VIERNES 10 DE NOVIEMBRE DE 2000

COMUNICADO No. 43


La transición educativa/ II



Ť Urge reformar la educación secundaria y media superior

Ť Evaluación: necesario establecer un verdadero sistema

Ť Magisterio: pendiente la revaloración de su actividad
 
 

En la entrega anterior planteamos que, más allá de las inquietudes y controversia que han generado las iniciativas y que han trascendido en los medios en este largo periodo de transición, existe una serie de temas críticos sobre los que la próxima administración gubernamental deberá pronunciarse y resolver. Son temas que expresan algunos de los grandes desafíos del sistema educativo nacional y que se han manifestado en diferentes momentos y por distintos medios.

En el comunicado anterior destacamos que hace falta una mayor claridad sobre el sentido de lo público y lo privado en el campo educativo, así como resolver el asunto de la gratuidad para los niveles medio superior y superior. También señalamos la importancia de consolidar, en cantidad y calidad, la enseñanza básica para toda la población; lo mismo que diseñar un amplio programa para enfrentar el grave problema del rezago y acordar los términos que permitirán avanzar en el federalismo educativo. Ahora, finalizamos esta serie con los temas restantes y resaltamos el hecho de que se trata de un panorama general sobre el que cabría ahondar en los próximos meses a la par de los lineamientos de la siguiente administración.

Renovar los perfiles académicos y los contenidos educativos

Las necesidades de actualización curricular son distintas entre los niveles educativos, como también es diferente la responsabilidad del gobierno para asumir o apoyar la renovación en cada caso. Aunque en todos los niveles es importante la actualización de métodos y contenidos, en el terreno de la educación secundaria y la educación media urge una reforma que haga avanzar en calidad, pertinencia y actualidad la educación que se imparte.

La secundaria fue parcialmente reformada a partir del Acuerdo de Modernización de la Educación Básica. Se integró al ciclo básico obligatorio, se cambió el esquema de organización de áreas por disciplinas, se generaron y distribuyeron libros de texto gratuitos y se implantó la materia de formación cívica y ética. Sin embargo, prevalecen retos fundamentales: a) la pertinencia de su programación curricular, que se caracteriza por el enciclopedismo y la falta de integración entre materias; b) la falta de coherencia con el ciclo de educación primaria; c) la heterogeneidad cualitativa entre modalidades (secundaria general, telesecundaria y secundaria para trabajadores)

El nivel medio o bachillerato ha sido el menos atendido en los últimos años. Si se quiere un bachillerato general y técnico de calidad se debe comenzar por reconsiderar su misión, tomando en cuenta que las necesidades de los jóvenes y su futuro son tan importantes como las necesidades sociales y de la producción. Una educación media pertinente debería dar prioridad a una formación integral que otorgue a los egresados ventajas claras respecto a los que no la estudian, y en la que se obtiene una formación basada en el aprendizaje de destrezas cognitivas --con énfasis en aprender a aprender--, la capacidad de reflexión y análisis, el desarrollo de una conciencia crítica y la comprensión de la cultura laboral, tecnológica, científica y humanística. El bachillerato debe permitir a todos los estudiantes adquirir los conocimientos y habilidades pertinentes para proseguir con una carrera universitaria, así como para enfrentar el mundo del trabajo.

El gobierno entrante deberá encarar el delicado tema de los bachilleratos dependientes de universidades. Para los jóvenes, la ventaja de éstos es que brindan una opción directa para continuar estudios superiores. No obstante, las posibilidades de un desarrollo integral de este nivel dependen, en buena medida, de la solución que se encuentre para ofrecer a los estudiantes condiciones de ingreso y egreso equivalentes entre las diversas modalidades, así como facilidades de tránsito horizontal entre ellas.

En el debate sobre la renovación de contenidos del ciclo básico y la enseñanza media, se subraya la importancia de instruir en el manejo de nuevas tecnologías informáticas e inglés, ya que su conocimiento es necesario para enfrentar la globalización. Sin subestimar este enfoque, y en la misma perspectiva de globalidad, consideramos que se debe otorgar un énfasis renovado al aprendizaje de las humanidades, particularmente de historia, geografía, lengua y literatura, sociedad y cultura.

Integrar la evaluación a la innovación educativa

La evaluación en el campo educativo es uno de los temas permanentes en el debate público y el impulso de algunas de sus modalidades a lo largo de la última década ha generado variadas reacciones. A pesar de que se han puesto en marcha diferentes iniciativas, hasta hace cinco años las mismas autoridades del sector aceptaban la ausencia de mecanismos e instrumentos que permitieran una evaluación ordenada y completa del sistema educativo, y sobre todo que ayudara a corregir deficiencias, orientar decisiones y mejorar la calidad de la educación.

La experiencia con los mecanismos de evaluación del desempeño individual, institucional y sectorial, no siempre ha sido afortunada y ha dado paso a múltiples cuestionamientos sobre sus beneficios. Uno de los problemas asociados a esta situación es que frecuentemente no hay claridad y precisión sobre los propósitos que se buscan al hacer la evaluación, o bien, se declaran unos fines y en realidad se cumplen otros. La confusión en torno a los objetivos de la evaluación también puede generar equívocos en el qué y cómo evaluar, tanto como en los resultados de aquello que se intenta valorar. Otro problema es qué hacer con los resultados de la evaluación. A este respecto llama la atención el carácter confidencial con el que se han manejado los resultados de distintas pruebas en el aprovechamiento de los alumnos, las formas y medición en el desempeño de profesores o el alcance de los exámenes nacionales. Obviamente, si no se cuenta con información amplia y fidedigna sobre lo que está marchando bien y lo que no, tampoco se pueden tomar las medidas correspondientes y, por el contrario, se abre paso a la especulación y a las comparaciones basadas en supuestos y creencias.

Las autoridades reportan avances en la puesta en marcha de un sistema nacional de evaluación educativa que permitiría mediciones sistemáticas sobre el aprovechamiento académico de los alumnos y el desempeño de los profesores. Sin embargo, debe estar clara cuál es su finalidad, asegurarse que técnica y metodológicamente es consistente y que sus resultados sean del dominio público. Esto es válido tanto para el sistema como para los diferentes mecanismos y modalidades que hoy están en marcha. Pero es esencial, sobre todo, que la evaluación permita una toma de decisiones fundada y una mejora en los procesos educativos.

Dignificar la labor magisterial y brindar formación docente de calidad

A pesar de los reiterados discursos sobre la importancia del maestro para impulsar la calidad de la educación y las diferentes iniciativas para mejorar su actividad, está pendiente un proyecto amplio para atender las necesidades profesionales y materiales de los maestros.

El proceso de reforma de la educación normal, puesto en marcha desde hace cuatro años, ha avanzado transformaciones de orden curricular, también en torno a la actualización del personal docente de estas escuelas y sobre la infraestructura de sus planteles, sin embargo, los aspectos clave siguen a la espera una reforma que atienda la diversidad de situaciones (incluyendo a las normales rurales) y que permita una efectiva revaloración de la profesión magisterial.

Por otra parte, debe valorarse realmente cuál ha sido el impacto del Programa Nacional para la Actualización Permanente de Maestros en Educación Básica en Servicio (Pronap) que se puso en marcha al inicio de la actual administración, particularmente considerando las condiciones en las que los maestros desarrollan su labor y las transformaciones emprendidas en la educación básica.

Otro aspecto que conviene tener presente en la dignificación del magisterio son sus condiciones de vida. A pesar de lo que estipula la Ley General de Educación respecto a la obligación del Estado de otorgar al maestro un salario para un nivel de vida decoroso y de las declaraciones de autoridades, que destacan que los profesores perciben salarios similares a los de otros países, debe reconocerse que en gran medida la expansión del sistema ha sido a costa de los profesores y que es necesario recompensar sus esfuerzos.

Un último elemento que debe resolverse es qué tanto el programa de Carrera Magisterial ha funcionado conforme a los propósitos que se establecieron. Resalta el hecho de que el programa ha recibido críticas sobre su pertinencia para mejorar el desempeño del profesor, al igual que algunas quejas y denuncias por actos de corrupción en su operación. Sobre todo, lo que parece estar en cuestión es la capacidad del programa para cumplir la doble función de mejorar la calidad de la educación, a través del mejoramiento profesional del maestro, y al mismo tiempo incrementar las percepciones salariales de algunos docentes.

Convertir cada centro escolar en un espacio plenamente educativo.

La intención expresada por el presidente electo Vicente Fox de emprender una "gran revolución educativa" puede tener variados significados, pero seguramente un componente importante será la expansión de la oferta y un mejoramiento sustantivo de los planteles escolares. De hecho, se ha mencionado que se piensa destinar una importante cantidad de recursos para infraestructura y ya se hacen proyecciones sobre los flujos de ingreso en cada nivel escolar del Sistema Educativo Nacional. Sin embargo, existen resistencias culturales en la población que habrá que analizar antes de tomar decisiones. Por ejemplo, es preocupante que de la población de jóvenes entre 15 y 29 años, 54.5 por ciento haya abandonado sus estudios por el simple hecho de "no querer" seguir su instrucción académica; mientras que 27.9 por ciento ya no asisitió a la escuela por la necesidad de trabajar para ayudar al sostenimiento de su familia o al suyo propio (INEGI 2000, Los Jóvenes en México).

Estos datos revelan que, aunadas a las res

tricciones económicas, también existen factores sociales y culturales que no hacen a la escuela un lugar de aprendizaje afable para los jóvenes mexicanos. Esta situación obliga a repensar el papel de cada centro escolar, en donde una de las ideas que se debieran fomentar es que aprender es una parte intrínseca del ser humano, donde se trasmita el c

onocimiento creativamente, donde se ofrezcan contenidos temáticos que sirvan para entender y transformar la realidad del país y donde se logre una convivencia pacífica y respetuosa entre profesores y alumnos.

Otro aspecto, que conviene tener presente, es el desafío que hoy enfrenta la escuela ante otras instancias que han adquirido una importancia creciente en la labor educativa, como las nuevas tecnologías informáticas y los medios audiovisuales. Uno de los retos para la escuela, sobre todo de cara al futuro, será cómo aprovechar ese caudal de información y medios para mejorar su función, sancionar ese tipo de aprendizajes y hacer de su marco institucional un espacio atractivo y plenamente educativo.

Hasta aquí los temas críticos que Observatorio sugiere retener en este periodo de transición y en espera de la presentación de los lineamientos estratégicos de la próxima administración. Sin embargo, cabe advertir que la lista se puede ampliar y, de hecho, en los siguientes comunicados algunos de los temas ya mencionados y otros que restan, los abordaremos con mayor detalle.

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