Ť Los nervios pudieron malograr las medallas, recuerda Patricia
Trato igual, pero en condiciones diferentes: Valle
Ť La nadadora y su entrenador Fernando Vélez esperan que el gobernador morelense los reciba
Jorge Sepúlveda Marín Ť Un día antes de ganar la primera medalla en los Juegos Paralímpicos, Patricia Valle estaba nerviosa, muy nerviosa, un mal que la atrapa sin posibilidad de soltarse.
Generalmente los nervios la han hecho perder pruebas, porque se convierten en uno de los peores enemigos a vencer. Su entrenador Fernando Vélez le hacía bromas, quizá de mal gusto, para "terapearla" y se concentrara en la alberca y en la presea.
Ya sobre el banco de salida, como veloz video, pasaron por su mente "todas las ideas". Fue entonces cuando se encomendó a un ser divino y se lanzó al agua en pos del metal.
Cuando le ayudaron a salir de la alberca de Sydney supo que había ganado y eso le dio confianza para repetir en dos ocasiones más y obtener sendas medallas. Regresó al país con oro en 100 metros y dos bronces en 50 metros pecho y en 50 metros libres, pero lo que la tiene más orgullosa es un nuevo récord mundial en los 100 metros con 2:03.94 minutos.
La plática se desarrolla en un restaurante. Recuerda que para la segunda y tercera preseas no paraba de llorar. "Era una sensación indescriptible, que nunca sabré narrar con palabras, pero que siempre tendré aquí, en mi corazón, porque son de esas cosas que te llegan hondo, que te calan, y que hay que guardarlas para toda la vida", responde como si recordara en voz alta.
Ahora se enoja, porque afirma que la terapia para los nervios la debió tener desde su participación en Atlanta 96, donde no llegó en sus mejores condiciones, pero los nervios se encargaron de negarle más de los tres cuartos sitios logrados. Después de eso comprendí que "es la mejor manera de perder, porque te quedas así ?casi junta el índice con el pulgar?, de ganarte el bronce".
Censura a ventajosos
La deportista admite que los atletas paralímpicos y los convencionales no deben ser medidos con la misma escala. Sabe que hay diferencias y quizá por eso las autoridades deportivas les otorgan diferentes estímulos.
"Lo que nosotros exigimos es que nos traten en igualdad, pero en condiciones diferentes, porque si tú me dices que nos den, por ejemplo 25 mil pesos de beca y nosotros nos hacemos cargo de todos nuestros gastos, a algunos sí les resultaría, pero a otros no", por lo que sería mejor que se les entregara todo el equipo necesario, pero además la ayuda vitalicia de cinco salarios mínimos, transporte y el pago de las giras, indica.
Está convencida, como la gran mayoría de los deportistas discapacitados, que hay muchos problemas en esta comunidad, que hay gente que se aprovecha de los demás o que de plano no se quieren rehabilitar para seguir gozando de los "beneficios" del deporte especial, sabe que los atletas deben romper con todo esto, porque de otra forma las autoridades seguirán sin ayudarlos.
?¿Pero tú vas a dar el paso para denunciar a esta gente?
?No, qué te pasa. Eso lo tendríamos que hacer como grupo, porque es la única forma en la que nos harían caso.
"De otra manera, si hacemos uno o dos los reclamos y presentamos lo que hemos visto, con seguridad todo seguirá como hasta ahora y si no hay un cambio radical en el deporte de discapacitados, para Atenas 2004 podrían caer mucho los resultados y después podría ser el deporte el que vaya al pozo", señala.
La poseedora de tres records mundiales, además del de 100 metros libres, de los 200 libres y el de mariposa, asegura que antes de la cita olímpica vivió una odisea. Todos los días debía trasladarse desde Cuernavaca hasta el Centro Paralímpico de la Ciudad Deportiva durante seis meses, y los dos últimos meses optó por quedarse en esta ciudad.
Eran dos sesiones diarias de cuatro horas cada una, bajo el yugo del entrenador Vélez, quien no perdona ni un minuto de descanso si no se cumplió con la orden de trabajo. Vélez es el entrenador nacional y quien puede ser despedido por la presidenta de los deportistas especiales, Dora Elia García.
Antes de terminar, la competidora habla de que hay gente que finge lesiones, inventa incapacidades para que los clasifiquen en una categoría que no les corresponde, y al momento de competir sea más fácil ganar una presea.
"Esos se deben salir ya del deporte, no se vale que hagan trampa, porque como dicen, eso en nuestra comunidad es como los que se dopan", argumenta.
Ahora, tanto Patricia como Vélez están a la espera de que el gobernador morelense Sergio Estrada Cajigal les entregue un presente, motivado por lo que se ha hecho en Tlaxcala, donde le dieron una casa a Moisés Beristáin, pero que no les mande pre guntar "si necesitan una silla de ruedas".