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Francisco Cuevas Almazán |
Con el disco que hizo como miembro de los Fugees (The Score, 1996), el rapero y guitarrista Wyclef Jean obtuvo seis discos de platino por sus altísimas ventas. Un año después lanzó su primer álbum como solista (Wyclef Jean Presents The Carnival, 1997) y obtuvo dos discos de platino. Este año, Jean acaba de sacar una nueva producción discográfica (The Ecleftic: 2 Sides II a Book, 2000) y, en su primera semana a la venta, apenas logró noventa y cinco mil 435 copias vendidas, una cantidad nada desdeñable que, de cualquier manera, no apunta hacia nuevos récords de ventas. Ahora bien, ¿acaso esta disminución en las ventas de sus discos significa que la música de Wyclef Jean está en decadencia? De ninguna manera. De hecho, su nuevo álbum demuestra que, con él en acción, la música popular norteamericana y no sólo el hip hop va en ascenso.
Aun a pesar de la reticencia que su sonido encuentra en las mayorías mexicanas, es indudable que el hip hop es uno de los géneros más imaginativos del panorama musical actual. Influidos por todas las manifestaciones musicales de ayer y hoy, y con la promesa de influir a su vez en las de mañana, los músicos hiphoperos tienen a uno de sus mejores exponentes en Wyclef Jean, precisamente por la frescura y la enorme cantidad de recursos que imprime a su música.
De cualquier manera, su influencia no se restringe al mercado del hip
hop. Su gran inventiva y su fino olfato para lo que puede vender discos
lo han convertido en uno de los
productores más solicitados del momento. De esta manera, ha
escrito y producido éxitos
recientes para artistas como Santana, Whitney Houston, Simply Red,
Sinead OConnor y Yossou NDour.
Hijo de un predicador, Wyclef vivió en Haití hasta los nueve años. Posteriormente se mudó a los Estados Unidos, donde la precaria situación económica de su familia no mejoró gran cosa. Sin embargo, del cambio tan drástico que sufrió entonces obtuvo una riqueza mucho más valiosa que la económica: la cultural.
Los discos de Wyclef tienen una estructura común. En todos ellos
se pueden identificar los mismos elementos, desde el maravilloso álbum
The Score, que hizo con los Fugees y que ha vendido más
de once millones de copias
a nivel mundial, pasando por su primera producción solista
The Carnival y por la primera de Lauryn Hill The Miseducation
of Lauryn Hill, que obtuvo el Grammy para artista del año en
1998 y en la que Jean participó como productor ejecutivo.
En cada uno, Jean ha retomado éxitos populares como la cubanísima "Guantanamera", la joya disco "Killing Me Softly (With His Song)" o el reggae ejemplar "No Woman No Cry". En The Ecleftic, Wyclef rinde homenaje ni más ni menos que a "Wish You Were Here", de Pink Floyd. Aunque en apariencia se trata de covers o simples interpretaciones de esas canciones, en realidad todas poseen modificaciones en arreglos y letras, de modo que adquieren una nueva profundidad tanto en la forma como en el contenido.
Otro elemento recurrente en la obra de Jean es el sampleo de brevísimos fragmentos de canciones muy populares que retoma para adornar algunas de sus composiciones originales. De esta manera, mientras que en The Carnival Jean utilizó la melodía principal de "Staying Alive", de los Bee Gees, para hacer con ella una potente canción sobre la vida en el ghetto, en su nuevo disco retomó la canción "El cobarde del condado", que diera fama a Kenny Rogers en el ambiente country, para denunciar con ella a "artistas" que viven del reciclaje musical. (Hay que anotar aquí que, ya desde el álbum The Score, Jean había introducido una referencia directa a este éxito de Rogers en el tema "Cowboys") Al hacer esta denuncia, Jean demuestra cómo el sampleo puede ser efectivamente un recurso eficaz para la música de hoy, pero advierte que no se debe abusar de él.
Por otro lado, en todos sus discos también incluye al menos una colaboración con amigos famosos. Mientras que en su producción anterior trabajó con Celia Cruz, en The Ecleftic participan Earth, Wind and Fire, Kenny Rogers, el luchador The Rock, Mary J. Blige y Yossou NDour.
Y surge entonces una segunda pregunta: ¿la verificación
de estos elementos comunes
en la obra de Jean apunta hacia el descubrimiento de una fórmula
con la cual se pueden maquilar discos exitosos? La respuesta es no. Como
consta en The Ecleftic, a estos elementos hay que sumar un enorme
talento, mucha sinceridad... y una cantidad de retórica considerable.
A través de letras irónicas, Wyclef denuncia el vacío y la vanidad de la industria musical (como hace en "Where Fugees At?"), se queja de la intolerancia (como sucede en el tema dedicado a Amadou Diallo, un afroamericano asesinado brutalmente por la policía californiana) y expresa abiertamente su vulnerabilidad sentimental (como hace en el maravilloso tema "911"). De hecho, es a partir de la ingenua solicitud de auxilio que contiene esta canción, que se puede ejemplificar mejor el tono retórico pero celebrable del disco: "Si este es el tipo de amor del que solía prevenirme mi madre, estoy en problemas, estoy en serios problemas. Alguien hágame un favor: llamen al 911..."
Finalmente, considerando la enorme influencia que el hip hop ha demostrado en los últimos cinco años, podemos decir que, con este disco, Wyclef Jean resume lo mejor del hip hop de hoy y lo mejor del rock de mañana.