DOMINGO 5 DE NOVIEMBRE DE 2000

Ť Desde los 15 años sufre debilidad visual y ha tenido que superar complejos


Coraje y decisión, las claves del éxito: Beristáin

Ť Competir con la delegación convencional mexicana en el 2004, meta del deportista

Rosalía A. Villanueva Ť A los 15 años, el destino le cambió la vida al joven Moisés Beristáin. Una enfermedad hereditaria poco a poco fue apagando la luz de sus ojos, pero no era el único de la familia. Sus hermanos Pedro, Martha y Aída tienen el mismo problema visual, mientras que Fausto es ciego.

"Cuando se tiene coraje, decisión y obstáculos, la voluntad te saca adelante. Antes me acomplejaba por mi problema, porque me decía a mí mismo: "Ƒpor qué me pasó esto?, Ƒqué culpa estoy pagando?, pero ahora comprendo la fortaleza y el carácter de mi madre Asunción, de cómo nos levantó con la ayuda de mis otros cinco hermanos que son normales. Ahora le doy gracias a Dios por haberme dado esta virtud y por todo lo que estoy recibiendo a cambio'', expresa Moy, el fondista tlaxcalteca, ganador de tres medallas paralímpicas y poseedor del récord mundial en 10 mil metros (32:02 minutos) en Sydney.

Pese a su impedimento visual, debido al cual sólo ve sombras, el campeón europeo de Portugal 99 y vencedor en Japón, Madrid y los Panamericanos en México, está consciente que su mal no tiene cura; sin embargo, no pierde las esperanzas de que algún día la ciencia médica podrá hacer un milagro para ser nuevamente una persona completa como lo fue de niño-adolescente, cuando le gustaba la lectura, la pintura, tocar el piano, la guitarra y tenía amigos con quienes ir de fiesta.

Cursaba la preparatoria cuando la visión se le comenzó a dificultar. Pidió a sus maestros que lo apoyaran, pero recibió a cambio presiones y burlas. Eso le caló hondo y por eso estudió la licenciatura en educación especial en la Universidad de Tlaxcala, para tenderle la mano a las personas que lo necesitaran. "Quería estudiar sicología y ver de qué forma podía ayudar a mis hermanos, pero mi papá Erasmo, que es obrero, no podía pagarme la escuela, pues tenía que viajar a Puebla. Nunca me interesó aprender el sistema Braille, porque todavía no acepto mi problema como tal, pero tampoco soy de las personas que requieren de un bastón o dependen de otra para salir adelante. Sé que no veo más allá de 30 centímetros y que por las noches es muy difícil desplazarme, pero trato de no molestar a nadie. Soy un hombre muy solitario''.

Los inicios

-ƑCómo fueron tus inicios en el atletismo?

-Aprendí a correr en los pueblitos hace nueve años. Si no trabajaba, la única forma de ganarme los pesos era corriendo en las moleras. Competía con los convencionales y me daba unos buenos cierres con los atletas de alto rendimiento. Claro, me ganaban, porque ven mejor que yo, pero la satisfacción que me daba era darles pelea.

-ƑLas medallas en Sydney dieron un giro a tu vida como deportista?

-Influyó mucho que nadie me conocía y al no tener esa presión de los medios, como sí la tuvieron mis compañeros Alejandro Guerrero y Nicolás Ledezma que les colgaron las medallas antes de tiempo, pues yo lo único que hice fue disfrutar las competencias. Tuve mucho apoyo de mi entrenador y guía (Marco Antonio Nava), esposo de una gran maratonista: Emma Cabrera. Todos estamos conformes por los resultados que se dieron, porque fue una labor de equipo.

-ƑCuál fue la prueba más difícil?

-Las tres, porque sufrí mucho desgaste, pero tenía la ilusión de ganar en el maratón, se pudo haber hecho algo mejor que el bronce. Corrí sin guía toda la ruta de 42 kilómetros, porque la Conade no lo autorizó. Mi preocupación era contar con la gente de apoyo que me gritara en qué mesa estaban mis abastecimientos de agua o si me salía de la línea azul (del circuito), pues de lo contrario me descalificaban. Por fortuna, en abril, había ido a Sydney y memorice el recorrido, y así fue como me la jugué yo solito.

-ƑLos apoyos que recibiste fueron suficientes para tu preparación?

-Tengo una beca de 6 mil pesos mensuales y desde 1998 me integré a la selección. Creo que los apoyos deben darse antes de ganar medallas, ahora que si los directivos le ponen precio a todo eso, pues creo que hasta les salimos baratos. En lo personal, yo no creo en las promesas de los patrocinadores y dudo mucho que alguien se interese en apoyar a un atleta adaptado, porque a ellos les interesa vender más un producto normal que la imagen de un deportista al que le faltan brazos, piernas, es invidente o débil visual.

-La televisión por primera vez difundió los Juegos Paralímpicos.

-Eso fue muy bueno, porque la gente tuvo otra percepción, pero falta cultura hacia el deporte discapacitado, del que se pensaba que competíamos solos o que ganábamos medallas porque habían tres participantes. Estos juegos fueron de un alto nivel competitivo y los mexicanos pusimos corazón y coraje, demostrando que aunque no estamos completos somos útiles en la vida. Muchos compañeros no tienen trabajo por su impedimento físico, nadie nos respeta y a veces ni tenemos derecho de salir a las calles por la sencilla razón de que no cuentan con los espacios adecuados para los que se desplazan en sillas sobre ruedas. Falta mucho por hacer y ojalá que el siguiente gobierno se fije en todo eso.

-En los Juegos Olímpicos de Sydney compitió la estadunidense Marla Ryan, que también tiene una deficiencia visual y fue finalista en 800 metros ƑEstarías preparado para ese reto en Atenas 2004?

-Eso va a ser una meta muy personal y debemos planificarlo con mucho cuidado para dar las marcas de clasificación y evitar lesiones. Sí me gustaría representar a mi país con la delegación de los convencionales, porque para eso son los retos y en mi caso no me pongo límites.