DOMINGO 12 DE NOVIEMBRE DE 2000




Tres años del PRD en el GDF

Claroscuros de un gobierno primerizo

Los gobiernos de Cuauhtémoc Cárdenas (diciembre de 1997 a septiembre de 1999) y Rosario Robles (octubre de 1999 a diciembre de 2000) están a juicio. Primer ingrediente: los augurios del caos no se cumplieron. La ciudad no se derrumbó y el PRD puede presumir avances. Pero frente a las expectativas de cambio, el GDF es materia de crítica entre los propios perredistas: el movimiento social se desactivó, falló la comunicación, faltaron acciones de impacto social, no hubo integración entre las instancias de gobierno e hizo falta energía para atacar los nudos en la administración. ƑEl principal logro? "Se desbarató una estructura administrativa diseñada y organizada para la corrupción"


Daniela PASTRANA

En el salón de usos múltiples del edificio donde despachaba Oscar Espinosa Villarreal, Cuauhtémoc Cárdenas hizo el inventario de la ciudad que recibió: una deuda de corto plazo que colocaba en números rojos al nuevo gobierno, un fraude en la administración pública con "características de crimen organizado", feudos, cotos de poder, alteración de nóminas e irregularidades graves en todas las dependencias.

*lluvias-inundacion-jpg Fue -dijo el jefe de gobierno el 5 de febrero de 1998- "un punto de partida muy lejos de todo lo deseable" para una ciudad sostenida en la inercia y el crecimiento desordenado.

Diecinueve meses después, Cárdenas se despedía del gobierno capitalino con un último corte ante la Asamblea Legislativa: "Ha sido posible detener un deterioro que parecía incontenible en la estructura material, en el tejido social y en las relaciones entre gobierno y ciudadanos... En esta ciudad, nada podrá volver a ser como antes".

Un cercano colaborador de Andrés Manuel López Obrador -cuyas declaraciones sobre la corrupción que prevalece en algunas áreas molestaron a los funcionarios salientes- le da ese crédito: "El gran mérito de Cárdenas fue romper una estructura administrativa que estaba diseñada y organizada para la corrupción".

* * *

A unos días del cambio de estafeta, el balance del gobierno perredista en la capital parece obligado.

Más, después de que el accidente en el bar Lobohombo -justo al final de la gestión que tiene como principal mérito la honestidad en el primer nivel de gobierno- empañara los avances presumidos por la jefa de gobierno y pusiera en evidencia, como pocas cosas, que la transición entre perredistas es mucho menos que tersa.

Del lado de los detractores, se reconoce en este gobierno un alto nivel de transparencia, un cambio "moral" de fondo, pero son implacables con las críticas a la eficacia gubernamental.

"La ineficiencia también es muy cara", lamenta el dirigente social Alejandro Varas.

Del otro lado, los protagonistas del primer gobierno perredista aceptan el ejercicio de la autocrítica, con una lista de errores que no es menor: el movimiento social se desactivó, fallaron los mecanismos de comunicación, faltaron acciones de impacto social, homologación de criterios en las diferentes instancias de gobierno y contundencia para atacar los nudos en la administración.

En descarga, los funcionarios salientes esgrimen un argumento que parece indiscutible: "La ciudad no se cayó, y en cambio, hubo avances importantes en muchas áreas".

El panista José Espina, jefe delegacional en Benito Juárez , concede: "Tenemos que reconocer que sí se rompió esa estructura, y también que en tres años era muy difícil ir al fondo de los problemas".

Pero Espina -uno de los seis jefes delegacionales de oposición- pone en la mesa el punto que cada vez más le pesa a los perredistas.

"Pudieron hacer mucho más, pero las acciones no fueron para acabar los problemas, sino para mitigarlos".

*Visiones distantes

ƑNudos?

Armando Quintero, líder de la bancada perredista en la Asamblea Legislativa, no lo piensa mucho: las diferencias en el gabinete.

"No hubo homogeneidad en la manera de gobernar, se formó un equipo plural que cumplió con la premisa de gobernar para todos, pero los estilos personales se impusieron al general".

Y es que los pleitos entre funcionarios se cuentan por montones.

vivienda Los más conocidos fueron los choques entre delegados y subdelegados jurídicos (estos últimos fueron nombrados directamente por el jefe de gobierno, sin mediación de la Asamblea ni la intervención de los delegados, por lo que se sentían con suficiente fuerza frente a sus jefes).

Queda también el golpeteo público entre el jefe de la policía, Alejandro Gertz, y el procurador Samuel del Villar.

Pero no fueron los únicos.

La guerra interna en el equipo de Cárdenas llegó a niveles para Ripley.

Un ejemplo muy reciente que se cuenta en las oficinas del gobierno: el proyecto de construcción de 2 mil 400 viviendas a cargo de Demet en un predio de la delegación Gustavo A. Madero.

La historia va así: todas las áreas dieron el visto bueno al proyecto, incluida la Secretaría de Obras, a cargo de César Buenrostro.

Pero Buenrostro, quien se ha caracterizado por su posición conservadora para la construcción de vivienda -su argumento principal es la falta de agua en la ciudad y la imposibilidad de llevar servicios a la periferia- no estaba satisfecho y convenció a la procuradora social, Nuria Fernández.

Aprovechando una ausencia de la jefa de gobierno, la funcionaria exhibió una queja vecinal como argumento para detener la obra y volver a realizar los estudios. En su segundo turno, Obras negó el permiso que ya había dado.

A Buenrostro, amigo personal de Cuauhtémoc Cárdenas, lo identifican dentro del gobierno como el verdadero "cuello de botella" de la parálisis del gobierno perredista en la construcción de viviendas.

El saldo en este rubro es más que rojo: Cárdenas prometió la construcción de 50 mil viviendas al año, pero el promedio de su gestión apenas pasa las 4 mil, muy por debajo de las 30 mil que se construían en la época de Oscar Espinosa.

El problema en vivienda -dice Alejandro Varas, dirigente de la organización política Uníos y uno de los líderes sociales que se mantuvo al margen del PRD- es que "desintegraron los instrumentos de crédito que había y concentraron todo en el Instituto de Vivienda, lo hicieron un elefante gordo".

El asunto es todavía más complejo y tiene que ver con la concepción del desarrollo de la ciudad. Imaginémoslo de este modo: días antes de su comparecencia ante la Asamblea Legislativa, Buenrostro firmó a varias organizaciones sociales estudios de factibilidad de servicios por 250 millones de pesos.

Estos estudios son requisitos de la Secretaría de Obras para dar el visto bueno en las construcciones, pero como no están especificados en el Código Financiero, la dependencia tiene libertad para cobrar discrecionalmente por el estudio.

"Es como si por tener placas de coche te obliguen a poner 10 metros de asfalto y, de paso, te cobren lo que se les ocurra", dice Varas.

Pero si Buenrostro se pasó de conservador, otro grupo del gobierno, entre quienes está Roberto Eibenshutz, el secretario de Desarrollo Urbano y Vivienda, se pasó de "modernizador".

El ejemplo más escandaloso es el de Vistas del Pedregal, en Tlalpan: un proyecto de desarrollo urbano de 700 mil metros cuadrados en una área de conservación ecológica, que fue defendido por Eibenshutz y el delegado Salvador Martínez della Rocca.

"No podemos venir con una historia de cuestionamientos a los megaproyectos y su continuidad", dice Martí Batres, coordinador de los diputados federales del PRD y líder de la Asamblea en la pasada legislatura.

Vistas del Pedregal, como las gasolinerías que defendió Ricardo Pascoe en Benito Juárez y los hoteles que permitió Estefanía Chávez en Xochimilco, son sólo parte de una visión que confrontó a los funcionarios y que se vio reflejada en los planes parciales de desarrollo aprobados en la última sesión de la Asamblea.

"El gobierno envió tarde los planes parciales de desarrollo y había algunos planteamientos muy controversiales -admite Batres-. Al final aprobamos sólo cinco planes que se consensaron con el PAN, de más de 20 que nos enviaron".

Para Varas, el punto es inaceptable.

"En esta ciudad había diagnósticos de todo, pero como partieron de la idea de que todo lo anterior era malo, perdieron meses repitiéndolos. Quisieron cambiar todo, sin cuadros técnicos suficientes, ni una idea común de cómo corregirlo".

"Es cierto -sigue Varas-, no hemos encontrado corrupción en los primeros niveles, pero la ineficiencia es también muy cara".

*La ciudad no se cayó

-Tenemos, entonces, un gobierno honesto, pero ineficiente...

-No -revira el dirigente del Frente Popular Francisco Villa y actual diputado local del PRD Adolfo López Villanueva-. Si este gobierno no hubiera sido eficiente se hubiera derrumbado la ciudad.

Coincide Quintero: "Ningún problema se agravó. No se cayó la ciudad; al contrario, para el tamaño de la bamboliza, lo único que evitó la inestabilidad es precisamente la calma del ingeniero. A cualquier otro lo hubieran tumbado".

El recuento es largo: la guerra con los ambulantes, que derivó en el arresto -después de un enfrentamiento a balazos a plena luz del día- de la "intocable" Silvia Sánchez Rico; las movilizaciones de Antorcha Campesina; la última semana de enero de 1999, cuando se juntaron las protestas de los trabajadores de Chapingo y el enfrentamiento en la Central de Abasto, con Cuauhtémoc Cárdenas fuera del país; el asesinato de Francisco Stanley y el pleito con Tv Azteca; las movilizaciones del CGH y de los maestros; las inundaciones de 1998, cuando cayeron las mayores lluvias del siglo...

Con todo -presumen en el PRD-, hay logros importantes en áreas estratégicas como medio ambiente, donde se cumplió un año sin contingencias ambientales, y en seguridad pública, donde los índices delictivos disminuyeron más de 20% (en el caso de robo a bancos, por ejemplo, la cifra pasó de 73, en el segundo trimestre de 1998, a seis, en el mismo periodo de 1999).

No se derrumbó la ciudad. Pero tampoco se cumplieron las expectativas en áreas fundamentales de la oferta del PRD.

Desarrollo social es un ejemplo, pues "hubo programas muy buenos, pero no dejaron de ser limitados".

Quintero lo pone así: "Se optó por lo urgente y se dejaron las prioridades".

*Comunicación y participación: reprobados

La otra "prioridad" que no fue tanto es la cacareada participación ciudadana.

"Nos quedamos cortos", reconoce Carlos Imaz, presidente del PRD en el DF y primer responsable de esta área.

El ex diputado local Javier Hidalgo no es tan benévolo en su calificación.

"Reprobamos", dice el actual presidente del Consejo Nacional del PRD.

Abunda: "Al movimiento ciudadano de 1997 le echamos una cubetada de agua fría. En los cinco meses de la transición se desactivó a la población y luego no se hizo nada para recuperarla. No se planteó un espacio de cercanía con la gente. Se actuó por impulsos, a las organizaciones sociales que eran aliadas no se les hizo caso. El único que intentó algo fue (Ricardo) Pascoe en Benito Juárez, pero fue aislado".

Hidalgo sabe de lo que habla. En marzo de 1998 presentó una propuesta de iniciativa de ley que planteaba tres instancias de participación: comités vecinales, cabildos (o similares) delegacionales, y la jefatura de gobierno. En su propuesta, los comités tendrían facultades vinculatorias -en función de la Ley de Desarrollo Urbano- para decidir asuntos, por ejemplo, relacionados con el presupuesto, y verificar antros.

La discusión al interior del PRD fue dura. El argumento del gobierno fue que se crearían "pequeños cotos de poder" en la ciudad.

Hidalgo perdió la votación.

Ahora, cosas del PRD, fortalecer los comités vecinales y desarrollar tres niveles de gobierno es el eje de la oferta de Andrés Manuel López Obrador.

Batres no niega que se dio prioridad a la formación de cabildos -finalmente bloqueados por el PRI y el PAN-, pero insiste en que "con sus limitaciones, los comités tienen mayores atribuciones que los presidentes de colonia".

Imaz es más directo: "Si le dabas facultades vinculatorias a un comité estabas bloqueando la posibilidad de convivencia, porque había toda una estructura de control clientelar y no existía una cultura desarrollada de corresponsabilidad en la gente. No es un proceso que se resuelva de un día a otro".

Lo cierto es que la elección vecinal de 1999 fue un fracaso (el abstencionismo rebasó el 90% del padrón electoral) y la participación -juzgan sus compañeros- se redujo a las jornadas para pintar banquetas y plantar árboles.

Imaz tiene su versión: "Era una área que no existía, no había nada, empezamos de cero. No había instrumentos legales ni económicos".

Sin embargo, acepta, los proyectos iniciales no continuaron a su salida de la coordinación. Y también fallaron otras áreas que debían haber impulsado la movilización social.

Por ejemplo, la dirección de programas para la juventud -a cargo de Andrea González, hija del actual subsecretario de Gobierno, Javier González Garza-, cuyo programa durante el primer año fue la organización de "Las Siete Tocadas Capitales".

"Fue lo peor", dice Imaz. Y cuenta que entre bromas y veras les decía: "ƑNo podemos inventarnos algún otro pecado para que hagan algo más?"

"Al final -reconoce el actual presidente del PRD estatal- nos quedamos cortos, pero se sentó un piso que no había".

Hidalgo no lo ve así. "Perdimos las elecciones desde el gobierno, y no porque fuera malo, con mucho es el mejor que ha habido, pero tuvo dos errores de definición política: comunicación y participación ciudadana. La campaña del ingeniero se inició herida de muerte".

Y remata: "Al desactivar el movimiento social, a Cuauhtémoc no había quién lo defendiera, sólo quedamos los diputados".

Menudo problema.

* * *

"Nos faltó comunicar". Tanto lo dicen los perredistas que parece un lugar común. Aunque luego se critiquen porque el último año "sólo hubo propaganda".

ƑQué falló, entonces?

Javier Hidalgo va a fondo: "Hubo una decisión política estratégica, creo yo equivocada, de replegarse, de no contestar".

Un dato dimensiona esta decisión: Oscar Espinosa tenía un presupuesto de 270 millones de pesos para comunicación; Cárdenas lo bajó a 50 millones.

"Se pensó que era un gasto superfluo -sigue Hidalgo-, sólo que la participación ciudadana en una urbe como ésta no se logra si no se estimula en los medios de comunicación".

ƑY Rosario Robles? (la jefa de gobierno regresó el presupuesto para comunicación a 270 millones... y gastó 500, de acuerdo con los informes de la Asamblea).

*marcha-maestros-cnte-4-jpg "Era necesario, porque habíamos sido acusados de todo en dos años, con una política de no responder, y la imagen estaba por los suelos", defiende Hidalgo, quien, sin embargo, no cree que la política de comunicación de Robles sea el ejemplo a seguir.

"Con Rosario la comunicación aumentó, pero no fue distinta a la de otros gobiernos, no había un proyecto propio detrás, una oferta que nos identificara".

*Ingenuidad y soberbia

El de Cárdenas, define Hidalgo, fue un gobierno "sencillo, austero, y eficiente en la mayoría de los rubros".

ƑY su pecado? Que "por no ser protagónico, fue ingenuo, creyó que los resultados hablarían solos".

ƑIngenuo el GDF?

"Más bien paranoico -replica Varas-. Llegó con la idea de que todas las organizaciones sociales eran corruptas y las atacó, como le hizo con todo lo que ya existía. El PRD fue más duro que el PRI".

El maltrato a los grupos sociales es un punto que Adolfo López no puede defender (su hermano Alejandro fue acusado por la Procuraduría capitalina del asesinato de Abraham Polo Uscanga).

"Usaron dos varas con las organizaciones: son malas para el gobierno porque significan corporativismo, pero son buenas para la campaña porque te dan votos".

La tortuosa relación partido-gobierno-diputados-líderes sociales "afines" complicó aún más la gestión de Cárdenas.

En el caso de los legisladores, la lista de escándalos (diputados bebiendo su leche Betty, los líos de Raquel Sevilla, y Víctor Soto en huelga de hambre por el secuestro express de perros, por ejemplo) dio pie a que desde el gobierno se difundiera la versión de que la perredista era una fracción inútil.

Los diputados, por su lado, se quejaron permanentemente de la falta de atención y los desplantes de funcionarios.

A las organizaciones "aliadas", en su mayoría del Movimiento Urbano Popular, no les fue mejor.

Aunque hubo una tregua, en diciembre de 1998, cuando se firmó un "Acuerdo por la Ciudad" entre distintas organizaciones del MUP y Cuauhtémoc Cárdenas. El promotor de dicho acuerdo, Carlos Imaz, ya sabía que competiría por la presidencia estatal del PRD.

"Hubo soberbia del gobierno con las organizaciones. No aprovechamos su experiencia", reconoce ahora Imaz. Luego matiza: "También es cierto que (en el gobierno de Espinosa Villarreal) había una caja chica y que se pedía una cosa para conseguir otra. Es parte de la crisis del MUP".

Será el sereno, pero la imagen del 19 de septiembre, en el aniversario de los sismos, es un buen ejemplo de lo que fue la relación del gobierno con sus "aliados".

Superbarrio -quien trabaja como funcionario del PRD- intentó entregar una carta a Rosario Robles. Pero el enmascarado que nunca se detuvo ante los guardias de Oscar Espinosa (el regente de la mano durísima) no pudo pasar la valla que formaron Antonio Santos y Ricardo Valero, quienes a empujones le impidieron acercarse a su jefa.

"Nunca definieron qué proyecto tienen para la gente -dice Adolfo López-, porque esto de la mentada ciudadanización es como una trampa en la que se metió el gobierno. Está limitada a los asuntos de la clase media, los intelectuales, los funcionarios que salen a pintar banquetas. Pero Ƒy qué con la gente? De alguna manera fue como querer suplantar el trabajo de la gente".

*ƑPrudencia o complacencia?

"Se ha procedido con prudencia, que no debe confundirse con falta de decisión", dijo Cárdenas en febrero de 1998.

Ahora, los perredistas ven en esa "prudencia" una de sus debilidades.

"Privó la decisión de no agitar las aguas para no desatar conflictos, para cuidar la gobernabilidad. Denunciamos y luego no se actuó con suficiente energía", juzga Quintero.

Con todo -dicen-, hay ejemplos concretos de cómo se atacaron los cotos de poder: las consignaciones de líderes de vendedores ambulantes, los 45 días sin tregua en los medios por la Ley de Instituciones de Asistencia Privada, el pleito legal con la Contaduría Mayor de Hacienda de la Asamblea. Y en últimas fechas, la guerra con los trabajadores de limpia.

"Ese es un buen ejemplo -dice José Espina-, en el que uno se pregunta Ƒpor qué no lo hicieron antes, por qué al final?"

*El coco: seguridad

Pocas cosas dañaron tanto la imagen del Gobierno del Distrito Federal como las cruzadas de Samuel Del Villar. Aunque la Procuraduría, ya lo dijo una vez Rosario Robles, no es parte del gabinete.

contaminacion-cd Los propios perredistas que defienden las causas del polémico procurador admiten que su gran error fue confiar en personajes nefastos.

Quintero justifica: "No era fácil encontrar funcionarios para la Procuraduría y la Secretaría de Seguridad Pública, si nuestra historia con ellos fue de perseguidos".

El argumento puede pasar, pero no explica por qué se mantuvo a los funcionarios que no fueron exhibidos por la prensa (por ejemplo, sólo fueron sustituidos tres de 16 delegados regionales).

Curiosamente, la PGJDF es la dependencia en la que fue más intensa la limpia administrativa en los mandos medios. En tres años, más de 700 oficiales fueron consignados. Al resto, se le aumentaron los sueldos e iniciaron programas de capacitación en el instituto a cargo de José Luis Pérez Canchola.

Y efectivamente, las cruzadas del procurador no han sido menores: Del Villar se enfrentó a la multinacional IBM, al poderoso consorcio de Tv Azteca, a Oscar Espinosa (el funcionario más defendido por el presidente Zedillo)... guerras que se antojan de David contra Goliat.

Con su estilo. Por ejemplo, cuando detuvo a Alejandro López (en plena campaña y con el FPFV como aliado del PRD), la jefa de gobierno se enteró por televisión.

"Así es Samuel -dice un ex colaborador-. Ni a Cárdenas le reportaba".

La otra cara -igual de controvertida- es Alejandro Gertz.

El jefe de la policía sustituyó al militar retirado Rodolfo Debernardi en agosto de 1998. Para enero de 1999, después de una "limpia" silenciosa de jefes de sector (de un tajo cambió a 16), terminó por correr al poderoso David Almada, segundo oficial a cargo de la SSP. Junto con Almada se fueron los cinco directores de área.

En su peculiar estilo (igual se pelea con la Hermandad de la policía que con Silvia Pinal o Samuel del Villar) se concentró en distintos sectores para comandar personalmente su programa Cuadrante.

Y poco le han importado las críticas al grupo Alamo, el cuerpo de elite de la policía, que -dicen- extralimita sus funciones y opera al margen de la ley.

Al final, a Gertz le estalló la bomba de tiempo que dejó Oscar Espinosa: la Policía Auxiliar. Su propuesta de someter a consulta la incorporación de los auxiliares a su secretaría metió en un lío al gobierno, que no tiene capacidad de absorber la nómina de 30 mil elementos.

*ambulantes-granaderos--jpg Pero Gertz tiene una medalla innegable: no sólo contuvo la delincuencia (que con su antecesor llegó al punto más alto a mediados de 1998), sino que -sin mano durísima de por medio- redujo sustancialmente los índices, en todos los rubros.

Con todo, la seguridad en la ciudad sigue siendo uno de los pendientes en la herencia de Andrés Manuel López Obrador.

*Rosario, "efectista"

"Muchos temieron un vacío en el poder una vez que Cuauhtémoc Cárdenas se fuera, y porque consideraban que era la única persona capaz de mantener el equilibrio entre las varias facciones del PRD".

El análisis, en abril de 1999, de Peter Ward, investigador del Departamento de Sociología en la Universidad de Texas y estudioso de los gobiernos del Distrito Federal, apuntaba: "En apenas unos meses, Rosario Robles pareció haber sido capaz de cimentar el camino del nuevo gobierno".

En septiembre pasado, ante la Asamblea, la jefa de gobierno no se cansó de defender a su antecesor.

Cárdenas respondió: "Es mejor que yo".

ƑEn realidad fue mejor la segunda parte del gobierno perredista?

A decir de sus dirigentes, no.

"Rosario fue efectista, más que de acciones de largo plazo", admite el ex delegado Eduardo Morales, uno de los "bomberos" de la jefa de gobierno. Luego matiza: "Era necesario, por las circunstancias en las que estábamos. Ella salió a responder".

Las diferencias -dicen- son más bien de estilo.

Cárdenas fue más plural, pero protegió a sus amigos, que terminaron por causar muchos problemas.

La lista es larga: el secretario de Finanzas, Antonio Ortiz; Lucas de la Garza (a quien se ubica como uno de los promotores de la idea de nadar de muertito); Isabel Molina, presidenta del DIF-DF, quien no atina a responder sobre los faltantes de dinero; las delegadas Estefanía Chávez y Guadalupe Rivera...

Rosario, en cambio, se acuerpó en su gente de confianza, pero abrió muchos frentes. "Se peleó con todos, fuera y dentro del partido".

En contraparte, "metió una nueva dinámica al gobierno, no sólo de comunicación política, sino de cercanía con la gente".

Se duplicaron los recorridos... pero también la nómina de honorarios.

El asunto no es menor.

La nómina del gobierno capitalino aumentó -según cálculos del equipo entrante- hasta alcanzar a 320 mil trabajadores.

Un dato más: el gasto corriente -que ya con Oscar Espinosa se llevaba 70% del presupuesto- se incrementó 10%.

Funcionarios de la administración saliente reconocen que "se tuvo que crear una estructura paralela para combatir las inercias del sindicato".

El problema es para los que entran, que tienen que lidiar con una "superburocracia".

Espina lo plantea así: "No cambiaron a la gente que ya estaba, la relegaron y arrinconaron y pusieron una estructura propia. Ahora tenemos las dos".

La Oficialía Mayor se cuece aparte. El GDF tuvo puntería para nombrar a los oficiales mayores por su protagonismo.

Primero fue Jesús González Schmal, con sus denuncias de espionaje y sus listas de aviadores. Luego Porfirio Barbosa, quien -dicen en las oficinas de gobierno- fue sustituido tres meses antes del relevo debido a sus manejos irregulares en algunas licitaciones y en el conflicto de la Policía Auxiliar. Finalmente, el ex delegado Ricardo Pascoe, quien apenas tomó posesión convocó a la prensa para anunciar que pensaba dialogar con el sindicato.

"Es claro que en ese lugar no hay que nombrar a nadie con aspiraciones políticas, sino a un técnico discreto", concluye Quintero.

*Ríspida transición

Que no hay problemas, juran.

Pero días antes de la toma de posesión de los nuevos jefes delegacionales, el gobierno publicó un desplegado en el que se informaba que los trámites en las delegaciones -con algunas excepciones- se suspenderían 10 días (aunque Manuel Fuentes, director jurídico del GDF, anduvo explicando que hubo una "confusión" de redacción y el anuncio se refería a una prórroga).

Que no están peleados, insisten.

Pero fue tanto el miedo de la secretaria de Desarrollo Social, Clara Jusidman, de que su trabajo se tire por la borda, que con el apoyo de Robles promovió un decreto para evitar que el nuevo gobierno descentralice su programa de atención a la violencia intrafamiliar.

En sus transitorios, el decreto -publicado el 12 de septiembre- dice: "En la elaboración del presupuesto para el año 2001 la Secretaría de Desarrollo Social del DF consignará los recursos correspondientes a la red de unidades de atención a la violencia intrafamiliar. Las delegaciones del DF deberán omitir dicho concepto en su presupuesto y tendrán que transferirlo a la Secretaría de Desarrollo Social a más tardar el 30 de septiembre de 2000..."

Que no hay ningún pleito, repiten.

Pero el 19 de octubre, en un homenaje a Lázaro Cárdenas, Rosario Robles molesta por el anuncio de que la delegación Cuauhtémoc daría permisos individuales a vendedores ambulantes, increpó a Lenia Batres, subdelegada jurídica y de gobierno de esa demarcación.

El intercambio, delante de funcionarios y periodistas, fue más o menos así:

-Tú andas diciendo que no se ha acabado con el corporativismo de esos grupos y eso no es cierto, nosotros lo resolvimos -dijo Robles.

-No Rosario. Te mando la versión (estenográfica) de la conferencia, léela.

-No es cierto lo que dijeron, y me tienes que presentar un informe en la noche, porque yo lo voy a decir a la opinión pública.

Sólo son diferencias de criterio, perjuran.

Pero esta semana, el gobierno organizó un coloquio para exponer sus experiencias. Y el equipo entrante no participó en el debate.

Y es que más allá de las "diferencias de visión", la transición entre los perredistas ha mostrado signos de ser todo menos tersa.

Donde primero han saltado los problemas es en las delegaciones. Por ejemplo, en la Cuauhtémoc algunas áreas se quedaron con la tercera parte del personal porque el contrato de los trabajadores por honorarios venció el 31 de septiembre.

Eso sin contar que hay un déficit de 9 millones de pesos para cumplir las obras pendientes.

Lo mismo ocurre en otras delegaciones, donde no hay dinero para proyectos.

-ƑY el subejercicio?

-No tengo idea -dice un subdelegado en Gustavo A. Madero-. Lo que yo sé es que no tengo dinero para terminar el año.

*Lobohombo, la piedrita

El asunto de la discoteca Lobohombo le estalló al GDF justo a un mes y medio de pasar la estafeta, y cuando todos pensaban que la transición no tendría más escándalos que el pleito del delegado Arne aus den Ruthen por la administración del Bosque de Chapultepec.

Ciertamente, hay elementos de descargo en favor del ex delegado Jorge Legorreta. Pero el tema de los giros negros -no sólo en la Cuauhtémoc- destapó una cloaca y sembró la duda sobre la presumida honestidad en el primer nivel de gobierno del PRD.

Un ejemplo: Eduardo Morales llegó al relevo de Pascoe en Benito Juárez. Luego de su experiencia como subdelegado jurídico en Alvaro Obregón, lo primero que hizo fue llamar a Carlos Calvo Zapata, subdelegado jurídico con Pascoe, para pedirle la relación de giros negros en la delegación.

El funcionario, quien actualmente es asesor del oficial mayor, contestó de inmediato: "No hay ninguno".

"Todavía ahora no tenemos un padrón de giros negros, ni de ambulantes, ni nada", dice José Espina, quien acepta que en el área jurídica los funcionarios pecaron, al menos, de omisión.

Para colmo, cuenta una anécdota: apenas anunció su cruzada en contra de los antros ilegales, la jefa de gobierno buscó al delegado panista para invitarlo a su recorrido por Benito Juárez. Espina preparó el expediente del Bulldog, que cumple todos los requisitos para ser clausurado. Pero por más que le dijo, Robles no quiso ir.

ƑEl argumento? El gobierno tenía una estrategia definida: las clausuras estaban a cargo del secretario general de Gobierno, Leonel Godoy, y el director de Gobierno, Francisco Garduño. Y la jefa de gobierno no iba a estar presente en ninguna clausura.

*Lo que viene

Del lado de los que entran, las quejas son:

* Los primeros seis meses del gobierno de Cárdenas no sirvieron para nada. (Por eso López Obrador no quiso equipo de transición y mejor se ha dedicado a los recorridos vecinales.)

* Los amigos del ingeniero.

* Los excesos de Rosario Robles.

Del otro lado, la réplica:

* Hay poca solidaridad de López Obrador con el gobierno saliente.

* Una duda: Ƒcuál es el proyecto económico de Andrés?

"En una ciudad tan complicada como esta no puedes sustentar un planteamiento social tan ambicioso como el de Andrés sólo con un plan de austeridad", dice un colaborador de la jefa de gobierno.

El asunto ha sido motivo de fuertes debates dentro del PRD.

Pero los colaboradores del jefe de gobierno electo están confiados.

"Sí se puede -jura uno de ellos-. El programa social cuesta 5 millones, y eso sale con la reducción del gasto corriente".

Más aún, porque ahora que el PAN gobernará seis delegaciones no piensa estrangular al gobierno de la capital, como lo hizo en 1998, cuando junto con el PRI rechazó el techo de endeudamiento de 6 mil millones que solicitó Cárdenas al Congreso de la Unión.

Por lo pronto, Vicente Fox ya anunció que el DF estará incluido en el fondo municipal de atención a la pobreza.

En todo caso, el silencio de López Obrador sobre su programa de gobierno provoca reservas en sus antecesores.

"El reto de Andrés es integrar un gobierno que sin violentar el proyecto social, mantenga altos índices de inversión", dice Batres.

Darle el toque de izquierda, resume Javier Hidalgo.

Los perredistas reconocen, empero, que las condiciones -sin la mayoría en la Asamblea- son adversas. Y las señales que hasta ahora han salido del recinto de Donceles y Allende no son muy alentadoras.

Espina, en cambio, confía en la madurez política de los partidos para lograr acuerdos en los temas fundamentales. Y pone el ejemplo de la descentralización de la policía.

"Desde la primera reunión les explicamos que con el marco jurídico vigente no era posible llevar a cabo la descentralización. Al principio pensaron que era una posición partidista, pero ahora hay una comisión de trabajo, con cuatro jefes delegacionales".

Según el panista, la descentralización podría hacerse efectiva el año que entra, "aunque el mando pleno tendrá que esperar a la reforma constitucional".

Habrá que ver.

Por lo pronto, el balance del gobierno primerizo del PRD se puede resumir con dos metáforas.

La de Alejandro Varas: "Cortaron brazos y piernas porque estaban gangrenados, sin tener los instrumentos necesarios para regenerar el tejido".

Y la de Adolfo López: "Es como si tu casa se está cayendo y pones un muro aquí y detienes por acá mientras arreglas el techo. Quizá no queda como nueva, pero impediste que se cayera".*