Ilhan Berk
Nació en Manisa, Turquía, en 1918, estudió en el Instituto de Educación de Gazi y se licenció en francés en 1945. Fue maestro en escuelas de primera enseñanza durante diez años y luego traductor. Sus primeros poemas, dominados por los ideales de libertad e igualdad, reflejan la vida en el campo, el trabajo industrial y la dureza de la vida urbana, así como su amor, esperanza y exuberante alegría frente a la vida y el mundo. La nueva edición de su Libro de Estambul, que incluía Mitologías, recibió el Premio Behçet Necatigil. Buenos días Tierra (1952), Canto de Turquía y Köroglu (1955) tratan del sentido de la poesía, apartándose del expresado por el Segundo Nuevo, escuela poética entonces dominante. Entregado a una poesía cuya belleza deriva sólo de la imagen, la metáfora y, en último término, del lenguaje mismo, se opuso a la poesía tipo relato. Abierto a la poesía occidental contemporánea, contribuyó a difundirla con sus traducciones y antologías: Poemas escogidos de Arthur Rimbaud, Poemas de amor en la literatura universal (1962) y Literatura universal (1969). Actualmente, la poesía moderna se construye sobre la variedad de una estética nueva y rica. En Ezra Pound, imagen y oscuridad; en Saint-John Perse, lenguaje y estilo; en René Char, el reino irracional, afirmó. A ese periodo pertenecen sus libros Mar de Galilea (1958), Escritura cuneiforme (1960), Pabellón real y Galeón egipcio (1961), con numerosas imágenes de las antiguas civilizaciones (Homero, Mesopotamia, el antiguo Egipto ) y referencias a la Biblia, entretejidas con la vida de las minorías de Beyoglu, las impresiones de la vida callejera de Estambul y Ankara, la sexualidad, la naturaleza, el aburrimiento, la soledad y la muerte. Cenizas recibió el Premio del Instituto Turco de la Lengua en 1978 y Veterano del mar, el Premio trt en 1970, el Behçet Necatigil en 1980, el Yeditepe en 1982 y el Sedat Simavi en 1988. Si en un comienzo construía poemas extensos, al modo épico, pasó luego a poemas cortos o a adoptar alguno de los géneros de la poesía clásica. Ocasionalmente ha escrito prosa poética, como en El libro de las hierbas curativas (1982) y en Gálata (1985). Ha recogido también sus ideas sobre poesía y sus experiencias de viajes en diarios, como Hay un sol en los manuscritos (1983) y Un hombre alto (1982). El libro de los libros (1981) es una antología de sus obras anteriores. Río hermoso apareció en 1988 y, dos años después, publicó Pera.
Como muy oportunamente ha destacado Abidin Dino, excelente pintor y crítico de arte, la palabra clave de Ilhan Berk parece ser mirar. En efecto, Ilhan Berk es, asimismo, un dibujante pletórico de inspiración, como ha revelado en Kalan, la última muestra de su obra pictórica, celebrada en Estambul en diciembre de 1994, algunos de cuyos dibujos ilustran la edición de Río hermoso.
La muerte que es una antigua gigantesca agua gris
Habíamos escrito en los tiempos pasados,
en el presente.
Esta voz tuya tenue azulísima
De haber
hecho el amor horas y horas.
¿Cataratas, lirios? En tu boca pájaros.
Había dicho que tu blancura era como el loto
Esto sí que lo guardo firmemente en mi memoria.
Mírame.
Mirar es amor.
"Entonces me desnudé para abrirte el camino."
Así totalmente desnudo así carne con
carne
Deja que deambule mi aliento sobre ti.
Es transparente el amor, aquel diablo ingenuo
Tus ojos, tus pechos desnudos, tus labios
Así, ya está, ven, entra en mi cama.
Y bésame después
Sin cesar otra vez otra vez bésame
Un viaje así de largo requiere el amor.
Y estréchame después, estréchame
más
Estréchame que
Sepa que eres mía.
Así, ya está, ingle con ingle.
En la muerte, en aquella herrumbre sujétala después.
Pasa una golondrina rozando sus pestañas.
Sin embargo, Ronsard dirá que los dos son
una misma cosa.
¿Y Eluard, qué?
Su libro de cabecera es el amor.
La fuerza del amor.
El amor excluye la muerte. Además la mujer
es el futuro. Y aún cree que ha venido al mundo para corroborar
esto.
Como si almacenara el mundo, el primer verso: es
el que ve una hierba inofensiva asomando la cabeza por cualquier parte,
es el que coge de la mano a los niños, las constituciones y los
obreros; es el que tacha la infelicidad y la oscuridad; es el que corta
las vestiduras del amor y la muerte;
(tú de espaldas
a mí, sin duda es él quien arroja dardos en tus bonitos ojos)
(y después)
es él quien deja caer* tantas cosas de su cuerpo (de este imperio de versos) en la página**, en las hojas blancas (el blanco es sexual) de aquellos ángeles de barro (Voznezensky).
Además el cielo*** por abajo está dislocado, albeado.