JUEVES 9 DE NOVIEMBRE DE 2000

 


Ť Orlando Delgado Ť

Una transición peculiar

El 2 de julio terminó el régimen de partido de Estado. El electorado mexicano votó por una opción política diferente a la que nos gobernó durante 72 años; el candidato triunfador, sin embargo, no obtuvo el control del Legislativo. Durante estos largos meses, el equipo foxista ha mostrado las características centrales de su plataforma de gobierno, destacando tres datos: el programa económico se mantendrá, de modo que Fox será el cuarto presidente neoliberal; el próximo gobierno operará con criterios políticos discrecionales: en las elecciones de Tabasco, pese a que el proceso fue extraordinariamente sucio, los foxistas han guardado un ominoso silencio, al tiempo que la cuarta reelección de Rodríguez Alcaine, al viejo estilo priísta, fue saludada por Fox, por su apoyo a la propuesta de apertura eléctrica; la lucha contra la pobreza ocupará un papel importante, pero definitivamente subordinada a la evolución de los agregados macroeconómicos.

La propuesta económica de ingreso y gasto no contendrá cambios significativos; los aspectos que resaltarán serán la modificación del régimen del IVA para medicinas y la propuesta de apertura de la industria eléctrica. Las líneas centrales del programa de liberalización se mantendrán inalteradas: el cuidado estricto de los "equilibrios fundamentales" (déficit en finanzas públicas de 1 por ciento del producto, inflación que se aproxime a la de nuestros socios comerciales, manejo del tipo de cambio con un régimen de flotación sucia, crecimiento acomodado a la evolución de la economía estadunidense y a los objetivos de reducción de la inflación, déficit manejable en la cuenta corriente), el predominio absoluto de los mecanismos de mercado para la asignación de los recursos y la renuncia explícita a asumir las responsabilidades sociales que demanda una población crecientemente empobrecida, como muestra el estudio de la CEPAL que se acaba de dar a conocer.

Esta propuesta económica enfrentará dificultades para ser aprobada en el Legislativo: la bancada priísta la cuestionará buscando posicionarse para las luchas futuras; el PRD tiene una propuesta diferente que ubica en el centro el replanteo de la política económica, procurando una inserción soberana en la globalidad; hasta los panistas tendrán dificultades para aprobar una ley de ingresos y un presupuesto de egresos prácticamente idéntico al que se ha presentado en los últimos años y al que se han opuesto sistemáticamente. La legitimidad ganada en la elección presidencial no parece suficiente para que se apruebe la propuesta foxista y se acepten sus correcciones a los compromisos fundamentales de campaña, los que dieron sustento al voto útil.

Por ello, requerirán integrar un equipo de gobierno que amplíe sus márgenes de acción, lo que no se conseguirá con la incorporación solamente de aquéllas y aquéllos que llamaron a votar por Fox. Se buscará incorporar personalidades de la izquierda agrupada en el PRD; para justificarlo, se hará un llamado a la construcción de un gobierno plural en bien del país, sin partir de un acuerdo político que establezca los compromisos del gobierno panista, sino basado simplemente en un llamado del presidente electo. Se trata, de nueva cuenta, de buscar incorporar a la izquierda en las áreas sociales, ambientales, de defensa de los derechos humanos, lejos de los centros de decisión política y de diseño de la política económica; sería una incorporación subordinada a la voluntad y a la congruencia del próximo presidente y, además, a un proyecto económico con el que esta izquierda está radicalmente en desacuerdo.

El tema, en consecuencia, no es, ni puede ser, el del carácter democrático del próximo gobierno, sino el de participar en un gobierno que ratificará una propuesta económica que ha generado una polarización sin precedente en todos los países en los que se ha implantado. Así las cosas, conviene recordar la naturaleza profunda de esta nueva etapa del capitalismo descrita bien por John Gray: "El libre mercado no puede perdurar en una era en la que la economía mundial está disminuyendo la seguridad económica de la mayoría de los individuos". (Falso amanecer. Los engaños del capitalismo global. Ed. Paidós, p. 33-4) Nuestra transición resulta, en consecuencia, peculiar: se hará lo mismo en materia económica, se aceptarán prácticas electorales tramposas en los estados, se respetarán los cacicazgos sindicales, pero eso sí, con nuevos funcionarios extraídos del sector empresarial.