JUEVES 9 DE NOVIEMBRE DE 2000

Ť La Junta de Perdones de Texas rechazó la solicitud de clemencia 


"Estoy listo para morir, porque creo en Dios", afirma Miguel Angel Flores

Ť Sabe que cometió un grave crimen y pide un juicio justo

María Elena Franks, especial para La Jornada, Livingston, Tex., 8 de noviembre Ť En la Unidad Terrell, prisión de alta seguridad de Livingston, Texas, Miguel Angel Flores Rangel está sentado en un diminuto cubículo. Ahí habló con algunos periodistas por medio de un auricular.

Es miércoles, y a Miguel Angel le quedan unas 28 horas de vida. Está listo para morir, y en paz con él mismo, asegura.

En entrevista con La Jornada, Flores Rangel indicó que en las horas que le quedan para que se cumpla la ejecución seguirá buscando la manera de obtener un juicio justo y salvar la vida, pero si los esfuerzos no funcionan, está preparado para la ejecución. "Estoy listo espiritualmente, porque yo creo en Dios", dijo.

Miguel Angel fue juzgado y condenado a muerte en 1990 por el secuestro, violación y asesinato de la joven Angela Tyson, en Borger, Texas. Acepta que cometió el crimen, pero no puede explicar por qué lo hizo. "Yo mismo no me explicó por qué pasó", dice.

Reconoce que merece un castigo, pero también un juicio justo. "Yo estoy pidiendo otro juicio para que el jurado vea toda la evidencia. Yo no tuve un juicio justo, en la fase de sentencia no tuve testigos ni nada", dijo.

Extraña el contacto físico

Su mirada es triste y su voz amable. Porta el uniforme de la prisión, un overol blanco que tiene en la parte posterior las letras "DR", que indican Death Row o Antesala de la muerte.

Habla con los reporteros en las mismas condiciones en las que lo hace con su familia: a través de un grueso cristal de seguridad y con la ayuda de un auricular. En la Unidad Terrell los condenados a muerte no tienen derecho al contacto físico. Eso es algo que extraña Miguel Angel.

miguel-prisionero-4"Extraño el contacto físico, aquí no tenemos eso. Ellos (los oficiales de la prisión) van a decir que no es cierto, pero esto es parte del castigo. Se necesita sentir contacto físico para ser humano. Tengo contacto físico con el guardia, pero no es lo mismo. Yo no los puedo tocar a ellos, sólo ellos lo pueden tocar a uno", indicó.

Desde el día en que se entregó a la policía en Borger, Miguel Angel no ha podido tocar a su familia, salvo en una ocasión. El día que fue trasladado de Livingston a Borger para recibir fecha de ejecución, su abuela y su tía estuvieron presentes en la corte. Cuando terminó la audiencia, un oficial de policía las llamó para que pasaran a un privado a verlo.

"Ahí las abrazó, y cuando ya se iban, el oficial le dijo: 'dale otro abrazo a tu abuelita, porque las abuelitas necesitan muchos abrazos'. Siempre estaremos agradecidos con ese oficial por ese gesto humanitario", comentó Tomás Rangel, abuelo de Miguel Angel, en entrevista previa.

Y estas últimas horas no serán la excepción. Este jueves Miguel Angel tendrá derecho de recibir la visita de sus familiares desde las 8.00 hasta las 12.00 horas. Pero, en su caso, morirá sin tocarlos.

Se siente mal por lo que pasó

En la Unidad Terrell las actividades para los que esperan ser ejecutados son escasas: 23 horas en una pequeña celda y una hora para salir al patio acompañado por un guardia y con las esposas puestas.

"Nos movieron a este rancho hace unos meses (a la Unidad Terrell) y estoy en mi celda 23 horas al día. Cuando estábamos en Huntsville (donde Miguel Angel pasó casi 9 años) trabajaba cosiendo pantalones de los guardias y en labores de limpieza", explicó.

Ahora el día se hace largo. El trata de tener una rutina para que pase el tiempo. "Me levanto a las 6 de la mañana y nos dejan salir una hora, pero no hay hora fija para salir. A veces salgo en la mañana y luego escucho radio Estéreo Latino hasta las 11.00, y me pongo a leer un libro, a escribir cartas, hasta las 15 horas, y luego a hablar con mi vecino de celda, pero sólo podemos hacerlo a gritos".

Aquí adentro hay mucho tiempo para pensar, y Flores Rangel piensa en su familia. "Yo era una persona que me mantenía mucho con mi familia y es lo que más extraño. Aunque seguía en contacto con ellos cuando podían venir a verme" y por carta. En ellos piensa ahora, a unas horas de ser ejecutado, asegura el mexicano.

Pero dice que también piensa en la familia de su víctima, la familia Tyson, que estará presente este jueves durante la ejecución, y "yo me siento muy mal por esto que pasó".

Otra oportunidad

De joven, dice Miguel Angel, "yo era como cualquier muchacho. Fui a la escuela y no era violento, nunca había tenido problemas con la ley ni nada". Asegura que en la cárcel ha demostrado su carácter pacífico, ya que no ha protagonizado ninguna pelea ni ha tenido problemas. "Mi récord en la prisión comprueba que no soy violento, no me he peleado".

Ahora, si tuviera oportunidad de hablar cara a cara con el gobernador de Texas, George W. Bush, le pediría que le diera "otra oportunidad".

Este jueves, después de la visita de sus familiares y si los recursos legales no tienen éxito, Miguel Angel Flores será trasladado a la prisión de alta seguridad de Huntsville, en donde se ubica la cámara de la muerte texana.

Ahí tendrá derecho a una última cena y después será conducido al cuarto donde habrá de ser ejecutado mediante una inyección letal.

Ť No se avisó al consulado porque dijo ser estadunidense

Ap, Austin, Texas, 8 de noviembre Ť La Junta de Perdones y Libertad Condicional de Texas rechazó hoy un pedido de clemencia del mexicano Miguel Angel Flores Rangel, cuya ejecución fue fijada para mañana por la violación y el homicidio de una joven universitaria.

Con esta decisión, la Junta de Perdones dio luz verde para que poco después de las 18.00 horas del jueves Flores sea ejecutado con una inyección letal en la prisión de Huntsville, en Texas.

El presidente de la junta, Gerald Garrett, señaló: "hemos evaluado el alegato presentado por el acusado y hemos decidido unánimemente que la se aplique la pena".

Las posibilidades de detener la ejecución de Flores se han reducido a la decisión de la Corte Suprema de Estados Unidos y al gobernador de Texas, George W. Bush, quien tiene el poder de conceder un aplazamiento de 30 días.

Elizabeth Cohen, abogada de Flores Rangel, solicitó audiencia para presentar un pedido de clemencia ante la junta, y solicitó a Bush que postergue la ejecución 30 días, ya que un eventual aplazamiento de la sentencia daría el tiempo necesario para que se revise cuidadosamente el caso.

El acusado alega que no debería ser ejecutado porque no se le permitió ponerse en contacto con las autoridades consulares mexicanas, recurriendo a la Convención de Viena sobre relaciones consulares, en el momento de su detención.

Los fiscales afirman que Flores Rangel no fue informado de sus derechos a la asistencia consular porque afirmó ser ciudadano estadunidense.

El gobierno mexicano hizo un pedido a la secretaria de Estado, Madeleine Albright, y a la Corte Suprema estadunidense para que postergaran la ejecución.

Ť La SRE agota los recursos para suspender la sentencia

José A. Román y Alma E. Muñoz Ť A unas horas de la probable ejecución de Miguel Angel Flores en Texas, la Secretaría de Relaciones Exteriores informó que agota todos los recursos a su alcance para lograr la suspensión de la sentencia.

El representante de México ante la Organización de Estados Americanos, Claude Heller, afirmó en sesión plenaria sobre las gestiones que el gobierno mexicano realiza en favor del sentenciado. Destacó la presentación de un recurso de apelación en favor de Flores ante la Suprema Corte de Justicia de Estados Unidos y la solicitud al gobernador de Texas, George W. Bush, para que se suspenda la condena programada para la tarde de hoy, a efecto de que la Junta de Perdones y Libertad Condicional conduzca una investigación exhaustiva sobre el caso.

De lograrse el aplazamiento, ésta sería la cuarta ocasión en que el joven de 32 años, originario de Ciudad Juárez, Chihuahua, vería suspendida su condena. A partir de su detención se le fijaron como fechas 8 de diciembre de 1993, 3 de marzo de 1995, 9 de agosto del mismo año y 9 de noviembre de 2000.

La Comisión Nacional de Derechos Humanos y organismos no gubernamentales (ONG) insistieron en apoyar las denuncias del gobierno mexicano respecto de la violación al artículo 36 de la Convención de Viena sobre Relaciones Consulares, por negársele al connacional el derecho a la protección consular al momento de su detención. La cancillería tuvo conocimiento del caso hasta el 11 de julio de 1991, aun cuando la sentencia se dictó el 14 de septiembre de 1990.

Para las ONG, integradas en la Red de Derechos Humanos Todos los Derechos para Todos, Estados Unidos viola "de forma habitual" las restricciones internacionales para la aplicación de la pena de muerte. Toda condena en estos términos la consideran, al igual que Amnistía Internacional, "un castigo cruel, falible y anticuado, cuyo uso está plagado de arbitrariedades". La pena capital, aseguraron, continúa imponiéndose de manera discriminatoria para los que tienen pocos recursos y no pueden permitirse contratar a un abogado permanente", además de que a los extranjeros en aquel país, como ocurrió con Miguel Angel Flores, "se les niega el derecho de comunicarse a su consulado tras su detención".