimos de la
vida política, retratos de tipos populares, chismes transformados
en noticias alborozadas. Desde el número 2 se incorpora al semanario
Renato Leduc, al que la guerra expulsa de París, una leyenda urbana
en ciernes que se dedica al periodismo, y que envía a Don Timorato
textos hechos ex profeso, donde exhibe su habilidad para crear divertimentos
idiomáticos. El primero, de julio de 1944, es El misterioso caso
de Orlamunda, sus siete ojos y los siete ojos de sus hijos, que corresponde
sin duda a la serie de poemas a modo de juegos o rondas infantiles, con
crítica social y las vetas permanentes en el autor de machismo infligido
a las mujeres y a los de raras costumbres. Leduc, de refinadísimo
oído literario y de una versificación excepcional, obedece
en demasía a los prejuicios de la época, y al aceptar tal
circularidad lesiona en muy buena medida su desarrollo poético:
Y
este problema el mundo en resolver se esfuerza:
Los
volteados de la otra ¿meterán hoy reversa?
Me interesó
rescatar estos versos satíricos de Leduc, ahora que el Fondo de
Cultura Económica publica su obra poética con algunas de
sus crónicas. Por fin, se tiene la oportunidad de revisar una obra
admirable, cuyo conocimiento tanto obstaculizó su propio autor,
con el desdén injusto que hoy nos negamos a admitir.