MIERCOLES 8 DE NOVIEMBRE DE 2000

Ť Este jueves se le aplicaría una inyección letal en la cárcel de Huntsville


La ejecución de Miguel Angel no soluciona nada, afirma su familia

Ť Saber que lo van a matar ha sido una lenta agonía, dice Cesárea Flores, madre del condenado

Ť Su abuelo Tomás Rangel reconoce que el crimen que cometió en Borger, Texas, fue terrible

Ť Las autoridades estadunidenses no informaron del juicio, hasta que se conoció la sentencia

María Elena Franks, especial para La Jornada, Houston, 7 de noviembre Ť El 28 de junio de 1989 la vida del mexicano Miguel Angel Flores y la de su familia cambió para siempre. Esa noche, Miguel violó y asesinó a la joven Angela Tyson en Texas.

Después del crimen vino el arresto, después el juicio y más tarde llegó la sentencia. Ahora sólo queda la ejecución. Miguel Angel Flores fue condenado a muerte en 1990, y hoy le quedan menos de dos días de vida.

Ver a Miguel tras un grueso vidrio de seguridad durante 11 años y saber que lo van a matar "ha sido una agonía muy lenta", dijo Cesárea Flores, madre del sentenciado, en entrevista con La Jornada, y Tomás Rangel, abuelo de Miguel, asegura que "la familia de los condenados a muerte, muere cuando a ellos los asesinan".

Don Tomás, un carpintero residente del poblado Borger, en el norte de Texas, recordó que antes del crimen su familia se destacaba por las reuniones y fiestas llenas de alegría. "Era una vida muy alegre, muy dulce. Somos una familia numerosa y siempre hemos estado muy unidos. Ahora ya no hay ese entusiasmo ni la confianza de divertirnos".

"Te andan buscando m'hijo"

Cesárea recuerda que horas después del crimen, ocurrido en Borger, agentes de la policía llegaron a su casa en busca de Miguel y confiscaron varios objetos. Pero su hijo no estaba ahí, no había llegado a dormir y posteriormente se presentó en casa de sus abuelos, que vivían cerca.

El abuelo le informó a Miguel que la policía lo buscaba. "Te andan buscando m'hijo. ƑTú hiciste algo?", preguntó don Tomás a su nieto, quien aseguró que su ausencia durante la noche se debía a que se fue de parranda.

Don Tomás acompañó a Miguel a la estación de policía para que se entregara. "Le dije: 'Entonces, vamos a la policía para que no te estén molestando, porque ellos te van a seguir buscando', y Miguel dijo: 'Vamos pa'".

Miguel no volvió a sentir la libertad. Fue encarcelado y su familia no fue informada de nada hasta meses después, en el juicio. "Yo lo llevé a entregarse. De ahí salieron, lo agarraron, se lo llevaron y ya no supimos nada más de él, hasta que lo sentenciaron", indicó don Tomás.

La falta de recursos económicos y la ignorancia fueron los grandes adversarios para la familia en el caso de Miguel Angel.

"ƑDígame usted, cuándo ha visto a un rico en esta situación? ƑCuándo a visto a un rico condenado a muerte?", pregunta.

Miguel fue representado durante el juicio por un defensor asignado por la Corte. "Si yo veo al abogado que defendió a Miguel, no lo conozco, porque nunca lo vi", dice el abuelo acerca de la deficiente defensa que recibió su nieto.

Desde entonces Miguel ha estado en prisiones de alta seguridad. Primero en la de Huntsville, donde posiblemente morirá mañana, y después en la de Livinstong, ambas en Texas.

En Livinstong las actividades de Miguel son pocas. Permanece encerrado en una celda que tiene puerta de acero y una pequeña ventana en la parte más alta de una pared. Cada día puede salir durante una hora, acompañado de un custodio y esposado. No se le permite convivir con nadie más en la prisión.

Durante la estancia de Miguel Angel en Huntsville, Cesárea y don Tomás procur condenado-internet-jpg aban visitarlo dos veces al año, pero en ocasiones iban menos debido al trabajo y a la falta de recursos económicos. Para llegar a Huntsville desde El Paso, donde reside Cesárea, hay que manejar unas 14 horas.

"Primero yo me quería morir también, pero si yo me moría quién iba a ver a mi hijo; por él estoy viva", dice Cesárea en un documental español titulado La espalda del mundo, que retrata la vida de familias que han pasado por situaciones de extrema dificultad y en donde se expone el caso de la familia de Miguel.

"Me iba a hacer una casa"

Miguel nació el 7 de junio de 1969 en Ciudad Juárez, Chihuahua. Poco después Cesárea se separó del padre de Miguel Angel y empezó a trabajar en Estados Unidos. Volvió a casarse y cambió su residencia a Nuevo México cuando Miguel tenía 3 años de edad.

"Vivimos muchos años en Nuevo México, después en El Paso, Texas, y cuando Miguel se graduó de high school (preparatoria) nos fuimos a vivir a Borger", indicó Cesárea. "Cuando se graduó me sentí muy contenta y supe que mis sacrificios no habían sido en vano, porque mi hijo sí terminó la escuela", agregó.

"Mi hijo era amable, cariñoso y estudioso. Le gustaba mucho el deporte desde chiquito, el beisbol, y cuando tenía oportunidad en las escuelas o fuera de ellas ingresaba a los equipos".

Cesárea explicó que antes del crimen Miguel tenía varios planes para su futuro y pensaba adoptar el oficio de carpintero.

"El estaba aprendiendo carpintería, en la escuela hacía trabajos y su sueño era seguir trabajando en eso. Decía que me iba a hacer una casa de dos pisos -dijo Cesárea mientras rompía en llanto-, era su sueño, seguir trabajando porque yo no tenía para que él fuera al colegio, quería ser carpintero".

Hace 11 años que no lo abrazo

Don Tomás y Cesárea reconocen que el crimen que Miguel Angel cometió hace 11 años fue terrible. No niegan su culpabilidad, pero aseguran que nada se ganará con una ejecución.

"Yo creo que haciendo lo mismo, asesinando al que asesinó, no es ninguna solución, pero ellos (las autoridades del estado) dicen que tienen permiso para matar", dice don Tomás en el documental La espalda del mundo.

Durante la entrevista, el abuelo aseguró que entiende el sufrimiento de la familia de la víctima. "Lo que hizo Miguel fue terrible, eso nosotros lo reconocemos, pero yo quisiera que la familia (de la víctima) entendiera que su dolor es el nuestro."

Cesárea, quien al ser entrevistada acababa de regresar de una visita de cinco horas con Miguel, sonrió cuando dijo: "Hoy estuve cinco horas con mi hijo. Estuvimos recordando tiempos pasados, se rió mucho conmigo y platicamos en tono familiar, estuvo muy contento."

Hace once años que Cesárea y don Tomás no tocan ni abrazan a Miguel. La comunicación con él es a través de un auricular y sólo pueden verse a través de un vidrio grueso. El martes la familia tuvo derecho a cuatro horas más de visita. Varios parientes vinieron a Houston desde distintas partes de Texas para visitar a Miguel Angel y estar cerca de él.

Este miércoles Miguel Angel Flores podrá recibir a sus familiares durante otras cuatro horas. Y el jueves, día de la ejecución, la familia podrá visitarlo de las 8 hasta las 12 horas.

Pero Cesárea no podrá tocar a su hijo mientras esté vivo y don Tomás tampoco. "Hace 11 años que no abrazo a mi hijo", indicó Cesárea.

En el documental, don Tomás señala lo difícil que será para su familia salir adelante tras la muerte de Miguel. "No sé cómo vamos a superar esto. No, no queremos ver la ejecución. Prefiero estar muerto cuando lo maten a él", dijo el abuelo.

Se opone Fox a la pena de muerte

Juan Manuel Venegas Ť El presidente electo de México, Vicente Fox Quesada, condenó ayer la aplicación de la pena de muerte y lamentó que otro mexicano -Miguel Angel Flores- sea objeto de esa práctica en el estado de Texas. Protestó por la violación de las garantías del connacional, quien nunca tuvo oportunidad de comunicarse al consulado ni tuvo una defensa adecuada.

Flores fue detenido hace diez años acusado por secuestro, violación y asesinato de una joven texana. Un juzgado federal lo declaró culpable y lo sentenció a la pena de muerte, que le será aplicada, vía inyección letal, este jueves.

De acuerdo con las denuncias documentadas por organizaciones no gubernamentales, las autoridades de Texas jamás notificaron al consulado de México en Houston de la detención del mexicano e informaron de la sentencia un año después que ésta se había dictado, violando la Convención de Viena sobre las Relaciones Consulares entre las Naciones.

El presidente electo se sumó este martes a las protestas contra la violación de garantías y aseguró que durante su sexenio estará atento para que "cualquier ciudadano mexicano que sea detenido o arrestado en cualquier parte del mundo, por el motivo que sea, tenga derecho a comunicarse con las autoridades consulares".

Vamos a continuar "platicando, pero también, en su caso, exigiendo a los gobiernos de otros países para que toda detención sea hecha del conocimiento de las autoridades mexicanas, representadas en Estados Unidos y en cualquier parte del mundo", expuso.

Fox Quesada se manifestó "totalmente en contra" de la pena de muerte, y advirtió que durante su sexenio ni siquiera se contempla abrir el debate. Desde este momento un "no rotundo" a cualquier manifestación en ese sentido, puntualizó.

Nadie está en condiciones de decidir quién puede morir o no; además, el sistema penal mexicano está "muy contaminado" por la corrupción y la impunidad y pensar en la pena capital, implicaría la posibilidad de ser "terriblemente injustos".

Finalmente indicó que el gobierno mexicano "no cejará en ningún esfuerzo para brindar protección legal a posibles sentenciados y proveerlos de los recursos jurídicos necesarios para evitar que más mexicanos enfrenten la pena de muerte" en las cortes de Estados Unidos.