DOMINGO 12 DE NOVIEMBRE DE 2000
Ť Homenaje del Taller Coreográfico a Janis Joplin 

Gloria Contreras, tres decenios de hacer danza sin adornos

Ť El agrupamiento de la UNAM actuará en la Sala Covarrubias

Ť ''Dejé al bailarín la tarea expresarlo todo, sin ayuda externa''

Renato Ravelo Ť Tres décadas de danza sin adornos. Gloria Contreras en el Taller Coreográfico de la UNAM celebra su propuesta clara y directa en la escena, sin búsquedas porque ya hay estilo, con dedicación diaria, con un público cautivo, como una familia.

taller-coreografico-2-jpgSe cuentan 152 las obras que ha diseñado la coreógrafa, quien realizó estudios dancísticos con Nelsy Dambré y que en Nueva York tuvo ocasión de estudiar con George Balanchine.

Durante 14 años en la gran manzana dirigió su propia compañía, hasta que en 1970 funda el taller con dos objetivos: ''Conformar un repertorio propio y hacerse de un público".

-¿Por qué un taller y no una compañía?

-Es un grupo de personas que trabajan en una misma disciplina con el propósito de experimentar en danza y lograr coreografías que sean representativas de ellos y de su cultura. No se trata de una gran compañía que ponga las obras de otros siglos, creadores y culturas.

-¿Cuál de las coreografías ha sido la de mayor éxito, la clásica del Taller?

-Cada coreografía es un logro. Es difícil decir cuál es la más exitosa. Tal vez Huapango, Danza para mujeres o La consagración de la primavera, pero no siempre el público expresa la misma repuesta.

Una mirada para cuidar el concepto

-¿Cuál es su definición de danza

-La danza es una disciplina que permite la expresión por medio del cuerpo, es un medio de comunicación y puede llegar a ser arte.

Es el ensayo de la propuesta escénica a Claro de luna y Gavota, de Debussy y Bach, que son de las cinco coreografías que presentan este domingo en la Sala Miguel Covarrubias.

Para el cierre de esta temporada, por cierto, se tienen programados dos estrenos. Uno en homenaje Janis Joplin, Blues cósmico, y la coreografía al Danzón número 2, de Arturo Márquez.

Desde las 10 de la mañana hasta las 15:00 horas se repite la escena: Gloria Contreras junto a una de las bailarinas ve el desempeño de la coreografía y suelta frases y nombres. Al final, la improvisada apuntadora le recordará los comentarios y las correciones.

Claudia Castañeda, anteriormente bailarina, ahora hace las veces de lo que en francés se denomina regisseur, y en términos concretos es una directora de ensayos, pero la mirada de Contreras no descuida el concepto.

Define la propia Contreras: ''Por medio de mi coreografía, quise volver a la danza en sí, eliminando todo aquello que la hacía débil. Evité seguir líneas literarias y que hubiera exagerados efectos teatrales. Pedí a mis obras ser válidas aun desnudas. Conservé el sonido y el color dejando al bailarín la misión de expresarlo todo sin ninguna ayuda externa".

taller-coreografico-4-jpgDe ahí que la insistencia de Contreras con Olga Rodríguez encuentre eco inmediato en la bailarina: ''Debes ponerte los audífonos para tener la métrica de la música". Rodríguez es una de las bailarinas experimentadas, pero no es la única.

El taller tiene también la característica de no expulsar a sus figuras probadas. Víctor Hugo Lezama, con más de 15 años en la agrupación, lo puede confirmar, pero la lista de personas con experiencia se extiende: Rosario Contreras, Alejandra Llorente, Marcela Correa, Humberto Becerra.

Fuerza contra el alienamiento

Si bailar es la forma grácil de ocupar el espacio, ensayar no deja de tener su aspecto revelador, porque se pueden hacer arabescos sin que importe mucho la posición de las manos. Es como si los cisnes que se presentan los viernes en el Teatro Carlos Lazo y los domingos en la Covarrubias, se dieran oportunidad de ser un poco patos.

Afirma Gloria Contreras: ''La mayoría de nuestras danzas son abstractas, entendiendo a la abstracción no como la evasión sino como la confrontación más íntima con la realidad. La danza transmite emociones, impugna, remueve. Tranquiliza.

''La coreografía puede ser juego intelectual, placer estético, medio para encontrar el alma, reprobación amarga. Siempre ejecutada por el hombre es fuerza contra el alienamiento".

Mireya toma un descanso. Tiene seis años en el Taller Coreográfico de la UNAM y uno de los portes más clásicos de bailarina, con su menuda figura. A su lado, Castañeda indica: ''Claudita, concéntrate, a veces eres como más consciente".

Y es que algo de juego tiene eso de volar, de relacionarse con el suelo de una manera a la vez que más tersa, más exigente, y cuando la regisseur acude al fondo del salón, para completar la terna de bailarines, Joanna salta emocionada.

Sin embargo, la bailarina canadiense no es la escogida, porque es más alta que Claudia. Traen en su lugar a la cubana Yicet Capalleja. Joanna es una de las tres bailarinas extranjeras del taller. De los 23 inttegrantes del Taller, complementan la lista de extranjeros los cubanos Mónica Islas y Alberto Terrero. Por cierto que Fidel García, de origen cubano, es considerado el principal ejecutante del taller.

Contar es el truco: uno dos tres cuatro, dos dos tres cuatro, tres dos tres cuatro. Coreografías que sin complicadas búsquedas ?crítica que se le ha hecho al taller? ocupan con gracia el espacio, al amparo de un público leal y de la inmensa institución que es la universidad.