DOMINGO 12 DE NOVIEMBRE DE 2000

 

Ť Guillermo Almeyra Ť

El rey desnudo

Estados Unidos vive, simultáneamente, una crisis de Estado y una crisis de credibilidad. ƑQué legitimidad puede tener, en efecto, un presidente que no representa más que la mitad de la mitad de los electores y sobre el cual pesa la sospecha de haber triunfado con métodos más propios de Tabasco que de la primera potencia mundial que, para colmo, dice ser el modelo planetario de la democracia? Es evidente que, ante los ojos del mundo, el rey está desnudo y que el brillo de su modelo institucional, bastante empañado ya por el asesinato de John F. Kennedy, por Watergate, por la venta de droga para ayudar a los contras nicaragüenses, por la brutalidad policial y el racismo y por la continua e incesante aplicación de la pena de muerte, incluso a menores y a retardados mentales, deslumbra ya a muy pocos.

El hecho de que todo vaya a parar a manos de la justicia -como un mal divorcio- demuestra una vez más la división y la confusión que existe en el establishment, a pesar de la sustancial semejanza política que presentan ambos grises e improponibles candidatos de los dos grandes grupos de millonarios que se disputan el poder estatal.

El hecho de que la mayoría en el Senado dependa sólo del voto del presidente y del vicepresidente, quita también credibilidad a la ficción de la división de poderes y a las referencias a Montesquieu, y Europa, por ejemplo, mira con enorme preocupación cómo la estabilidad del euro depende del voto de unos pocos cientos de jubilados de Florida, que podrán determinar si se rebajarán los impuestos, como propone Bush -en cuyo caso irían a Estados Unidos crecientes flujos de capitales europeos, reforzando el dólar y debilitando el euro- o si se invertirá en el sector social, como plantean los demócratas, con resultados contrarios a los anteriores.

Es muy probable que la pérdida de credibilidad no sólo del sistema electoral sino también del político -marcado por el fraude, además de la corrupción resultante de las inversiones de los millonarios en sus pollos respectivos- tenga a mediano plazo importantes efectos económicos, ya que la burbuja especulativa depende en realidad de la confianza que puedan tener en la estabilidad económica y política los superendeudados hogares estadunidenses, que ahora especulan en la bolsa en vez de ahorrar, pero que podrían empezar a hacer lo contrario de un día para otro, con grandes consecuencias nacionales y mundiales. Si eso sucediera, por ejemplo, habría que esperar una fuerte pérdida de competitividad estadunidense en su disputa con Europa por la hegemonía, una reducción de las importaciones de EU, con consecuencias inmediatas sobre sus proveedores, una disminución de las exigencias en mano de obra nacional y extranjera y, por consiguiente, el aumento del racismo contra inmigrantes y de los conflictos sociales internos.

Con la división que existe en el sector dirigente, además, ni la política del grupo de los petroleros, socios de Kuwait y Arabia Saudita y también de Menem y otros semejantes en América Latina, ni la del grupo de intereses ligados al mayor mercado del mundo -el mercado interno estadunidense y su extensión canadiense-mexicana- podrán aplicarse sin grandes resistencias y fricciones. El Estado más fuerte del mundo se convierte así en un pato cojo y queda a la merced de la compra de un puñado de votos en la Cámara para aprobar una u otra política, como sucede en cualquier país de los llama- dos emergentes. Pero, a diferencia de éstos, existe en Estados Unidos el poderoso complejo militar industrial y Bush padre ha sido capo mafia (perdón, capo de la CIA), de modo que el peso de este sector, más que nunca antes en la historia, tendería a hacerse sentir por sobre el dividido mundo político. En una palabra, como en Roma, la aristocracia senatorial tendería a depender de los pretorianos...

Para los países que dependen por completo de la economía y de la política de Estados Unidos -como los emergentes latinoamericanos- Ƒno es esta una advertencia sobre la necesidad de tomar distancia del que patalea en el agua y, al mismo tiempo, también en parte una posibilidad de tomar posiciones más favorables?, Ƒno ha llegado acaso el momento de prevenir para no ser víctimas de la crisis del elefante que tenemos al lado?

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