MIERCOLES 8 DE NOVIEMBRE DE 2000
Ť Injusto haber estado en Sydney sin compartir la hazaña de la medalla, dice
Ojalá Noé nunca olvide quién lo entrenó: Aroche
Ť El ex campeón mundial dijo que no recibió el taxi, la casa ni los 100 mil pesos que le prometieron
Rosalía A. Villanueva Ť Pedro Aroche, el entrenador que llevó al podio olímpico a Noé Hernández, ganador de la medalla de plata en la prueba de 20 kilómetros de caminata en Sydney, manifestó que el mayor reconocimiento que ha recibido es el de su atleta, porque le dijo que fue la única persona que siempre tuvo confianza en él, cuando nadie creía en lo que podría hacer un pobre desconocido andarín de Chimalhuacán.
El pasado 21 de septiembre, día en que Noé se convirtió en subcampeón olímpico, Aroche no sabía si llorar de alegría o de impotencia al ver entrar a su pupilo al túnel que lo conduciría al estadio en busca de la gloria olímpica.
Quería seguirlo y compartir con él su llegada triunfal a la meta, pero era imposible porque no contaba con el gafete oficial que el Comité Olímpico Mexicano y la Comisión Nacional del Deporte le negaron, al grado que ni su nombre y foto apareció en el libro de la delegación mexicana.
En tono de reproche, señala que a lo mejor las autoridades no lo tomaron en cuenta porque ni siquiera conocían a Noé, mucho menos sabían el potencial que tenía y llevaba dentro, pero no les perdona haberle quitado el derecho de ver a su alumno en el momento culminante de su proeza, la cual observó a través de una cámara de televisión en el exterior del inmueble.
Recuerda: "No tuve acceso al estadio y ni lo conocí, como tampoco a la Villa Olímpica. Es triste decirlo pero así fue. Todo mundo abrazaba y se acercaba a Noé como si fueran grandes cuates. Y yo, afuera, junto con Adrián Navarro (entrenador de Bernardo Segura), que tampoco lo acreditaron. Quería ver a Noé y abrazarlo, pero como todo mundo quería entrevistarlo y luego con la descalificación de Bernardo, todo se complicó, y fue hasta en la noche cuando lo soltaron''.
Todos se fueron con los ganadores
-ƑLo importante es que lo acompañaste a Sydney?
-Sí, pero de qué me servía si no podía entrar a ningún lugar. CIMA nos hospedó en una casotota lujosa en Manly, éramos muchos entrenadores y médicos que no estábamos acreditados, mientras que en la Villa Olímpica estuvo la mayoría que ni siquiera trajo medallas.
"Estuvimos en un lugar en el que hacíamos hora y media en barquito para llegar a Sydney y teníamos que esperar a los atletas para que salieran a entrenar como pudieran. Años y años de preparar a un atleta para que no lo veas llegar a la cúspide ƑEs justo eso?", lamenta.
-ƑPor qué el silencio antes y después de Sydney?
-Porque nadie me lo había preguntado ni me habían entrevistado. Todos se van con los ganadores y entrevistaron más a los entrenadores que no hicieron nada.
-ƑAhora tienes un medallista olímpico?
-Y le aconsejo que se ande con mucho cuidado, porque los mismos que lo van a encumbrar serán los mismos que lo van a derrumbar cuando la riegue y le pongo como ejemplo lo de (Carlos) Mercenario. Yo lo hice, pero cuando ganó plata en Barcelona 92 se le olvidó quién lo entrenó.
"Lo que sucedió con Noé es un caso récord. Fueron dos años de preparación con seis competencias en Japón, Alemania, Barbados, Río de Janeiro, el selectivo y Sydney. Su mejor tiempo es de 1.19.03 y el que hizo en Australia fue de 1:20.12.
"Dio el novatazo y creo yo que pudo luchar por el oro, pero le faltó malicia y experiencia, esa que aprenderá en la Copa del Mundo en Italia y el Mundial de Canadá en 2001 hasta llegar a Atenas 2004''.
Aroche, ex campeón mundial y submonarca del orbe en 50 kilómetros en la época de los 70, cuando la marcha mexicana vivió la época dorada con un puñado de andarines que ascendieron a los altos podios olímpicos y del mundo, consideró que aunque siguen existiendo las mismas carencias del sistema deportivo en la caminata, como lo sufrió él y varios compañeros suyos, no hay comparación alguna con los premios millonarios que actualmente reciben los atletas de alto rendimiento por sus triunfos.
Cuando ellos pedían o les daban algo, sólo recibieron promesas incumplidas.
Por eso ni le molestó que no le hayan dado el Premio Nacional del Deporte que le concedieron a su homólogo de boxeo, Vicente Torres, porque desde 1976, 1977 y 1979 aún desconoce a los "afortunados'' que se quedaron con el taxi que le regaló Luis Echeverría, y la casa y los 100 mil pesos que le prometió José López Portillo cuando el equipo varonil de caminata ganó las Copas Lugano y el PND.
Pese a todo, el ex marchista trabaja con un salario de 5 mil 500 pesos que le da el COM y los 16 mil pesos mensuales de CIMA; sin embargo, anota que si el siguiente gobierno verdaderamente quiere cambiar el deporte sugiere a la persona que llegue a la Conade darle seguimiento a las Olimpiadas Juveniles, con el compromiso de que los futuros campeones se incorporen a la selección mayor, porque han surgido "atletazos pero luego se pierden''.