DOMINGO 12 DE NOVIEMBRE DE 2000




Convenio UNAM-Diversa

La vida en venta

Diversa, una de las principales empresas de biotecnología del mundo, dejó en manos de la UNAM la decisión de suspender o no el convenio firmado por ambas sobre acceso a recursos genéticos -primero en su materia en México-, y así acabar con el pancho de los grupos que presentaron una "denuncia popular" ante la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente.
El convenio -argumentan sus detractores- atenta contra la soberanía nacional y deja escasos beneficios al país.
El
pancho es la punta del iceberg. De fondo está un debate sobre el uso y abuso de los recursos genéticos, el oro verde del siglo XXI

Tania MOLINA RAMIREZ

Diversa ya no quiere panchos. La empresa estadunidense dedicada a desarrollar enzimas para aplicaciones industriales, y que hace dos años firmó un convenio con la UNAM para recolectar muestras de ecosistemas en México, pide paz. Hace poco, uno de sus directivos dejó las manos libres a Xavier Soberón, director del Instituto de Biotecnología de la Universidad Nacional, para dar fin al convenio: "Ya que hicieron tanto pancho, ¿sabes qué?, si quieres cancelar el proyecto, no te lo voy a tomar a mal, es mucho rollo para lo que implica".

La pelota está del lado mexicano: "Le estamos dejando la decisión a los de la UNAM porque ellos son los más afectados", confirma Monica Sullivan, gerente de licencias y transferencias tecnológicas de la empresa estadunidense. Aunque ella misma advierte: "No por eso hemos dejado los planes que tenemos de futuros proyectos de colaboración científica con el instituto".

Los panchos que darían fin al convenio Diversa-UNAM son las críticas que ha recibido el convenio y la denuncia ?la primera en su tipo? que un conjunto de organizaciones sociales y civiles presentaron ante la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa).

Los principales argumentos de los críticos del convenio son que las autoridades de la UNAM carecen de atribuciones para enajenar recursos genéticos que pertenecen a la nación, que los supuestos beneficios son inexistentes y que el acuerdo es violatorio de diversas disposiciones legales.

En entrevistas con Masiosare los promotores del convenio argumentan que, ciertamente, las cuotas económicas establecidas en el convenio son "irrisorias" pero ubican el fondo del conflicto en una suerte de apocamiento muy mexicano: "Es lamentable que cuando el secretario de la Conabio (Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad) o la gente del instituto trata de traer esto (la transferencia tecnológica) al frente, se les diga: '¡Ah!, eso no sirve, porque somos incapaces de aprovechar esa tecnología, nosotros queremos regalías, el mejor dinero posible'. Pues aquí se cambió la ecuación y es un rompehielos para empezar a cambiar la mentalidad nacional", dice Alberto Székely, uno de los abogados que participaron en la elaboración del convenio UNAM-Diversa.

Los críticos del convenio no ven ningún "rompehielos" sino cláusulas vagas y ambiguas que no especifican en qué consiste la transferencia tecnológica o bien incluyen procesos que ya se realizan en México desde hace tiempo.

*Los apetitosos extremófilos

Diversa, la Conabio y el Instituto de Biotecnología eligieron recolectar muestras en las reservas de El Vizcaíno y en los pantanos de Centla.

La culpa fue de las "enzimas extremófilas" (que viven en ambientes extremos como hipersalino, hipertérmico, sulfuroso, de muy baja temperatura, carentes de luz).

Diversa "potencia" características particulares de las enzimas. Si trabaja con las extremófilas, ya tiene una parte del trabajo adelantado, porque éstas ya tienen alguna característica potenciada.

La NASA también ha hecho trabajo de bioprospección en El Vizcaíno. Y en 1997, la empresa Pulsar, hoy Savia ?de Alfonso Romo, el regiomontano apoyo de Vicente Fox?, financió algunas áreas naturales protegidas, entre ellas El Vizcaíno.

(Un dato adicional: dos representantes de Pulsar participaron en 1997 en los seminarios que eran parte de los trabajos para elaborar una ley para regular el acceso a los recursos genéticos del país.)

Los biólogos involucrados en el proyecto dicen que la única recolecta hecha hasta el momento ha sido ahí, en uno de los desiertos más áridos del mundo.

*¿Quién gana? ¿Cuánto se gana?

El convenio es puntual. A cambio de su participación, la UNAM recibirá de Diversa "equipo con valor de 5 mil dólares" y 50 dólares por cada muestra ambiental. Además, el fideicomiso Fondo para la Biodiversidad recibiría las regalías de entre 0.3 y 0.5% sobre las ventas netas de productos originados a partir de las muestras. Estos recursos se invertirían en las áreas naturales protegidas de donde salieron las muestras. Es más, si en el futuro Diversa firma otro convenio con regalías superiores, las del fideicomiso mexicano subirán hasta alcanzar el mismo porcentaje.

Todo claro, aunque hay que ir por partes.

¿Cuántas muestras se han obtenido?

Leandro Ordóñez, participante en la recolecta, dice que fueron unas 30 muestras como de 500 gramos cada una; Xavier Soberón afirma que fueron siete, y su hermano Jorge ?secretario ejecutivo de la Conabio? calcula que fueron "cientos".

Jorge Larson, quien fue asesor del anterior y estuvo involucrado en la negociación, reconoce: "Fue un error incluir en el convenio lo de los 5 mil dólares de cómputo y los 40 dólares (aunque el convenio dice 50, acota Masiosare) por muestra. Debía haber estado en un anexo, eso hubiera eliminado este asunto ridículo de los 5 mil dólares y habría centrado el debate en la transferencia tecnológica".

Larson concede algo a los críticos: "¿Son risibles 5 mil dólares? Sí, son risibles".

¿En contraste con qué son "risibles"? Por supuesto con los miles de millones que ganan las empresas de agrobiotecnología, pero quizá también con los pagos que Diversa ha hecho en otros casos. El investigador Alejandro Nadal ha señalado, por ejemplo, que al parque estadunidense de Yellowstone, Diversa le ofreció regalías de entre 5 y 10%, además de un pago de 100 mil dólares, 75 mil más en equipo, gastos de laboratorio y salarios.

Claro, debe precisarse que Diversa "donó un equipo de unos 30 o 40 mil dólares" a la UNAM, según el director del Instituto de Biotecnología.

Muy lejos, por supuesto, de los millones de dólares que cuesta el equipo robótico para la identificación de la estructura molecular y funciones de los genes con el que trabaja Diversa.

Mientras se llega a contar con tales recursos, los promotores del convenio insisten: "Lo que importa es el know-how para la recolecta de muestras, y el aislamiento de ADN y ARN", dice Alberto Székely.

Ahí está la clave, agrega Jorge Larson, que abrirá la posibilidad de "independizarnos de Diversa".

Empero, investigadores como Alejandro Nadal ponen en duda tal posibilidad: "En México ya se hacen aislamiento de ADN y trabajos de filogenética molecular" y "en Internet se anuncian proveedores de equipo sobre secuenciación automática de ADN" (La Jornada, 11 de octubre de 2000).

Para el investigador Nadal, la "generalidad" de las cláusulas sobre transferencia "admite cualquier interpretación".

Larson ?quien también participó en la elaboración del convenio de bioprospección ICBG Maya? admite que fue un error "no haber sido más explícitos en la descripción de la transferencia tecnológica".

Explícitos o no, los promotores del convenio insisten en que lo fundamental es el know-how. "Las regalías son baba de perico", vuelve el abogado Székely. Pasan a segundo plano frente a logros como el siguiente: "Por primera vez tenemos un centro de biotecnología dentro del instituto (de biotecnología)".

Aunque, a decir verdad, el centro (de estudios de biodiversidad microbiana) no existe.

La razón de esa ausencia la explica el doctor Xavier Soberón: "Si hubiera interés de nuestra parte, Diversa fomentaría un centro como lo hizo en Costa Rica (a través de un convenio que firmó con el INBio). Pero aquí... yo no puedo, no me doy abasto; se lo he dicho a varios, pero no hay un interés genuino... Mi hermano (Jorge) sí está interesadísimo".

"El contrato de Diversa, estrictamente a nivel económico, es uno de los que tiene peores condiciones en el planeta", dice Silvia Ribeiro, de la canadiense Fundación Internacional para el Progreso Rural (RAFI, por sus siglas en inglés).

*El lodo y la "asimilación"

 

Lourdes Lloret y Eric Mathur se ensuciaron las botas, pero al final consiguieron su objetivo: un montón de bolsas de lodo, tierra y arena que se fueron directo a los laboratorios de Diversa Corporation en San Diego, California.

Esas bolsas contenían las enzimas de microorganismos que tras largos y complicados procesos pueden convertirse en elementos para crear nuevos medicamentos, alimentos "mejorados" o cuanto producto pueda imaginar el lector.

Lloret, del Instituto de Biotecnología de la UNAM, y Mathur, de Diversa, fueron las cabezas de una expedición a la Reserva de El Vizcaíno, en el norte de Baja California Sur.

Leandro Ordóñez, el otro mexicano participante, dice que durante dos días el grupo extrajo muestras de la superficie y del suelo profundo de las salineras cercanas a las Lagunas de San Ignacio y del desierto.

Luego, viajaron a San Diego, California, donde él y Lloret recibieron capacitación en técnicas "más novedosas" para extraer DNA de las muestras durante unos cuatro días en los laboratorios de Diversa.

Todas las muestras fueron divididas en mitades. Diversa se quedó con una y la UNAM con la otra.

Desde entonces, por separado, los investigadores

de la UNAM y los de la empresa estadunidense buscan develar los secretos que esconde la tierra de El Vizcaíno.

El convenio establece que la empresa capacitará y proveerá a la UNAM "los insumos y el equipo para que se lleven a cabo trabajos de recolección y aislamiento de muestras del entorno y extracción de ácidos nucleicos de las mismas".

Hasta ahora, en "la asimilación", como ellos la definen, participan cuatro personas: Xavier Soberón, Gloria Soberón, Leandro Ordóñez y Lourdes Lloret.

*Bioprospección o biopiratería

Tras la divulgación en los medios de algunos aspectos del convenio, grupos mexicanos y extranjeros comenzaron la oposición al proyecto "Acceso a la biodiversidad molecular microbiana". El pasado 21 de marzo presentaron una denuncia popular ante la Profepa, por violaciones a la Ley General de Equilibrio Ecológico y Protección del Ambiente (LGEEPA).

¿Tanto ruido por unos kilos de lodo?

La clave la explica la canadiense RAFI: "La biotecnología es una de las tecnologías más importantes de la década, probablemente será la más importante del siglo, y los recursos microbianos van a ser fundamentales para las empresas que dominan el mercado mundial".

La organización considera que las empresas agrobiotecnológicas quieren hacerse del oro verde (los recursos genéticos) que hay en países de alta biovidersidad (México está, según el INE, entre los 12 países considerados de megabiodiversidad) y controlarlo a través de patentes monopólicas.

"Es como si la conquista comenzara otra vez", alerta Silvia Ribeiro.

En el caso del convenio UNAM-Diversa, consideran sus promotores, no hay tales afanes de conquista, sino el afán de hacer las cosas de manera transparente. "Con la tecnología que tiene Diversa, con que sus investigadores se enloden las botas, se vayan y se las quiten es suficiente. De ahí sacan los microorganismos", dice Jorge Soberón.

En el fondo del debate hay dos concepciones distintas sobre la bioprospección.

La Conabio (1998) la ha definido como "la exploración y la investigación selectiva de la diversidad biológica y del conocimiento indígena (subrayado nuestro), con la finalidad de encontrar algunos recursos genéticos y bioquímicos que sean actual o potencialmente valiosos desde el punto de vista comercial".

Es decir, el interés no es puramente científico.

Organizaciones como RAFI consideran que la bioprospección es la investigación de tipo científico del valor de uso posible de los recursos genéticos, pero que en el contexto nacional e internacional actual no existe bioprospección que no sea biopiratería. Actualmente la mayor parte de la investigación se hace directamente a través de empresas agroindustriales o de subsidios de las empresas a las universidades. Según RAFI hay biocorsarios y biopiratas (ambos se "roban" los recursos genéticos, aunque los primeros firmen contratos para dar una apariencia de legalidad).

En México es norma la Convención sobre Diversidad Biológica (CDB) aprobada por el Senado en marzo de 1993. El convenio UNAM-Diversa, dicen sus críticos, es violatorio de esa disposición derivada de la Conferencia de Río de Janeiro (1992), pues en ella se reconocen los derechos soberanos de los Estados sobre sus recursos naturales y se establece el mandato de legislar el acceso a los recursos genéticos, dentro de un marco de referencia orientado a la conservación y el uso sustentable de la biodiversidad (por cierto, Estados Unidos no está entre los 150 países firmantes).

El convenio, siguen los opositores, también atenta contra el artículo 27 constitucional, pues las muestras son parte del patrimonio de todos los mexicanos.

En la denuncia popular se demanda, por tanto, declarar nulo el convenio y que se emita una recomendación para el INE "a afecto de que impida la autorización y aplicación de este tipo de convenios hasta en tanto no se cuente con la legislación exactamente aplicable que establezca la protección que nuestra Constitución y la ley señalan". O sea: piden una moratoria nacional.

*Confiar en "la buena fe" de los "gringos mugrosos"

Los investigadores de Diversa procesan miles y miles de muestras con el equipo robótico que tienen en sus laboratorios, en busca de enzimas que puedan tener un uso industrial. Cuando las encuentran, experimentan con miles de posibilidades de compuestos distintos hasta que hallan una que les sirva.

El siguiente paso es patentar esta nueva enzima "mejorada".

La empresa ofrece en venta su colección de enzimas. Las enzimas sirven como catalizadores en muchos procesos, y particularmente como "tijeras" y "pegamento" para pasar un gen de un ser vivo a otro en las operaciones de ingeniería genética (para producir organismos transgénicos). De ahí su utilidad para las grandes compañías agrobiotecnológicas, que las compran para usarlas en el procesamiento de alimentos, organismos genéticamente modificados, insecticidas, armas bacteriológicas o productos farmacéuticos.

Entre la bolsa de lodo y el uso comercial pueden transcurrir entre cinco y seis años. Ese periodo, sumado a la propia complejidad de los procesos y a la expansión de las empresas de biotecnología, hacen muy difícil, si no imposible, el "seguimiento" de una enzima.

Así lo admite Xavier Soberón, pues reconoce que en el trato con la empresa estadunidense el principal ingrediente es la "buena fe".

"Si quiere dígalo: confío en los gringos mugrosos y asquerosos", suelta en tono burlón.

Uno de esos gringos en quienes confía es Eric Mathur, al cual Soberón describe como "un tipo con conciencia ecológica".

Claro, Diversa es mucho más que "un tipo".

Según RAFI, Diversa utiliza parte de la misma tecnología que la compañía Celera Genomics utilizó para develar el genoma humano, la cual permite secuenciar mucho más rápidamente los genes, es decir, "estirar" un gen para mirar lo que hay dentro de él.

Gracias a su tecnología, Diversa tiene una cartera de clientes envidiable, que incluye a tres de las cinco mayores empresas en agrobiotecnología, según la clasificación de RAFI:

* La suiza Novartis, que produce agroquímicos, farmacéuticos y semillas, muchos de los cuales son organismos genéticamente modificados (ya fusionada con AstraZeneca obtuvo en 1998 ganancias por alrededor de 30 mil millones de dólares);

* La estadunidense Dow Chemical Company; los insecticidas y las armas bacteriológicas, como el napalm y el agente naranja, están entre sus productos (ganancias en 1998: más de 2 mil 300 millones de dólares);

* La francesa Rhône-Poulenc Animal Nutrition (ganancias en 1998: más de 18 mil millones de dólares);

* Invitrogen Corporation; y

* Danisco-Cultor/Finnfeeds International.

* * *

Del lado mexicano están Xavier Soberón, identificado como parte del grupo del ex rector Francisco Barnés, y tutor de tesis de maestría de Lourdes Lloret.

La microbióloga Gloria Soberón, hija del ex rector Guillermo Soberón, y en cuyo grupo de trabajo está el técnico académico Leandro Ordóñez.

El convenio fue firmado por Xavier Soberón y Francisco Bolívar Zapata, quien era en 1998 coordinador de la investigación científica en la UNAM (cargo que hoy ocupa René Drucker).

Bolívar Zapata participó en los grupos que, por primera vez a nivel mundial, reportaron la construcción exitosa de bacterias y plantas transgénicas.

Parte del equipo es también Jorge Soberón, hermano del director del Instituto de Biotecnología y secretario ejecutivo de la Conabio, cuyo coordinador nacional es José Sarukhán, ex rector de la UNAM.

*Respeto intelectual o interés de grupo

Sorprende que, en medio del agitado debate, Xavier Soberón explique: "La biodiversidad mexicana en ambientes extremos es bastante equivalente a la que hay en otros países. En el caso de microorganismos se está empezando a ver que más o menos es la misma gata en todos lados (...) la empresa (Diversa) tiene las manos llenas con todo lo que está recolectando en el mundo. A la empresa le vale madres (lo que pueda recolectar a través del convenio), sólo es un poco de relaciones públicas, de decir , hemos recolectado en diversos lugares".

Ese "poco de relaciones públicas" comenzó en un seminario realizado en 1995, cuando Xavier Soberón y Lorenzo Segovia -ambién investigador del Instituto de Biotecnología- platicaron con Jay Short, Eric Mathur (el principal promotor del convenio por parte de la empresa) y otros científicos de Diversa.

"Dudamos que este aspecto (la bioprospección comercial) pudiera haberse concluido, o hasta haber sido negociado exitosamente ?en México hay sensibilidad política al respecto? si no hubiera estado construido sobre una fuerte base de respeto intelectual y afecto mutuo que llevaba años", se explica en un artículo de la revista Nature Biotechnology (noviembre de 1998).

Dos años después, Xavier Soberón cuenta que cuando lo conoció, Mathur le planteó su interés de hacer recolección en México y él le contestó: "Tengo un contacto que puede ser interesante, porque es el de la Conabio". El contacto era su hermano Jorge, quien, como ya se dijo, es secretario ejecutivo de ese organismo.

¿Interés científico o afán de comercialización?

"Anteponen sus intereses como grupo a los intereses generales ?dice el economista Andrés Barreda?. Es como si cuando se descubrieron yacimientos petroleros a principios de siglo, cada quien se hubiera puesto a vender el pozo petrolero que encontrara en el patio de su casa a alguna compañía extranjera".

¿Interés puramente científico? El permiso del INE, al menos, establece que sólo se extiende la autorización con fines científicos. Pero es claro que Diversa pretende utilizar las muestras con fines comerciales.

Hace unos días, cuando Masiosare le recordó a Xavier Soberón que el permiso es sólo para fines científicos, él respondió:

-No estaba consciente de eso, pedimos la autorización y la tenemos.

Entonces se le mostró el permiso:

-Entiendo que son fines científicos (los del proyecto), aunque también sean comerciales... ahora, aquí no dice que no sea con fines comerciales.

Es decir, lo que no está prohibido, está permitido.

*El convenio ¿secreto?

El convenio UNAM-Diversa se negoció a oscuras y sin consulta alguna, dicen los críticos.

Xavier Soberón afirma, en su descargo, que el 5 de noviembre de 1998 él dio una conferencia de prensa para informar de la firma del convenio, tres semanas atrás. "Sólo asistieron cuatro periodistas".

Jorge Soberón asegura que además se hizo una "amplia consulta": "¿Quién, de los que ahora se quejan, se interesó en participar entonces?", inquiere.

El día de la conferencia de prensa, Xavier Soberón emitió un boletín mediante el cual anunció que "en breve el instituto convocará a sesiones públicas para analizar las ventajas del acuerdo y la mejor manera de optimizarlas para beneficio del país".

Investigadores interesados en el tema dicen que nunca se enteraron de la convocatoria.

En cambio, personas que trabajaron cerca de Jorge Soberón en aquel tiempo aseguran que nunca supieron nada de las negociaciones con Diversa.

*Una carta y los errores

Si Diversa llega a obtener patentes y ganancias por las enzimas obtenidas en México, ¿cómo se garantiza el pago de regalías? ¿Cómo puede saberse el destino de material genético obtenido en el desierto bajacaliforniano?

Algunas luces aparecen en la extensa explicación de Ana Sittenfeld, investigadora del Instituto Nacional de Biodiversidad (INBio) de Costa Rica (que también tiene un convenio con la empresa estadunidense):

"En cierto número de casos es aún prácticamente imposible controlar la transferencia ilegal de material genético. Los genes pueden ser clonados a partir de cantidades diminutas de ADN o ARN o ser aislados en material genético que fácilmente cabe dentro de un sobre de correo aéreo. Los genes no tienen etiquetas que indiquen su procedencia y, una vez que están clonados, ya no pueden ser controlados por el país de origen. Los permisos de acceso autorizado y los mecanismos para crear y supervisar un régimen regulatorio son instrumentos importantes, pero no bastan para garantizar buenas prácticas de bioprospección".

O sea, no hay manera.

Jorge Soberón admite que esta fue una de las fallas del convenio: faltó especificar el seguimiento que se va a dar a las muestras (en cambio, por ejemplo, el INBio tiene derecho a revisar las bitácoras de Diversa).

En caso de incumplimiento, la UNAM podría demandar, claro. Por ello no sobra el dato: el valor promedio por litigio de patente en Estados Unidos el año pasado fue de un millón y medio de dólares.

*Una decisión política

Fue una "decisión política", dice Jorge Larson.

Para evitar conflictos en terrenos ejidales, comunales o de propiedad privada, el Instituto de Biotecnología y la Conabio decidieron limitar el convenio a zonas federales en áreas naturales protegidas, "con la intención de que si éste salía bien, harían otro donde participaran particulares", dice Jorge Soberón.

Así, evitaban tener que pedir el "consentimiento previo y autorizado" establecido en el artículo 87 bis de la LGEEPA, aún no reglamentada. Este artículo establece que "el aprovechamiento de especies de flora y fauna silvestres, así como de otros recursos biológicos con fines de utilización en la biotecnología, requiere de autorización de la Semarnap".

Tal permiso se otorga, como sucedió, a través del Instituto Nacional de Ecología (INE).

Los opositores al proyecto argumentan que se está haciendo la lectura más estrecha posible de la ley, ya que el artículo 27 constitucional establece que "corresponde a la nación el dominio directo de todos los recursos naturales".

Para la autorización de la recolecta en terrenos federales en áreas naturales protegidas, la UNAM firmó el 3 de noviembre de 1998 un convenio con el INE y con la Conabio. Dos semanas antes suscribió el convenio con Diversa.

El Instituto de Investigaciones Biotecnológicas recibió dos permisos para recolectar: uno, para El Vizcaíno, y otro, otorgado en julio del año pasado, para los pantanos de Centla, en Tabasco.

A fines del año pasado, el Instituto de Biotecnología de la UNAM notificó al director de la reserva de Centla, Juan Carlos Romero Gil, que el equipo recolectaría muestras. Nunca llegó nadie.

Los pantanos de Centla tienen, además, otro problema: según el INE, 70% de sus tierras son ejidales y 30% propiedad privada.

Problema a la vista, porque según la ley "la autorización sólo podrá otorgarse si se cuenta con el consentimiento previo, expreso e informado, del propietario o legítimo poseedor del predio en el que el recurso biológico se encuentre", quien "tendrá derecho a una repartición equitativa de los beneficios que se deriven o puedan derivarse".

Un candado, pese a que esta ley no tiene un "techo" constitucional ni está reglamentada.

*Negociar sin ley

En 1997, mientras los funcionarios de la Conabio negociaban con Diversa, los términos del contrato mantenían otro frente abierto.

Organizaron, con la Semarnap y el Senado, foros y seminarios sobre el acceso a los recursos genéticos, donde planteaban la necesidad de poner un "techo" constitucional en la materia.

Jorge Soberón dice que durante estos foros él expuso el caso de la negociación entre Diversa y la UNAM. Sin embargo, en ninguna de las minutas se menciona la existencia de tal negociación.

En abril de 1997, se creó un comité consultivo encargado de dar seguimiento a los compromisos del Convenio sobre Diversidad Biológica, donde participaban, entre otros, la Conabio, el Instituto de Biotecnología, la Semarnap, el Senado y la Sagar.

La participación fue plural. Organizaciones como Greenpeace, Pronatura y el Fondo Mundial para la Naturaleza, y personajes como Eduardo Alvarez, del Grupo Pulsar, participaron también.

La segunda etapa iba a consistir en realizar foros y talleres de consulta. Los resultados serían la base para la elaboración del proyecto de ley. Ya no se llegó a esa fase.

Luis H. Alvarez propuso a la asociación Biodiversidad y Desarrollo de México (Biodem) que hiciera el proyecto de ley en materia de acceso a recursos genéticos.

En noviembre de 1999 recibió el proyecto, el cual nunca fue presentado como iniciativa de ley. Ahora, el documento se encuentra en los archivos senatoriales.

En el proyecto se proponía:

*Formar un órgano, dependiente de la Presidencia de la República, encargado del tema del acceso a los recursos genéticos. Sus funciones serían, entre otras: otorgar permisos, verificar el cumplimiento, otorgar el consentimiento previo informado de las comunidades, difundir información y asesorar a las comunidades y llevar un registro nacional de solicitudes y permisos.

*La creación de un banco de germoplasma.

*El establecimiento de un consejo consultivo que asesore en torno al otorgamiento de permisos, contratos, licencias y sanciones. Estaría formado por representantes de los sectores sociales.

Sin embargo, tras ese largo proceso con miras a legislar a nivel constitucional el acceso a los recursos genéticos, hoy algunos funcionarios creen que con normar basta.

Hace unos días, el director del INE, Enrique Provencio, declaró que la bioprospección "requiere normas más específicas y estrictas para colecta científica; de hecho, está provisto elaborar un reglamento de la Ley de Vida Silvestre en materia de bioprospección, que junto con otras normas nos permitirá tener un control estricto".

* * *

Es el turno de la Profepa.

Tendrá que decidir entre la "moratoria" que dé paso a un debate nacional sobre el acceso a recursos genéticos, un plan nacional integral de desarrollo de la biotecnología y la necesaria legislación sobre el tema.

Pero el capítulo no se cerrará. Se vaya o se quede Diversa, Xavier Soberón asegura: "Mi intención es litigarlo en la corte".


EL ABC DE LA BIOTECNOLOGIA

Acido desoxirribonucleico (ADN). Conjunto de moléculas que almacenan la información genética.

Acido ribonucleico (ARN). Moléculas que actúan como mensajeros: traducen la información del ADN para formar proteínas.

Biotecnología. El uso por el hombre de materia viva para la obtención de resultados en distintos campos de la producción.

Las nuevas biotecnologías -como la ingeniería genética- se usan principalmente en las industrias agroquímica, farmacéutica, de semillas y de procesamiento alimenticio.

Gen. Un segmento de ADN.

Ingeniería genética. Rama de la biotecnología a través de la cual se modifica la información de la herencia contenida en las células por medio del desplazamiento de genes de un organismo a otro. Se "cortan" genes de un organismo y se "pegan" en otro.

Material genético. Cualquier material que incluya cadenas de ADN.

Organismo genéticamente modificado (ogm). El organismo que haya sufrido cambios o modificaciones en su estructura, composición u orden de su material genético, producto de inducciones externas, con el fin de alterarlo intencionalmente en cuanto a sus propiedades naturales originales. El organismo modificado tiene un nuevo gen y hará algo diferente, creará una nueva proteína. Se convertirá en otro organismo vivo y transmitirá a su progenie sus nuevas características.

(Fuentes: Memorias del Seminario "Propiedad industrial y la protección de la biotecnología" organizado por Semarnap, Conabio, Organización Mundial de la Propiedad Intelectual, Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial y el Senado (1997); RAFI; la iniciativa de ley de bioseguridad de organismos genéticamente modificados elaborada por el Partido Verde, y la iniciativa de ley de bioseguridad elaborada por el PAN)


MAGNITUD Y ALCANCES

Seis millones de patentes fueron solicitadas en Estados Unidos desde hace 200 años, cuando se creó el concepto (para poder patentar algo, debe ser nuevo, de utilidad y tener un paso inventivo).

Tres millones de solicitudes de patentes se han presentado tras el trabajo de mapeo del genoma humano iniciado hace apenas unos años. Las solicitudes son sobre materiales del genoma humano.

* En México sólo está permitida la patente sobre microorganismos, no sobre plantas y animales.

* Sólo en Estados Unidos está permitido patentar animales y plantas.


RADIOGRAFIA DE DIVERSA

Hasta hace poco más de dos años, Diversa se llamaba Recombinant Bio-Catalysis. Es una empresa de punta, desde el punto de vista tecnológico.

Celera Genomics le suministró la tecnología que utilizó en el estudio del genoma humano.

En el mundo, según Xavier Soberón, hay menos de 10 laboratorios que realmente saben aislar e identificar microorganismos del entorno. De las empresas, "la única que conozco que lo haga a ese nivel es Diversa".

La compañía ha desarrollado y patentado más de 700 enzimas, cuando en todo el mundo el uso común para reacciones de tipo biológico y bioquímico es de unas 300.

Diversa hace trabajo de bioprospección en Australia, Rusia, Estados Unidos, Bermudas, Indonesia, Costa Rica, México y varios lugares de Africa.


BIOPIRATERIA

Pat Mooney, de RAFI, acuñó el término biopiratería en 1993 y lo definió como la apropiación por parte de individuos, empresas trasnacionales o instituciones públicas de investigación, de los recursos genéticos y conocimientos asociados a ellos, para su privatización y con fines de lucro.

RAFI publicó el año pasado un informe donde documenta 147 casos de biopiratería institucional en el mundo. Ha sido la organización que saca a la luz pública los casos más sonados de biopiratería en México, como los del pozol y del frijol amarillo.


DOS CARAS DE LA BIOPROSPECCION

A favor

*Se obtienen beneficios en términos de atención a la salud, seguridad alimenticia, métodos sostenibles de reforestación. En específico: si de la bioprospección se derivan productos transgénicos, podrían llevar a una mayor productividad agrícola, mejor calidad de productos, nuevos productos con valor agregado, menor uso de pesticidas, mayor tiempo de vida en anaquel para productos alimenticios, productos con capacidad de prevenir enfermedades y mejorar la salud.

*La posibilidad de generar ingresos directos para las comunidades poseedoras, lo cual estimularía la conservación de los recursos.

*Es mejor patentar que pagar por el uso de patentes.

*Podría contribuir a sacar del olvido los conocimientos indígenas.

(Fuentes: ponencias de los seminarios organizados durante 1997 por el Senado y la Conabio)

En contra

*Amenaza para las especies y los ecosistemas. Al introducir especies manipuladas genéticamente, el flujo genético con especies nativas y con parientes silvestres lleva a la contaminación genética, trasmitiendo la característica transgénica, con riesgo de desplazar las especies nativas y sus parientes silvestres.

*No se conocen los efectos secundarios de los ogm sobre la salud y el ambiente.

*Es inmoral privatizar la naturaleza o el conocimiento de un pueblo.

*La comercialización y privatización de los conocimientos tradicionales y los bienes ambientales colectivos socavan los principios de las culturas de los pueblos indígenas.

*Comercializar y pagar significa individualizar y fragmentar el conocimiento y a las comunidades, y hasta provocar enfrentamientos entre ellas.

*La nación pierde el control de sus recursos estratégicos.

*El aumento en el riesgo de nuevas armas y guerras biológicas.

*La manipulación genética y el control del cuerpo de los seres humanos.

*Al ritmo que vamos, desde el germoplasma hasta el producto en el súper, dentro de cinco años todo quedará mayoritariamente en manos de un puñado de empresas genéticas gigantes.

(Fuente: RAFI)


¿QUE HACER PARA ACABAR CON LA BIOPIRATERIA?

(Ana Sittenfeld, del INBio, y Jorge Soberón, de la Conabio, sugieren promover el uso de certificados de origen de los países de donde proceden como requisito para solicitar patentes.

La coalición de organizaciones que presentó la demanda popular propone:

*Eliminar las patentes a seres vivos.

*Detener el control monopólico de las trasnacionales.

*Abrir la discusión a toda la sociedad.

*Moratoria frente a proyectos de bioprospección mientras se da un diálogo nacional e internacional y se legisla sobre acceso a recursos genéticos.