JUEVES 9 DE NOVIEMBRE DE 2000

 

Ť Octavio Rodríguez Araujo Ť

Elecciones en Estados Unidos

En el momento de escribir estas líneas (miércoles 8, 11:34 am, hora de Nueva York) Albert Gore Jr. estaba por encima de George Walker Bush tanto en el voto popular de 99 por ciento de los distritos electorales como en los votos de los electores (501 de 538), por una diferencia mínima en realidad. Si Ralph Nader, postulado por el Partido Verde de Estados Unidos, no se hubiera lanzado a la presidencia, Gore ya hubiera ganado en este momento, según algunos analistas especializados, aunque la tendencia ya era a favor por un poco más de 200 mil votos populares, mientras que en la noche del martes Bush llevaba la delantera. Los otros seis candidatos ni siquiera juntos alcanzaron la votación de Nader. David McReynolds, candidato del Partido Socialista, había alcanzado, ayer en la mañana, la impresionante cifra de 621 votos de más de 100 millones, lo que demostraría que el socialismo o quien dice representarlo en Estados Unidos, no tiene ninguna popularidad.

Esas mismas y mínimas diferencias se perciben en las posiciones de los dos principales candidatos. Ninguno de ambos representa una alternativa a las relaciones con México en el marco del Tratado de Libre Comercio ni con Cuba por cuanto al embargo económico que sufre desde hace casi 40 años. Hay diferencia, por ejemplo, respecto del aborto, los homosexuales, los afroamericanos y los inmigrantes latinos (Gore es más liberal que Bush), pero en relación con las políticas económica y social, ambos representan, como en México Zedillo y Fox, los intereses de los amos de la globalización. Bush, a diferencia de Gore, tiene amigos poderosos en México, tanto en algunos medios intelectuales y empresariales, como en las altas esferas políticas, incluyendo a Carlos Salinas. Pero el poder es el poder y sus miembros, siempre una elite, pueden tener diferencias, incluso grandes, pero no por esto dejan de ser parte de lo mismo. Habrá entendimiento entre Fox y quien gane la elección presidencial en Estados Unidos, pues el viejo nacionalismo mexicano y el sentido de soberanía que tuvo, por ejemplo, Lázaro Cárdenas, se ha perdido entre los defensores de la modernización capitalista.

ƑPor qué las elecciones de los últimos años en varios países, y por primera vez en México el pasado 2 de julio, han sido casi de empate entre los dos principales partidos? ƑLos ciudadanos que votan estarán realmente divididos por mitades diferenciadas, como si se supieran parte de un sector que puede decidir una elección incluso por un voto? Los llamados al voto y los estímulos económicos y de otro tipo, que en Estados Unidos también existen (véase nota de Cason y Brooks en La Jornada de ayer), pueden ser decisivos en una elección altamente competida, cierto, pero no explican por qué la mitad de los electores populares se inclinen por un candidato y la otra mitad por otro.

La experiencia que vivimos en México el 2 de julio y de manera reciente en Tabasco (trampas aparte) fue la misma: los dos principales partidos (electoralmente hablando) tuvieron diferencias mínimas, como si los votantes supieran que de su voto dependería el triunfo de su candidato. Pero no cabe la hipótesis de que gente que no se conoce se ponga de acuerdo sobre cómo votar. Quizá las encuestas previas sean determinantes para orientar el voto popular. En México, según todas las evidencias, así ocurrió, y el llamado voto útil fue decisivo para que el PRI perdiera por primera vez en su historia. Estadísticamente también hay una explicación: la tendencia mayoritaria a votar de manera conservadora, es decir por lo que se conoce como centro político, dejando al margen las posiciones más definidas, diferenciadas y ocasionalmente extremas. Sin embargo, queda la pregunta: Ƒpor qué los votos centristas o conservadores se dividen por mitades?

En los países donde existe el sistema electoral a dos vueltas, Francia por ejemplo, se entiende fácilmente que en la segunda vuelta los votantes se dividan en dos grandes fracciones cercanas a la mitad cada una, pues en esos casos, de acuerdo con la elección de la primera vuelta, sí se sabe, casi con precisión, cuántos votos necesita un candidato para triunfar sobe el otro. ƑPero en donde las elecciones no son a dos vueltas? ƑSerán las encuestas? Si es el caso, habremos de concluir que las encuestas forman parte de las elecciones, son prelecciones cuyo punto culminante sería el día preciso en que los ciudadanos, muchos y no una muestra, emiten su voto definitivo.