MIERCOLES 8 DE NOVIEMBRE DE 2000
Ť Coloquio sobre el movimiento Solidaridad
Discuten paralelismos entre las transiciones mexicana y polaca
Ť Demasiadas esperanzas anidan demasiadas decepciones, advierte en el Colmex una investigadora de la Universidad de Varsovia
Blanche Petrich Ť Estuvo muy cerca la tentación de las comparaciones fáciles. Por ejemplo, equiparar la transición mexicana, ''libre al fin'' del viejo régimen del PRI, de la mano de Vicente Fox, con el caso de Polonia -1989-, cuando el viejo régimen comunista fue derrotado en las urnas y el país ''accedió a la libertad, la democracia y la economía de mercado'' bajo la guía del mítico Lech Walesa y la bendición del papa Karol Wojtyla.
Pero una investigadora de la Universidad de Polonia, ex activista de Solidarnosc, Jadwige Staniskis, encendió la alarma: ''Demasiadas esperanzas anidan demasiadas decepciones''. Aconsejó a los mexicanos: ''No crean demasiado en sus esperanzas, muchas veces se puede hacer menos de lo que uno espera, y eso está bien''.
Fue la noche del pasado lunes, en El Colegio de México, durante el coloquio Polonia, a 20 años del movimiento Solidaridad.
El investigador polaco Marucin Fryles sentó el paralelismo: ''ƑPor qué hablar de Polonia hoy en México?'', dijo. Una nación periférica de Europa central, con sus 40 millones de habitantes y que después de salir de un régimen autoritario hoy toca las puertas de la integración con la Unión Europea y la transición democrática. Del mismo modo, México, ''también nación periférica, está en el umbral de su integración regional y a punto de salir de un viejo sistema y enfrentar un nuevo régimen de manera pacífica''.
Tres catedráticos mexicanos, Enrique Krauze, Jean Meyer e Ilan Bizberg, habían expresado elogiosas remembranzas del movimiento sindical de Solidarnosc, que arrancó con huelgas y protestas en 1980 y a finales de esa década -1989- logró derrotar en las urnas, por primera vez, a un gobierno comunista. ''Fue una revolución que inauguró en la historia moderna la espiral de la no violencia, sin radicalismos ni autoinmolación'', la describió Meyer.
La ''luz al final del túnel'', que en el México de fines de los 70 sólo fue percibida por los intelectuales de la revista Vuelta, expresó Krauze.
''Un movimiento que tuvo el mérito de vaciar de legitimidad, con el apoyo de 10 millones de trabajadores, a un gobierno comunista que decía representar a los trabajadores'', describió Bizberg. Aunque advirtió que ''hay una gran distancia entre el momento de la caída del gobierno comunista en Varsovia y el momento actual en México''.
Inesperada interpelación
Pero al final, cuando se anticipaban los aplausos, entre el público Janusz Polom se puso de pie. Trabajador de los estudios de cine documental en Varsovia en los años de las grandes huelgas de Solidarnosc, presidente seccional del movimiento y hoy residente en México, en un champurrado español reclamó:
''Ustedes hablan muy bonito pero olvidan que en realidad hubo dos Solidarnosc, una de los obreros y otra de los intelectuales. Olvidan decir que los intelectuales no hicieron mucho para apoyar a los trabajadores cuando hicieron la huelga, que fueron ellos los que pasaron frío, temor y falta de agua. Y que a pesar de ello, la sociedad académica ganó mucho a costillas de los trabajadores. Se ríen de modelos como el de Cuba (un sarcasmo de Krauze que había provocado risitas en el auditorio). Yo no soy comunista. Pero puedo decir que gracias a un modelo como el de Cuba, gente como yo tiene la educación que tengo yo.
''Y puedo decir -agregó medio trabado por los nervios- que hoy en Polonia, gracias a ese proceso tan bonito que ustedes han descrito, los trabajadores están arruinados, frustrados y cínicos. Y lo único que les importa es el dinero. Se les olvida decir que hoy en Polonia no hay una cultura nueva, lo que hay es un capitalismo salvaje''
Después de un cortés e incómodo silencio, se clausuró el coloquio y los asistentes procedieron al ritual del vinito de honor. Una mujer rubia se acercó a Polom, coordinador de la Dirección de Fotografía en el Centro de Capacitación Cinematográfica, y lo felicitó por su precisión. Era Jadwige Staniskis, investigadora de la Universidad de Varsovia, autora de Una revolución antiautoritaria, presa política en 1968 y 1980.
Solidarnosc, un drama histórico precioso
Protagonista y analista del movimiento Solidarnosc, Staniskis lo describió como ''una tragedia, un drama histórico precioso'', una utopía de la cual sobrevivió sólo uno de sus rasgos: ''su antipoliticismo''
Staniskis describió el paisaje del postcomunismo, en el que Estados débiles heredaron un modelo de acumulación primario y no tuvieron capacidad para hacer frente a la competencia que representó la globalización. Entre otros, citó estos ejemplos: 80 por ciento de los bancos, hoy en Polonia, están en manos del capital financiero extranjero. La mayor parte de los fondos de inversión proceden del exterior. La rápida privatización llevada a cabo por el gobierno de Solidarnosc dejó al capital nacional sin oportunidades de sobrevivir.
Los cambios esperados, expuso, no ocurrieron. Lo mismo que en Hungría y la República Checa, en Polonia 50 por ciento de la actual elite de la política y los negocios pertenecieron a las segundas filas de los regímenes comunistas, sólo 11 por ciento de los personajes que tienen un rol no eran comunistas y el resto, una mínima franja, pertenecen a la nueva generación. Sólo 8 por ciento de la clase obrera polaca, gran artífice del fenómeno de Solidarnosc, participa en política.
La catedrática definió el modelo polaco actual como un ''capitalismo estatal sin Estado'' que fue incapaz de propiciar el desarrollo nacional. Más datos: en 1989, solamente 13.6 por ciento de la industria polaca contaba con tecnología moderna. En 1999, sólo 13.9 por ciento estaba actualizada. El desempleo abierto es de 14 por ciento de la población económicamente activa y 80 por ciento de los desempleados carecen de cualquier tipo de subsidio estatal. Sólo 0.5 por ciento del producto interno bruto se invierte en educación.
Para rematar, recomendó: ''Un país periférico, como México -como lo es también Polonia-, debe cuidar su capital nacional. Este debe ser un objetivo prioritario en la nueva era que inicia. šCuídenlo!''
ƑRevolución, reforución o frustración?
La había precedido en el uso de la palabra el investigador Marucin Fryles, quien criticó el hecho de que en los años 80, Solidarnosc fuera visto en América Latina como un gran movimiento anticomunista apoyado por el Papa, que lograba deslegitimar el proyecto socialista. ''Fue mucho más que eso -dijo-, un fenómeno que ayudó a desvelar las grandes debilidades del socialismo, que destruyó su mito. También fue una utopía, un conjunto de propuestas en las que la sociedad civil debía figurar como protagonista en un mundo capaz de transformarse a fondo mediante procesos de diálogo y negociación. Fue una revolución democrática''
En su turno, Jean Meyer, el historiador del movimiento cristero mexicano, destacó que los huelguistas de Solidarnosc fueron ''los artífices de la caída de la Torre de Babel que estaba detrás del Muro de Berlín, la URSS''. Dijo también que lo que empezó en Gdansk -y se extendió a Checoslovaquia, a la URSS, a todo el campo socialista- ''está ahora terminando en Serbia (la transición entre Milosevich y Kostunica''.
Y concluyó: ''La gesta de Polonia no fue, como dicen algunos, una reforución; fue una revolución en la que el enemigo -el comunismo- no fue vencido sino convertido a la democracia y al libre mercado (tal vez más hacia esto último)''
Ilan Bizberg, del Centro de Estudios Internacionales del Colmex y articulista de Nexos, profundizó en el tema de las similitudes y diferencias entre la Polonia de hace 20 años y el México de 2000:
''Aquí el muro del PRI está cayendo, no por un formidable movimiento social sino por su propia descomposición. El viejo régimen priísta se está atomizando pero los sectores más tradicionales, los dinosaurios, como los gobernadores del sureste o los charros de la Confederación de Trabajadores de México, expresiones decadentes de la presidencia imperial, se están atrincherando en algunos reductos con los que Vicente Fox -que encabeza un Estado débil- tendrá que pactar''.
Citó el caso de las elecciones de Tabasco o la reelección de Leonardo Rodríguez Alcaine en el SUTERM.
Finalmente, Enrique Krauze, director de Letras Libres y del programa Siglo XX, de Televisa, centró su ponencia en recordar ''la solidaridad solitaria de Vuelta con Solidarnosc''. Mencionó que desde fines de los 70 en sus páginas se expresaban las opiniones de los disidentes ''ante la actitud inquisitorial del resto de la academia mexicana''.
Y habló del entusiasmo y la esperanza que abrigaron aquellos pensadores que rodeaban a Octavio Paz, cuando por fin Walesa llegaba al poder en Varsovia en medio de una gran efervescencia. Y después la secuela esperada, la caída del Muro de Berlín, la revolución de terciopelo de Vaclav Havel y todo lo demás, realidades que sólo Vuelta había anticipado.
Así, hasta que Janusz Polom levantó tímidamente la mano.