MARTES 7 DE NOVIEMBRE DE 2000

Ť Son autoritarias: comunidad del plantel Xochimilco


Académicos y alumnos de la UAM, contra nuevas reglas de docencia

Ť La iniciativa tiene "errores" y "omisiones", admite la CCPD

Ť Critican profesores "premura" del proceso de auscultación

María Esther Ibarra Ť Ante el rechazo generalizado de académicos y estudiantes de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) a las nuevas reglas de docencia para la institución, algunos de los integrantes de la comisión responsable de su elaboración reconocieron "errores", "inconsistencias" y "omisiones"; sin embargo, defendieron el proyecto y adujeron que "hace justicia" a los profesores y representa un "mecanismo vigoroso para que los estudiantes exijan sus derechos".

Durante más de cinco horas, la Comisión del Colegio para las Políticas de Docencia (CCPD) se reunió ayer con la comunidad de la UAM Xochimilco, entre cuyos académicos y estudiantes hubo consenso en rechazar el proyecto de modificar las labores docentes por considerarlo "autoritario" y, sobre todo, la "premura" en la auscultación de la comunidad --se inició el 23 de octubre pasado y concluirá el 13 de noviembre-- y los mecanismos de ésta (fax o correo electrónico); pidieron además que se ampliara por lo menos hasta febrero del próximo año.

Uno tras otro, la mayoría de los académicos presentes en el salón del Consejo Académico del plantel coincidieron en que el proyecto de docencia "carece de un diagnóstico", y exigieron que las autoridades de la UAM explicaran con base en qué determinaron que la actual organización de la docencia ya no servía. "Que nos digan dónde están las deficiencias, qué sirve y qué no, pero con un diagnóstico", exigieron varios oradores.

Pero la "violación" de la autonomía universitaria y la libertad de cátedra figuraron entre los aspectos considerados más "peligrosos" del proyecto, como señaló la profesora Celia Fanjul. Otro académico agregó: "En la exposición de motivos se equipara autonomía con libertad de cátedra, y la autonomía es más que esto".

Ana Alicia de Alba, Javier Contreras, Max Ortega, Abelardo Mariña y Nina Torres, académicos de las tres unidades de la UAM, leyeron y entregaron a la CCPD un documento que de algún modo resume la mayoría de los desacuerdos en torno al proyecto externados durante la reunión.

Además de exigir un diagnóstico a las autoridades de la UAM, señalaron que el plan "socava la autonomía universitaria", pues "condiciona la adecuación de los planes y programas de estudio al quehacer de otras instituciones" y a la "opinión de especialistas externos", aparte de "suprimir la libertad de cátedra e investigación al (arrogarse) la institución derechos que corresponden al personal académico".

Respecto a los estudiantes, el grupo de académicos consideró que se "abandona la obligación de preparar profesionistas que atiendan primordialmente los problemas nacionales y con vocación de servicio a la comunidad, con el argumento de la igualdad de oportunidades en el acceso al conocimiento. Esto promueve el elitismo en la unviersidad pública a partir de mecanismos de selección basados en la diversidad socioeconómica del alumnado".

En opinión de los académicos, se separa a la docencia de la investigación al introducir las nocionnes de "comunidad de aprendizaje y asesoría individual a los alumnos". Por lo anterior estimaron que se estaban sentando las bases para la "privatización gradual de la universidad pública".

En ese sentido, buena parte de los docentes se sumó al planteamiento del académico Guillermo Villaseñor, quien afirmó que el prouecto responde a las directrices del Banco Mundial, de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) y de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES).

"De ser aprobado, implicará una reforma universitaria de facto para toda la UAM, pues modificar el área de docencia implica transformar toda su estructura, tanto legislativa como académica", advirtió Villaseñor, quien pidió a la CCPD explicar y no defender el proyecto. "Queremos saber si el proyecto es una política de Estado o un proyecto de la UAM".

La ausencia del tema del presupuesto en la iniciativa también fue motivo de crítica. "Lo que se propone implicará recursos, pues se habla de infraestructura y de mejorar las condiciones de los estudiantes, pero desde hace 30 años tenemos aulas provisionales", señaló la profesora Martha Eugenia Salazar.

En respuesta a las críticas, Carlos Ornelas, uno de los asesores de la CCPD, calificó de "paranoicos" a los opositores al proyecto, y de presentar "documentos de paja", como dijo al académico Villaseñor. "No se sientan agredidos, pero no existen mecanismos de responsabilidad ni de obligaciones para los docentes, al decidir ellos el número de horas-clases que imparten", aseguró.

Ornelas agregó: "Con este proyecto de docencia no sólo terminaríamos con la simulación y que algunos dejen otros empleos para cumplir con sus funciones obligatorias, sino que también la UAM se pone a la vanguardia de la educación superior en el país, pues necesitamos que la universidad pública deje de tener huelgas que luego cuestan millones de pesos".

Javier Melgoza, académico miembro de la CCPD, dijo que la comisión está abierta a recibir todas las opiniones, pues "no nos estamos aferrando a ultranza al documento", al tiempo que negó que detrás de las modificaciones a la labores de docencia existan intereses ajenos a la UAM. "El eje central son los estudiantes, y el documento es un instrumento para que ellos demanden sus derechos, incluida la cuestión del presupuesto", aseguró.

Manuel Gil Antón, otro de los asesores de dicha comisión, aseguró que con el proyecto se hace "justicia" a los docentes y se busca que su actividad no la realicen de "manera aislada". Reordó además que desde 1985 no se revisaba la situación de los profesores, como sí se ha hecho con las tareas de investigación.

Pero las criticas e inconformidades no cesaron; a ellas se sumaron profesores y estudiantes de las unidades Azcapotzalco e Iztapalapa, planteles en los que hoy y mañana la CCPD llevará a cabo reuniones con sus comunidades. Sin embargo, representantes de organizaciones de alumnos y académicos --tanto en lo individual como en grupo-- adelantaron su posición.

El sector estudiantil de las tres unidades se manifestó a favor de que la transformación de la UAM se realice mediante una convención o congreso universitario, propuesta formulada por la comunidad de Xochimilco y que el consejero de este plantel, Víctor García-Zapata, subrayó como el camino más adecuado para la participación amplia y democrática de todos los integrantes de la casa de estudios.

Un estudiante de Azcapotzalco manifestó su desacuerdo con la paralización de actividades de una universidad pero advirtió que, en caso de ser aprobado el proyecto de docencia, "estamos dispuestos a llegar hasta las últimas consecuencias".