SABADO 4 DE NOVIEMBRE DE 2000
Ť Se apodera el electrodance tres noches de las playas de Acapulco
El Aca World Sound Festival, un encuentro a lo bestia, sin bestialidades
Ť Yuppies, clase medieros y la raza taloneadora se mezclaron en un punchis punchis único
Patricia Peñaloza, especial para La Jornada Ť Seis y media de la mañana, nada sereno, y cerca de 15 mil pares de jóvenes piernas, bajo nubes flacas que flagelan de rosa y naranja el amanecer en Guerrero, cimbran y sienten el momento cumbre de la primera de las tres noches del Aca World Sound Festival, mientras el DJ Anthony Pappa resucita muertos que en la arena yacían, dormidos de tanto darle al punchis punchis.
Dos güerazas, de a terregal y estrago sobre sus ropas, parecieran bailar por última vez, sin cansancio ni final, en bikini y pantalones blancos, manchones derretidos en azul sobre sus rostros; otro veinteañero, de a mochilita de Tigger, goggles sobre la frente, pelos en picos y pantalón guangote, levantan los brazos con las palmas hacia abajo y bailan de a maquinita tan simpático, que a Robotina le daría envidia. El saldo general fue de tranquilidad y danza tribal a lo bestia pero sin bestialidades, tal vez debido a que no se vendió chupe en exceso (vodka caro, chelas leves y bebidas ''energéticas'' -viajes en glucosa y cafeína-), y la entrada estuvo muy vigilada, si acaso algunos pachecos o varios entachados colaron su sicodélica vibra (acaso ya venían servidos).
Unos dirán por ello que estuvo fresa; otros que muy ordenado. Lo que sí es que miles de chamacos de todo el país, de Los Ángeles y San Francisco, y hasta decenas de alemanes, demostraron que la escena electrodancística (el electrónico es aun más vasto) está más que instalada, independientemente de si los asistentes están totalmente enterados de los DJ's o de los pormenores de la ''cultura electrónica'' que proclama convivir en ''paz, amor, unidad y respeto'', cualidades que finalmente se vivieron. Se impusieron la aventura de sobrevivir y emparejarse al amanecer y la de bailar a más no poder con tal de sentirse perteneciente a algo que hermane a esta generación tan huérfana de asideras.
Del afropopjazz al discohouse progresivo
La diversidad vibró en su esplendor, en la que la música en general y los punchiestilos variaron a lo largo de cuatro escenarios y un terreno de 150 mil metros cuadrados, en la playa Tres Vidas, despuesito de Barra Vieja. Caminar de un escenario a otro era toda una hazaña. Una fiesta en la que megayuppies y yuppiaspirantes convivieron con clasemedieros y vasta raza taloneadora. Aquí uno se pregunta: Ƒdónde está la crisis cuando un boleto de tres días de reven cuesta mil 200 pesos y 500
por un día? ƑEs tanta la inquietud por vivir estos días a lo Avándaro ciberespacial -miren que había muchos "oscuritos" donde ponerle... arena al cuerpo-? Los organizadores aseguran que para hoy sábado, con Moby como artista estelar, la asistencia puede ir de 20 a 25 mil jóvenes.
La travesía era maratónica: camiones continuos que llevaban gratis a la gente desde la Costera hasta un primer retén, en el que boleto en mano te subían a otros camiones más para avanzar otros cuatro kilómetros; una entrada tipo Jurassic Park tras la cual un camino de terracería flanqueada por pedestales con copal invitaban a la ceremonia del Día de Muertos, que fue inaugurada por la Orquesta Filarmónica de Acapulco para seguir con la iluminación de un teocalli hechizo, coronado con una gran calavera y un performance como para turistas.
Era difícil estar en todo durante tantas horas, y desgraciadamente varios artistas de calidad tocaban simultáneamente, como el caso de Hugh Masakela y el DJ Bükem. Por su lado, la actuación de Hugh Masekela fue emotiva, maravillosa, en el escenario ''un solo río fluye''. El sudafricano Masekela, veterano trompetista, precursor de la fusión afro con el jazz en los años 60, cantor inspirado en los derechos humanos y en la fuerza de su raza, quien en los 80 instó por la libertad de Nelson Mandela, hizo bailar y hasta šcorear! en lengua oriunda africana a la chaviza, sin que muchos supieran ni quién era. Aquello fue un concierto playa/jazz/reggaesero de primera, casi íntimo, pues a él acudieron unos 200. Sin duda, uno de los mejores momentos del festival. En este escenario también hicieron bailar guapachosamente el angelino Garth Trinidad y el brasileiro Fabricio Pecanha.
Por su parte, el DJ LTJ Bükem, uno de los varios fundadores del drum&bass más delicioso, fue otro de los altamente esperados, e hizo de las suyas junto con el cantante (MC) Conrad. A este toquín, en ''los límites de la percepción'', acudieron unos 400 en su momento álgido. En el escenario ''el encuentro de las almas'', donde colgaban del techo grandes remedos de condones, destacaron los DJ's: Little Louie Vega (ninguna relación con Lou Bega), aclamado por su sonido festivo y Marques Wyatt, delicioso, groovie y discotrónico. El escenario más desangelado y vacío fue el de ''Psychodelic Expresión''.
Lo anterior contrastó con el gran escenario principal, ''Electrónica Terra Centra'', de muy buena fidelidad, y donde muchos permanecieron de principio a fin con tal de no aventarse las areneras caminatas; fue el área de los DJ's más comerciales pero a la vez más efectivos, donde más gente se recostó tal y como la madrugada los iba dejando. Aquí fueron aclamados con sus famosas preparaciones y cambios bruscos en el beat: el inglés Dave Seaman (que ha hecho mezclas a Garbage y Alanis Morrisette) el afamado Seb Fontaine y el australiano tech-house Anthony Pappa. Si eres audaz, aún puedes hoy lanzarte al cierre del Aca World Sound Festival a darle a la danza y al tacazo de ojo (miren que hay harta reina y uno que otro papasote).