VIERNES 10 DE NOVIEMBRE DE 2000
Ť Nerviosismo de pobladores en Moisés Gandhi y el ejido Morelia
Zozobra por sobrevuelo militar en comunidades indígenas
Hermann Bellinghausen, enviado, Moisés Gandhi, Chis., 9 de noviembre Ť Zozobra hubo esta mañana cuando a eso de las diez un helicóptero militar sobrevoló durante "20 minutos", a tan baja altura que casi tocaba los techos de las casas y de la escuela. "Hoy las clases se suspendieron porque los niños se echaron a correr para sus casas, todos asustados", relata a La Jornada un campesino del lugar. Una hora después que se retiró el helicóptero, "se arrimaron 20 soldados armados, se pusieron en el puente, se metieron en la milpa".
Zozobra similar hubo en el ejido Morelia, cuando un helicóptero (quizás el mismo) pareció aterrizar en la explanada del Aguascalientes IV, también esta mañana. Simultáneamente, 25 agentes de Seguridad Pública se apostaron en las afueras de la comunidad, se metieron en el monte, y hasta las siete de la noche de hoy no se habían retirado. Para mayor nerviosismo de la gente, en Morelia hay apagón. Se "cortó" la energía eléctrica y los pobladores no pueden irse a dormir de la preocupación. Ya tenía tiempo que no sobrevolaban naves militares estas dos cabeceras municipales autónomas (Moisés Gandhi, del municipio del mismo nombre, y Morelia, del 17 de Noviembre). Y en esta ocasión las incursiones fueron especialmente amedrentadoras. "Se miraba que iban filmando", dice una joven campesina, parte del grupo de 30 hombres y mujeres (sin contar un montón de niños curiosos e inquietos) que hablan para La Jornada en la entrada del modestísimo pueblo de Moisés Gandhi.
"Desde el viernes que cambió el destacamento del Ejercito federal. El nuevo entró hasta aquí, el retén zapatista, donde estábamos los compañeros. Vinieron con sus armas y querían pasar en la comunidad. Los compañeros les dijimos que no podían, y el soldado dijo: 'Ƒqué quieres?, Ƒquieres culata?', y lo levantó su arma en mi cara", dice otro hombre. Cada que uno va a tomar la palabra, se consultan en tzeltal, animadamente. Pero en castellano son parcos.
"La comunidad no quiere eso. No hacemos nada. Estamos aquí viviendo tranquilos en nuestras casas. Somos pacíficos. Y preocupados ahora. Hace mucho que no había helicóptero", dice otra voz. En la última semana han recibido ominosas señales tanto del Ejercito federal como de los civiles armados y uniformados que merodean la comunidad; se presume que son los mismos que realizan asaltos en la carretera internacional. "También quieren echarnos la culpa de eso", agrega.
"Aquí el compa", dice un hombre, señalando a otro que no habla, sólo asiente, o hace breves precisiones en tzeltal, "fue apenas a mirar su cafetal con su hijo. El chamaquito vio a dos desconocidos, uniformados de negro, armados y con chaleco de la policía. 'ƑDónde está tu papá? Si no me avisas su nombre te voy a matar'. El niño se asustó, empezó a llorar. Entonces personas armados se jueron del cafetal y se metieron en el monte. El chamaquito lo buscó a su papá; se trajieron acá, y luego fue la autoridad municipal a investigar, pero no encontramos los hombres armados. Los compañeros ya no quieren ir a trabajar, de miedo".
A unos metros del grupo que testimonia en representación de la comunidad, sobre la fachada del templo de madera está pintado un mural. El patriarca Moisés y el pacifista Gandhi, cada uno empuñando un báculo, detienen juntos las aguas del Mar Rojo, cuya marejada recorre con su azul el muro entero, como cataratas del Niágara que fueran, y pasan incluso por las dos hojas de la puerta cerrada, arriba de la cual aparece una gran estrella roja. Y un poco más arriba, el campanario. Original sincretismo pacifista de estos indígenas autónomos y en resistencia.
El caserío disperso que constituye la comunidad estuvo a punto de ser abandonado esta mañana por los niños y las mujeres. Pero cuando llegaron los soldados, mejor se les fueron todos a poner enfrente y el pueblo entero hizo retén hasta que se retiró el Ejército. Moisés Gandhi se localiza a unos 800 metros del campamento militar de Cuxuljá, pero los soldados nunca se aproximan tanto; por unas horas, los campesinos creyeron que intentarían entrar.
Durante su prolongado acoso sobre el ejido Morelia, el helicóptero militar realizó a su vez distintas maniobras, y dejó colgar una cinta roja y una negra, como haciendo alguna señal. En tanto, el camión que había transportado los 25 policías se ocultó en algún lugar del trayecto hacia Altamirano. Esta mañana había llegado al ayuntamiento de dicha ciudad (a 20 minutos de Morelia) otros destacamentos de Seguridad Pública y Policía Judicial, como si se tratara de un operativo.
ƑA qué viene esta zozobra provocada por la fuerza pública en Moisés Gandhi y Morelia, dos emblemáticas comunidades zapatistas? Y por lo menos en Morelia, todavía al anochecer la población seguía alerta, y en ascuas.