VIERNES 10 DE NOVIEMBRE DE 2000
Ť Los Pinos y secretarías de Estado tienen más de 300
Obras prestadas al gobierno deberán volver a los museos
Ť Adornar oficinas públicas, ''costumbre en México'': Estrada
Miryam Audiffred Ť Más de 300 obras de arte que cuelgan de las paredes de Los Pinos y las secretarías de Estado deberán regresar a los museos del país antes del 30 de noviembre. Se trata de pinturas, dibujos y grabados que en el sexenio de Ernesto Zedillo fueron utilizados, ''como es costumbre", para adornar esas oficinas de gobierno.
El primer paso fue dado por Gobernación a mediados del pasado octubre -cuando comenzó el traslado de las piezas-, sin embargo no todas las instancias oficiales han puesto en marcha acciones para regresar dichas obras a los museos de Arte Moderno, de la Estampa y Nacional de Arte, de donde proceden.
De acuerdo con funcionarios del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), 97 por ciento de las piezas prestadas en comodato son ''obras menores", es decir trabajos que no se catalogan como monumento artístico, pues son ajenos a la creación de José María Velasco, José Clemente Orozco, Gerardo Murillo (Doctor Atl), Diego Rivera, Frida Kahlo, David Alfaro Siqueiros y Saturnino Herrán.
La situación de Los Pinos es un caso aparte. Datos de la oficina de prensa del INBA señalan que en los salones públicos de la residencia oficial se encuentran obras de ''enorme valor artístico''. Tal es el caso de Apunte para el jarabe, de Herrán; Paisaje con magueyes, de Orozco; y los óleos Después de la tormenta, La calle de Avila y La molendera, de Rivera.
Entre las más de cien piezas ubicadas en Los Pinos, también se incluyen dos creaciones del oaxaqueño Rufino Tamayo -Mujer reflejándose en un espejo y Naturaleza muerta con vasos-, San Juan Ixtayopan, de Francisco Goitia; varias obras de Joaquín Clausell, así como dos series de dibujos del Doctor Atl que, según los que han visitado ese inmueble, decoran las paredes de la sala de juntas del presidente de la República.
Larga historia de discrecionalidad: Tibol
Además, Los Pinos albergaron en este sexenio trabajos de artistas como Pedro Coronel, Fernando García Ponce, José Chávez Morado, Miguel Castro Leñero, Gilberto Aceves Navarro, Rodolfo Nieto, Jesús Urbieta y Francisco Toledo.
En palabras de Gerardo Estrada, titular del INBA, prestar obras es una práctica común en México y -de acuerdo con el coordinador nacional de Artes Plásticas de ese organismo, Walther Boelsterly- los convenios en comodato con las secretarías de Estado se revisan cada año.
Los acuerdos se firman con la Oficialía Mayor y con el cambio de administración existe el deber de regresar toda la obra porque -aclara Estrada- ''no todo el mundo tiene los mismos gustos". Así que, de continuar con esta ''costumbre", Vicente Fox y su gabinete serán los encargados de seleccionar las piezas que se colgarán en las instancias del próximo gobierno y, por supuesto, en Los Pinos.
La crítica de arte Raquel Tibol ha dicho en varias ocasiones que la discreción con que se lleva a efecto dicho traslado es algo ''exclusivo de México". Al respecto, señala, la ''larga historia de discrecionalidad" que rodea a este proceso ''ha permitido que se cuenten y se digan muchas cosas"; de ahí que, en su opinión, ''lo importante es establecer una visión objetiva de la relación del INBA con el poder público de la nación".
Si bien se dice que El Juárez de Rivera y El Carranza de Siqueiros andan de aquí para allá entre los distintos salones de Los Pinos, lo cierto es que el regreso de las obras prestadas por el INBA durante la presente gestión no dejará vacías los muros del recinto presidencial.
''Cuentan con las piezas que se han ido acumulando en la residencia oficial por razones históricas y con la colección creada por Carlos Salinas", explica Estrada.
No es mucho lo que se sabe en torno de este último acervo, sin embargo es un hecho que durante su gobierno Salinas encargó obras a artistas como Juan Soriano, Manuel Felguérez, Vicente Rojo, Roger von Gunten, Francisco Toledo y José Chávez Morado, por mencionar algunos de los cerca de 30 autores participantes.
El pintor Felguérez recuerda que le llegó la orden directamente de Los Pinos con la intención original de ubicar su obra en el salón López Mateos.
''Mi cuadro fue uno de los de gran formato. Recuerdo que me llevaron las telas a mi casa; tuve dos o tres meses para concluirla y, después, el pago fue simbólico. Recibí como 100 mil pesos por la obra, cuando una pieza de mediano formato cuesta lo doble. El dinero que nos pagaron, entonces, fue como una quinta parte de su valor real.
''Fue una buena idea que se conformara una colección propia para Los Pinos, porque en las embajadas nadie conoce lo que existe", comentó en entrevista, hace meses.
Según el INBA, las embajadas de México resguardan cerca de 282 obras, concentrándose casi 50 por ciento en las de Argentina, Bélgica, Estados Unidos, Rusia, Gran Bretaña y Filipinas.
Si bien Relaciones Exteriores tiene su propio acervo es una tradición que el INBA traslade piezas a las embajadas, pues éstas son también ''ventanas al arte".
El ''alto costo" del traslado obliga a que los cuadros permanezcan varios años en el extranjero. ''Pero se tiene perfecto conocimiento de lo que está fuera del país". Así es que, además de las obras que aún están en las secretarías, hay que sumar las resguardadas en las sedes diplomáticas para tener la cifra real de las colecciones de los museos nacionales.
Sólo dos embajadas albergan obra patrimonial: la de Francia, con el óleo Trágico reposo, del Doctor Atl, y la de Rusia, en la que está un grabado de Siqueiros sin título.
Hay un Tamayo en la legación de México en Gran Bretaña, cerca de 20 grabados de Posada en EU, Australia y Rusia y, en Francia, se ubican los "famosos Zárragas".