DOMINGO 5 DE NOVIEMBRE DE 2000
Ť Serán los comicios más apretados en 40 años
Nada se ha definido, a 72 horas de las elecciones en Estados Unidos
Jim Cason y David Brooks, corresponsales, Washington, 4 de noviembre Ť El candidato presidencial Al Gore y su contrincante republicano George W. Bush siguen en su intenso esfuerzo para "sacar" el voto, y los analistas y expertos repiten que no se ha visto una elección tan apretada en 40 años y que el resultado en sólo unos 12 estados disputados podría determinar todo.
Tan cerrada es la competencia que las campañas de los dos candidatos principales dicen que todo depende de quién gane en Florida, Pensilvania y Michigan.
Esta competencia será determinada por el ganador de los votos electorales de cada estado (no hay sufragio directo en los comicios presidenciales), por lo tanto el enfoque es sobre la tendencia del voto en cada estado, con votos electorales determin- dos por la población estatal, con el objetivo de ganar los 270 votos electorales que se necesitan para llegar a la Casa Blanca.
Ambos candidatos parecen tener unos 200 sufragios electorales cada uno, y por lo tanto, en estas últimas horas, la batalla se concentra en unos 12 estados y sus 138 votos electorales totales.
Por eso, hoy Gore viajó por su natal estado de Tennessee, West Virginia y Pensilvania, mientras su adversario Bush hacía proselitismo por Nueva Jersey, Pensilvania y Michigan. El aspirante demócrata reiteró su mensaje de que este voto implica "proceder hacia mejores tiempos" o de "regresar a las políticas del pasado".
Bush subrayó que es hora de un "nuevo comienzo" y declaró que "aún no han visto nada" de lo que se podrá lograr con un gobierno bajo su mandato. "En tres días, tendremos un nuevo liderazgo en la capital de la nación", dijo Bush, acompañado del ex general Colin Powell.
Mientras Gore continuaba alertando que una presidencia de Bush arriesga las políticas que han llevado a una prosperidad sin precedente y cuestionó la experiencia de su contrincante, Bush respondió que Gore es un hombre "de Washington, para Washing
ton, y por Washington", y proyectándose como alguien que confía en "el pueblo" fuera de Washington.
En el Congreso existe la misma dinámica. Los 435 escaños de la Cámara están en juego junto con 34 puestos de los cien totales del Senado.
Si los republicanos llegaran a mantener su actual mayoría o si los demócratas lograran retomarla en la Cámara de Representantes, esta situación se determinará por el resultado en sólo tres o cuatro docenas de distritos legislativos.
Actualmente los republicanos controlan la Cámara baja por un margen de 222 a 209 (con dos independientes y dos vacantes), pero si hay cambio de partido en sólo siete, el control se traslada al otro grupo. El partido que tenga por lo menos 218 escaños ganará el control.
En el Senado, donde los republicanos ahora tienen una mayoría de 54 contra 46, los demócratas tienen menos esperanza de ganar la mayoría, aunque sigue como una posibilidad. De los 34 puestos en juego, los republicanos tienen que defender 19.
El día 7 también están en juego 11 gubernaturas. En total, existen ahora 18 gobernadores demócratas y 30 republicanos.
La clave es la participación electoral. Con la competencia volviéndose más intensa con cada hora, los votantes podrían decidir participar más de lo anticipado.
Pero algunos analistas políticos siguen pensando que la falta de opción y la pequeña diferencia entre las propuestas fundamentales de ambos candidatos principales, además de la desconfianza permanente hacia los políticos, mantendrán deprimido el entusiasmo ante las urnas.
Sea cual sea el resultado, los márgenes de mayoría en el Congreso entre ambos partidos serán tan pequeños que muchos esperan más estancamiento en el proceso de gobernar este país, con Gore o Bush en la Casa Blanca. O sea, después de la elección más cara de la historia, todo señala que habrá poco cambio real en Washington.