VIERNES 10 DE NOVIEMBRE DE 2000
Ť Inauguran foro regional sobre el tema
Un reto, combatir racismo e intolerancia, dice Samuel Ruiz
Ť Rigoberta Menchú: hay profunda esperanza en que con Fox se dé un verdadero diálogo Ť ONG en el Palacio de Minería
Alma E. Muñoz Ť Samuel Ruiz consideró un reto histórico que las Iglesias, instituciones educativas, organismos civiles, medios de comunicación y los mexicanos en general realicen una autocrítica para descubrir hasta qué punto "estamos deshumanizados por el racismo y la intolerancia".
En un mensaje escrito, el obispo emérito de San Cristóbal de Las Casas lamentó que en Chiapas continúen las "acciones inhumanas" en contra de los pueblos indígenas y el desprecio "etnocéntrico", en gran parte del territorio nacional, hacia la teología india.
Durante la inauguración del Foro Regional de México y Centroamérica sobre Racismo, Discriminación e Intolerancia, el prelado emitió sus críticas hacia quienes profesan un "trato humillante" para los indios: "Aquella minoría que concentra el poder en sus diversas dimensiones"; gobernantes y hasta Iglesia católica.
"ƑHan visto ustedes las filas de mujeres indígenas esperando su limosna del Progresa, del Estado que los empobreció más y ahora se ha convertido en un gobierno de beneficencia pública? ƑHan oído los engaños cotidianos sobre la cobertura de ciento por ciento de servicios de salud en Chiapas? ƑHan sabido de la manipulación de programas gubernamentales para enfrentar a los indígenas entre sí? ƑHan tenido noticia de la balcanización de que se acusa a los pueblos originarios de México? ƑHan leído las declaraciones de (Emilio) Rabasa (coordinador para el diálogo en Chiapas)? ƑHan mirado a los soldados en Amador Hernández? ƑHan sentido el desprecio coleto hacia los indios en las calles de San Cristóbal? ƑSe han asomado a las cárceles multilingües y pluriculturales?", fueron parte de los cuestionamientos que hizo el obispo en su análisis.
A su Iglesia, la católica, la exhortó a trabajar en "las grandes transformaciones que requiere para superar el menosprecio y no reconocimiento de la identidad y la riqueza de los pueblos indios y superar el paternalismo ingenuo y negativo ante la dignidad y el potencial de los pobres".
Denunció cómo los estratos más pobres y marginados "coinciden con la población indígena y la de mestizaje más mexicano, mientras que el disfrute de bienes culturales, económicos y sociales, a veces en proporción escandalosa, corresponde a la población más blanca y la de mestizaje más europeo, que constituyen evidentemente la minoría, y en las que coincide también la mayor concentración del poder en sus diversas dimensiones.
"En años no muy lejanos vimos familias mestizas viajando por la selva, cómodamente sentadas en sillas a lomo de indio; supimos del derecho de pernada; conocimos el despojo cotidiano de tierras y trabajo; vimos el engaño de las tiendas de raya y la alcoholización para endeudar sin fin al indio; constatamos la impunidad de la violencia de patrones, encargados y guardias blancas; fuimos informados de innumerables casos de engaños y robos de funcionarios y políticos, particularmente respecto de la reforma agraria; vimos esa paz chiapaneca, de la que tanto presumían los gobernantes en turno, con sus elecciones de carro completo del partido de Estado", dijo en referencia al trabajo pastoral que realizó en la entidad junto a Raúl Olvera, su obispo coadjutor "con derecho a sucesión, y que ahora camina por el desierto".
El racismo, intolerancia y discriminación "están ahí, en nuestra patria", aseguró el obispo emérito, para quien los incumplidos acuerdos de San Andrés Larráinzar son "la prueba fehaciente del potencial de encuentro" con los pueblos indios.
Al Palacio de Minería llegaron defensores de los derechos humanos a trabajar en la problemática para hacer eco a las reivindicaciones de los marginados y los excluidos por las "nuevas formas de discriminación racial", y anticipar exposiciones para la conferencia mundial contra el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y otras formas de intolerancia, que la Organización de Naciones Unidas (ONU) celebrará en Sudáfrica en agosto del 2001.
Bruno Guandalini, representante de ONU en México; Adelfo Regino, presidente del Congreso Nacional Indígena; el sacerdote Gonzalo Ituarte -voz de Samuel Ruiz-; la premio Nobel, Rigoberta Menchú, y el organizador del acto, Oscar González, de la Academia Mexicana de Derechos Humanos, sumaron sus voces en contra de las variadas formas de discriminación existentes en el país.
Rigoberta Menchú consideró urgente combatir los conceptos y actitudes racistas contra los indios. Manifestó que en México hay una profunda esperanza, con el nuevo gobierno, para el establecimiento de un "verdadero diálogo", y se revise el sistema jurídico en favor de los indígenas. Se manifestó por la aplicación de consultas para conocer la situación en que se encuentra este sector de la sociedad.
Aunque estuvieron presentes en el acto, y en la invitación sus instituciones forman parte de los convocantes al foro, ni la Tribuna Israelita de México ni José Luis Soberanes, presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, tuvieron oportunidad de hacerse eco de los pronunciamientos. Se esperaba que este último cerrara con su intervención la sesión inaugural, pero el presentador Guillermo Briseño marcó el fin del encuentro sorpresivamente, y provocó la molestia del ombudsman, quien se levantó inmediatamente de su silla después de escuchar "esto es todo", y abandonó en el acto el presídium.