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México, D.F. domingo 5 de noviembre de 2000 
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Editorial
 
EL TEMBLADERAL DE LA MISERIA URBANA 

SOL Las estadísticas confirman de forma dramática lo que se puede advertir a simple vista: cientos de miles de pobres urbanos arañan a la vida su propio sustento y el de sus familias por medio de los puestos callejeros donde. Llamado de manera eufemística "sector informal", la economía "formal" esconde un lado oscuro: la imposibilidad de fijarse como objetivo la desaparición del desempleo. 

En efecto, las microactividades comerciales, artesanales y de servicios no son más que resultado del empleo formal, insuficiente y mal pagado. Y, por la cantidad de personas involucradas en ellas --que equivale a casi la mitad de la población económicamente activa tan sólo en la ciudad de México, es decir, de aquellos en edad y condiciones de trabajar-- resulta imposible su absorción por el sector en el que todavía imperan las relaciones salariales. El sector ''informal'', por otra parte, agrava aún más las diferencias sociales, pues las clases medias bajas, los sectores más amplios de la población consumidora, compran productos de menor duración y calidad que los que se venden a precios para ellos inalcanzables, aunque sean bajos, en los comercios del sector ''formal''. 

En los puestos de comercio informal que cunden por todo el país, los consumidores, con sus magros ingresos, se acercan supuestamente a marcas y calidades que intentan generar la ilusión de poseer originales, los cuales son verdaderamente inalcanzables --aunque no sean de lujo-- para la mayoría de la población. 

La piratería es, desde luego, condenable, pero expresa y refleja la cruda realidad de un país de bajos salarios, de empleos insuficientes, de desigualdad que se agrava. Mientras un disco compacto cuesta 150 pesos en una tienda, el pirata vale 40 o 50. 

La piratería genera pérdidas a los sectores formales de la economía; sin embargo, arroja ganancias multimillonarias a sus propulsores y satisface necesidades sociales. La relación entre piratería y debilidad de consumo ha creado un nudo gordiano en la economía y el ingreso mexicanos. Tan condenable es esa actividad como las claras raíces que la alimentan y necesitan. 

Si consideramos que tan sólo en el Distrito Federal hay 670 mil personas que viven del comercio informal, tenemos que pensar en la pérdida fiscal que eso representa. Resulta indispensable volver causantes a esa masa comercial; mejor eso que pretender castigar aún más la pobre economía familiar con nuevos impuestos a medicinas y alimentos o, incluso, a los salarios.

 

 

La Jornada, Coordinación de Sistemas Francisco Petrarca 118, Col. Chapultepec Morales, delegación Miguel Hidalgo México D.F. C.P. 11570 Teléfono (525) 262-43-00, FAX (525) 262-43-56 y 262-43-54