VIERNES 10 DE NOVIEMBRE DE 2000

 


Ť Leonardo García Tsao Ť

El jugar sin límites

Para un cineasta que se acerca a los 60 años de edad, Arturo Ripstein muestra ahora una inusitada capacidad de reinventar su estilo. Así es la vida, su penúltima realización, continúa los temas centrales de su obra pero a la vez ensaya una nueva manera de abordar sus constantes formales. Siendo el primer largometraje mexicano hecho con tecnología digital, la película explora las posibilidades expresivas del nuevo medio, bajo un aire de lúdica liberación.

En cierta forma, Así es la vida podría considerarse un complemento de Mentiras piadosas (1988), al enfocar a la arista perdedora de un triángulo amoroso. La infalible guionista Paz Alicia Garciadiego se inspira libremente en la Medea de Séneca para situar su tragedia chilanga en un patio de vecindad, donde Julia (Arcelia Ramírez) no es una hechicera sino una especie de curandera alternativa en pleno trance doloroso del abandono. Su marido, el boxeador fracasado Nicolás (Luis Felipe Tovar), la ha dejado por la muy joven Raquel (Francesca Guillén), hija a su vez de La Marrana (Ernesto Yáñez) el gran jefe del vecindario. La desesperación de Julia es agravada por el deseo de Nicolás de quedarse con sus dos hijos, y la amenaza de La Marrana de echarla de su vivienda. Los deseos de venganza de la mujer son exacerbados por las invectivas antimasculinas pronunciadas por su madrina (Patricia Reyes Spíndola), para quien el único macho bueno es el macho muerto (o castrado, por lo menos).

Gracias a la libertad permitida por una cámara de vídeo y un equipo reducido al mínimo, Ripstein aborda sus temas característicos -los efectos del amor echado a perder y los inexorables designios del destino- con tal soltura que la cámara se vuelve otro personaje de la película. Todas las tomas son hechas con cámara en mano, resueltas en plano-secuencia. Al mismo tiempo, los personajes reconocen su presencia dirigiéndose a ella, o incluso retando su intrusión en momentos demasiado íntimos.

El realizador también juega con la estructura narrativa, usando ocurrentes flashbacks y secuencias imaginarias para recordarnos que estamos viendo una representación, un mero reflejo de la realidad. En particular, los conocedores de la mitología griega se divertirán con la forma en que Ripstein y Garciadiego han (pos)modernizado algunos de sus elementos. El empleo de un destartalado televisor en blanco y negro resulta particularmente ingenioso. La programación televisiva es digna de un país que sólo puede ser Ripsteinlandia: reportes del clima dichos por una neurótica, paisajes chilangos puestos al azar y la continua aparición de un lamentable trío de bolero (šese niño de las maracas espásticas!), que hace las veces de coro griego.

El trío de músicos llega a aparecer en persona en una secuencia que une dos tiempos con la mayor naturalidad. Es quizás el mejor ejemplo de una estrategia caprichosa para nada reñida con el rigor en la puesta en escena. Por ello, la soltura formal y los efectos distanciadores no disminuyen la intensidad del final de Así es la vida, sin duda una de las instancias más escalofriantes en la filmografía del director.

Si bien el reparto es cumplidor como de costumbre en una obra de Ripstein, cabe mencionar una presencia nueva en su equipo de colaboradores. Arcelia Ramírez brinda aquí una interpretación definitiva de la furia irracional que puede poseer a una mujer desairada. La actriz corría el riesgo de ser subestimada pues ha desperdiciado mucho su capacidad en telenovelas o películas inferiores. Pero aquí recupera la casta: pocas colegas suyas podrían haber pronunciado el monólogo inicial -una febril declaración de desamor- con igual convicción.

Además de ofrecer una calidad de imagen más que aceptable, el cine digital ha abierto la posibilidad de hacer un cine económico en todos los sentidos. (Ripstein hizo en menos de un año con la misma técnica, La perdición de los hombres, a ser vista pronto en la 36Ű Muestra). Ahora bien, el bajo costo de producción no implica que la películas deban sacrificarse a la hora de su exhibición. Estrenada por el Imcine en media docena de salas y con publicidad casi subliminal, Así es la vida tiene pocas posibilidades de ser apreciada por su público natural que, además, estará muy ocupado asistiendo a la Muestra. Se trata de uno de los títulos más importantes del año y se exhibe como con vergüenza. Es cierto, el cine de Ripstein no suele atraer a los grandes públicos; sin embargo, otra cinta similarmente difícil, Crónica de un desayuno, fue estrenada en 70 salas con un oportuno apoyo publicitario (a cargo de una compañía transnacional, Columbia). A veces, el cine mexicano de calidad encuentra en las instituciones oficiales a su peor promotor.

 

ASI ES LA VIDA

D: Arturo Ripstein/ G: Paz Alicia Garciadiego, inspirado en Medea, de Séneca/ F. en C: Guillermo Granillo/ M: David Mansfield, Leoncio Lara (Bon)/ Ed: Carlos Puente/ I: Arcelia Ramírez, Luis Felipe Tovar, Ernesto Yáñez, Patricia Reyes Spíndola, Francesca Guillén/ P: Filmanía, Gardenia Producciones, Fondo para la Producción Cinematográfica de Calidad, Instituto Mexicano de Cinematografía, Wanda Vision (España), DMVB (Francia). México, 2000

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