VIERNES 10 DE NOVIEMBRE DE 2000
Ť Se requiere investigar más los géneros clásico y contemporáneo
Tres libros del Cenidid, comienzo para dotar de teoría a la danza
Ť El bailarín debe asumir la dramaturgia, pues su arte y el teatro nacieron juntos
Ť Fueron escritos por Patricia Cardona, Elsa Recagno y María Cristina Mendoza
Arturo García Hernández Ť La danza clásica y contemporánea -el proverbial ''patito feo" de las artes en México- ha carecido de una bibliografía docente hecha por y para el gremio dancístico nacional, que tome en cuenta su particular historia, sus características y las condiciones concretas de su práctica y enseñanza. Un primer paso para revertir tal carencia es la publicación reciente de tres libros que, en lo general, proporcionarán a estudiantes, bailarines, maestros y coreógrafos los elementos teóricos y culturales indispensables en su desarrollo, perfeccionamiento y actualización.
Promovidos y publicados por el Centro Nacional de Investigación, Documentación e Infomación de la Danza (Cenidid) José Limón, los títulos de referencia son La dramaturgia del bailarín, de Patricia Cardona; Escuelas de ballet en América y Europa, de Elsa Recagno; y La coreografía, un caso concreto: Nellie Happee, de María Cristina Mendoza Bernal.
Trascender la mecánica corporal
Luego de 30 años de ver danza desde una butaca -como periodista y crítica en la materia-, indagando acerca de las razones por las que algunos bailarines conmueven al público y se comunican con él, pero otros no, Patricia Cardona realizó lo que llama ''un estudio sobre la comunicación escénica y la percepción del espectador". En él, plantea que ''presentarse en un escenario representa una inversión de energía, de tiempo de estudio", por lo cual es lamentable que no logre comunicarse con la audiencia: ''Es una gran injusticia que muchas veces tiene qué ver con la ignorancia de quien está sobre el escenario. Después de mucho estudiar me di cuenta que el bailarín debe saber por qué y para qué esta ahí y a menudo no lo sabe, simplemente sigue un encadenamiento de pasos pero se vuelve un asunto tan abstracto para él mismo que desaparece como individuo".
El espectador -argumenta Cardona- siempre está en busca de sentido, eso es un hecho contundente. Cuando ''el intérprete no permite al espectador construir ese sentido, no logra entablar una comunicación. Aquí es donde entra el asunto de la dramaturgia, que es una articulación de justificaciones, imágenes y contenidos que el bailarín propone para proyectar una significación, de otro modo es una presencia efímera que se olvida a los cinco minutos". A partir de está premisa, la también coordinadora de Investigación del Cenidid no duda en señalar ésta como una de las principales explicaciones al distanciamiento que existe en México entre la danza y el público: ''Influye demasiado".
Sin embargo, hoy el bailarín mexicano en general no es consciente de ello: ''Desafortunadamente la palabra dramaturgia en danza no se utiliza, se ignora, no se le cree necesaria o se le confunde con literatura dramática. Es un gran error. Dramaturgia significa acción escénica, compete al bailarín y al coreógrafo porque supone componer en el espacio de tal manea que todo lo que esté ahí tenga una justificación. Por eso el bailarín no tiene que sorprenderse al oír hablar de dramaturgia, cuando que la danza y el teatro nacieron juntos".
El olvido de la dramaturgia en la danza mexicana -de acuerdo con Patricia Cardona- se remonta los años sesenta. Hasta entonces coreógrafos y bailarines apelaban a una expresión y emotividad excesivas, de gran impacto en la memoria del espectador, pero el aspecto técnico estaba descuidado. En los años sesenta la enseñanza hace énfasis en la formación técnica: ''Fue una etapa muy importante, fundamental, pero se quedó ahí y hubo una especie de olvido de lo que es el contenido. Pero no podemos quedarnos en la mecánica corporal. Cada época nos pide hablar más allá del cuerpo, entonces se hace necesario plantear un nuevo expresionismo, de tal manera que sentimiento y emoción se integran al cuerpo sin que imperen uno u otro, sino que haya una conjunción".
Danza clásica, un tema soslayado
A su vez, los libros de María Cristina Mendoza y de Elsa Recagno abordan desde distintas perspectivas un tema que prácticamente no se ha tocado en México, la danza clásica. El objetivo de Mendoza fue identificar y comprender los retos que como creador enfrenta un coreografo. Para ello escogió un caso concreto, el de Nellie Happee (a cuyo lado trabajó), quien ''hizo propuestas de rompimiento en el lenguaje clásico", tratando de contribuir a su evolución. La autora hace notar que en México lamentablemente la danza clásica está encasillada, ceñida a un cliché, a diferencia de otros países donde ha evolucionado hacia propuestas más audaces y a la altura de las mejores expresiones escénicas del mundo.
La ex bailarina y ahora investigadora sostiene que las coreografías de Nellie Happee son ejemplo de ese proceso de búsqueda y evolución pero sin olvidar, como dice Patricia Cardona, ''que la danza clásica es una ciencia formativa extraordinaria que desgraciadamente se ha encajonado en conceptos muy cerrados".
El libro de Elsa Recagno es un estudio comparativo sobre las características y funcionamiento de diversas escuelas de ballet en otros países y la mexicana. Fue un trabajo que inició a principios de los años noventa. Como maestra de la Escuela Nacional de Danza Clásica y Contemporánea, ''siempre tuve la inquietud sobre los métodos y programas de estudio en la materia. Mi idea era dar a conocer el de otras escuelas y reconocer el que se hace aquí".
El estudio le permite a Recagno hablar de la necesidad de actualizar y modificar los planes de estudio en México: ''Es importante hacerlo porque las necesidades del bailarín hoy son muy diferentes a las de hace 30 o 40 años. Cambiaron mucho, en todo el mundo. Hoy se usa la técnica clásica como punto de partida hacia expresiones más contemporáneas y eso es lo que tenemos que cuidar". En ese sentido, admite aque existe un rezago.
Aparte de los tres títulos anteriores, Cenidid ha publicado otro libro, aunque con un sentido más historiográfico que didáctico: El ballet de cámara y sus antecedentes (1957-1963), de Tulio de la Rosa. El grupo independiente al que alude el título del libro nació en un contexto en el que la danza clásica carecía del apoyo del Estado. De acuerdo con la explicación en la contraportada, ''surgió como un esfuerzo ejemplar y sobre todo rivindicador de la danza en México, la cual mostraba entonces las primeras señales de un rompimiento con el nacionalismo. Han pasado más de 30 años y sin embargo los fragmentos periodísticos recopilados por De la Rosa, junto con sus comentarios, traen al presente una experiencia de vida que el lector asimila con entusiasmo y enorme interés".
(Los cuatro libros publicados por el Cenidid serán presentados hoy, a las 18:00 horas, en el Aula Magna José Vasconcelos del Centro Nacional de lass Artes, en avenida Río Churubusco y calzada de Tlalpan, colonia Country Club.)