SABADO 4 DE NOVIEMBRE DE 2000
Ť José Luis Fernández ZayasŤ Ť
El Lobohombo de la ignorancia
Hace unos días concluyó el peritaje que permite asignar el origen del espantoso fuego del sonado club nocturno a una falla eléctrica. Los funcionarios de más alto rango han hecho muchas inspecciones a los giros negros para verificar sus documentos, la existencia de puertas de emergencia sin cadenas y candados, tomas de agua que tengan agua, y extinguidores. La muerte de esos jóvenes ha dejado horrorizada a la sociedad entera, y nadie quiere que ese accidente se repita. Se dejará caer todo el peso de la ley, se dice, a los responsables de la tragedia del Lobohombo, y se sentará ejemplo de enorme contundencia para evitar una repetición.
Los dueños y encargados de giros negros corren en estampida para abrir puertas de emergencia, instalar extinguidores e hidrantes de emergencia. No quieren enfrentar el riesgo de que les clausuren, pues perderían muchísimo dinero. La compra de equipos contra incendio es, dicen, una manera de proteger sus inversiones.
La tragedia del antro, y la comedia de los días siguientes, caricaturizan de manera grotesca la brutal ignorancia que campea, y el costo enorme que ésta tiene. Si las causas más probables de estas conflagraciones son las instalaciones eléctricas defectuosas, Ƒpor qué no corregirlas y evitar el incendio? La tradición de la ingeniería, en México como en otros países, ha llevado a la consagración de marcos normativos y legales sumamente claros y astringentes. En lugares públicos, dicta la norma mexicana, las instalaciones eléctricas deben ser tan seguras como la experiencia mundial exije, y deben ser hechas, evaluadas y calificadas por expertos acreditados oficialmente. No se permite que un cable se caliente, un conector haga corto, un interruptor se sobrecargue: la norma es precisa, e instruye a la autoridad a garantizar que se ha respetado y cumplido, y por tanto un incendio por causa eléctrica es casi imposible.
La norma, aunque perfectible, refleja la decencia de la sociedad que, a través de la experiencia profesional acumulada, indica que ciertos riesgos son intolerables. Entre ellos, los que ponen en peligro la integridad física de las personas, particularmente los jóvenes. Nuestra ley expresa el conocimiento experto y la responsabilidad de los profesionales, y asigna a la autoridad funciones claras y específicas para asegurar que se cumple, y nuestros derechos se respetan. Además, esta norma se basa en un principio muy ganador: lo más barato y rápido, en caso de incendio, es que no lo haya.
Más barato que puertas de emergencia (y el riesgo de que por ellas se metan los ladrones), hidrantes para bomberos y el riesgo de que fallen, y extinguidores que han sido usados para asaltar a los propios establecimientos (špero claro que se requieren!), y más seguro que todo ello, es prevenir el incendio. Así se preserva la inversión en decoración costosa y mobiliario, el prestigio del establecimiento, la continuidad de la operación y, por supuesto, la vida humana.
Hay, sin embargo, un obstáculo formidable, y es que nadie habla de ello. ƑSe busca al diseñador eléctrico, al que certificó la instalación, que violó la norma de instalaciones eléctricas? ƑSe le identifica en los múltiples giros negros, restaurantes, iglesias, oficinas públicas, universidades y escuelas de este país, donde también puede haber incendios y muertos? En las inspecciones de la autoridad citadina a giros negros, Ƒse evalúan las instalaciones eléctricas de acuerdo con la norma vigente? O lo que es lo mismo, de acuerdo con la ley vigente, Ƒse está haciendo lo que la norma prevé, o se están olvidando de ella?
Una lección que debemos aprender es que la ignorancia, la falta de cultura de la seguridad, nos está costando muy caro, como se la vea. Otra, que la ley puede ser letra muerta si a nadie le importa, ni a la autoridad, a los deudos, a los que están afectados o comprometidos o involucrados con la seguridad. ƑCuántas otras leyes estarán durmiendo en la ignorancia de los mexicanos, mientras pagamos fortunas, como las vidas de nuestros jóvenes, por nuestra apatía hacia la cultura?
ŤInvestigador del Instituto de Ingeniería de la UNAM y presidente de la Asociación Mexicana de Directivos de la Investigación Aplicada (Adiat)