JUEVES 9 DE NOVIEMBRE DE 2000

Ť CIUDAD PERDIDA

Ť Miguel Angel Velázquez Ť

Ť Lobohombo: que sí hubo reunión

Ť Dos panistas en un antro yucateco

De entre las cenizas del Lobohombo empiezan a salir nombres y no precisamente porque el Cisen o los panistas los hubieran filtrado, sino porque, entre omisiones, mentiras y venganzas --la corrupción no nos consta--, se tejió algo que parece una red impenetrable donde cada quien tendría parte de responsabilidad en la desgracia.

Para empezar, la delegación Cuauhtémoc afirma en sus comunicados oficiales que el Lobohombo era un giro negro; primera mentira: ese lugar no podía haber sido clasificado así porque en él no se ejercía la prostitución, condición fundamental para señalarlo de esa manera.

Segunda mentira: la delegada en Cuauhtémoc, Dolores Padierna, no podía llamarse a engaño y declararse ignorante respecto a la situación del antro. Su asesor principal, José Alfonso Suárez del Real, ocupó ese mismo cargo con Jorge Legorreta y, curiosamente, él fue uno de los principales promotores del cierre del Lobohombo, así que Ƒcómo qué no le informó?

De igual forma, en los primeros días del nuevo gobierno delegacional, al iniciarse octubre, en Cuauhtémoc se recibió el oficio número 120 de la subdirección de lo contencioso, en donde se le recomienda "continuar el seguimiento del juicio ante el Tribunal de lo Contencioso Administrativo". Es decir, en la delegación el equipo de Dolores Padierna tenía conocimiento del caso.

Siguiente mentira: el 12 de junio de este año el juzgado cuarto de distrito en materia administrativa, en ejecución de una sentencia dictada por el noveno tribunal colegiado de circuito, ordenó el levantamiento del estado de clausura impuesto por la violación a la Ley de Obras, para lo cual se instruyó a un actuario, es decir, las autoridades delegacionales se negaron a quitar los sellos de clausura, por eso se envió al actuario.

Esto advierte que sí, en efecto, en algún momento de todo este lío los jueces hicieron su trabajo a favor del Lobohombo, no obstante que cuando menos en un par de ocasiones los dueños del lugar rompieron los sellos de clausura, cosa que para los jueces no tuvo importancia.

La venganza, por otra parte, es el plato que dicen gozar algunos funcionarios de la Secretaría de Hacienda, esos que clamaron por revancha debido a los ataques que sufrieron de parte de Dolores Padierna por el asunto del Fobaproa. Esos funcionarios aseguran entre bromas y veras que harán todo por hundir a la delegada en Cuauhtémoc, y su pretexto actual es nada más ni nada menos que el Lobohombo .

Y, además de todo esto, en el ámbito político hay quienes aseguran que otro Jorge, de apellido Martínez, aquel que fungió como subdelegado general de Gobierno en la Cuauhtémoc, sirvió como puente para que la Corriente de Izquierda Democrática y los dueños del Lobohombo se entrevistaran y éstos brindaran su apoyo a las campañas políticas del PRD.

Habría que investigar hasta dónde es verdad la especie, que ya corre por varios sitios de la delegación e incluso ya empieza a llegar a algunos despachos del gobierno central, donde las reuniones entre los dueños de ese lugar, el Lobohombo, y los miembros de la CID se dan ahora como un hecho.

En el gobierno de la capital se tiene, cuando menos, un registro de la insistencia de la gente del Lobohombo para entrevistarse con los funcionarios actuales. Para decir verdad, Jorge Legorreta habría informado, incluso, que el Lobohombo era un giro negro, cosa que no era exacta. Los funcionarios creyeron en la palabra del ex delegado y nulo caso hicieron a los ofrecimientos de los empresarios de la noche.

Total, como puede verse, todos y cada uno de los implicados en el asunto tienen parte de responsabilidad en el hecho y, de la misma forma, todos hacen hincapié en su parte de inocencia.

Lo que habría que evitar es que al final del caso nos vayan a salir con aquello de que "el hilo se truena por lo más delgado" y algún otro funcionario, de esos que sólo cumplen órdenes, fuera el único responsable de la tragedia. Cosa así no tendría sentido en este lamentable lío.

Noches de Yucatán

Y ya que andamos por esos tan visitados antros, déjenme platicarles lo que ocurrió la noche del martes en las tierras bohemias de Mérida.

Resulta que allá existe un table dance con nombre sugerente: D' Fox, del cual se habla en las esquinas, en los restaurantes y dicen que hasta en las iglesias de la capital de aquel estado.

Total, el martes pasado en horas en las que el antro estaba en su apogeo, las miradas de muchos de los asistentes abandonaron las maquilladas carnes de las bailarinas y se fueron a posar en las lonjas de uno de los más atentos espectadores.

Y allí estaba, con el sudor en el cachete y la libido dibujada en la sonrisa: era un redondo diputado de la ALDF, acompañado de un correligionario; un par de panistas no muy hechos al estilo azul, que llamaron la atención de algunos clientes.

Bien por ellos, que saben divertirse sanamente.