VIERNES 3 DE NOVIEMBRE DE 2000

Ť Sin los dos brazos y sin una pierna, conquistó tres medallas en natación 


Me considero normal; desde que tengo uso de razón, soy así: Reyes

Ť Lo único que pide Juan Ignacio es una beca para estudiar mercadotecnia y publicidad

Ana Mónica Rodríguez Ť A sus 18 años, el campeón paralímpico Juan Ignacio Reyes, quien obtuvo tres medallas, dos de oro y una de plata en la justa australiana, expresó que se siente feliz y contento con él mismo por los resultados logrados en Sydney, y confesó que "yo no compito por obtener algo a cambio, sino sólo por el gusto de meterme a la alberca".

El tritón, quien a los 6 años padeció la enfermedad llamada púrpura fulminante, la cual le causó la amputación de los dos brazos y de la pierna izquierda, admite que al principio era el centro de atención de los demás niños que lo veían con curiosidad y sus padres los asustaban cuando les decían "si te portas mal y sigues de travieso te vas poner así", relata Juan Ignacio.

nadador-paraolimpico-jpgAsegura que era molesta la situación, "pero ahora ya me considero como una persona normal, porque desde que tengo uso de razón estoy así".

Doña Socorro Hernández, su madre y acompañante, recordó que "todo se inició por la rubéola y la escarlatina que le dieron juntas, después sólo le salió un punto rojo que se le extendió por el cuerpo y le tuvieron que amputar".

Añadió que los médicos le explicaron que era una coagulación de la sangre ante lo cual no había otro remedio o cura para la enfermedad que sólo ataca a una de cada mil personas.

Interrumpidos durante la entrevista por el constante repiqueteó del teléfono, comentaron que desde su llegada el miércoles por la noche todo ha sido sorpresivo y emotivo.

"Es una experiencia inolvidable, pero también de mucho ajetreo". Con carcajadas recordaron los incidentes luego de llegar a México:

"Primero en el aeropuerto los medios de comunicación no nos dejaban respirar, luego al llegar a la casa se reunió toda la gente de la colonia y los familiares para echarnos porras", señaló Juan Ignacio.

Y hoy, desde la mañana, los reporteros han solicitado entrevistas para hablar con Juan Ignacio, comentó la mamá del nadador, quien asegura que no piensa pedir nada, "porque no se trata de abusar de la situación, ni de tratar de separar al equipo que integró el selectivo nacional".

El triple medallista paralímpico obtendrá un total de 140 mil pesos por las tres preseas, monto con el cual pretende arreglar su casa y el pequeño coche rojo que traslada a toda la familia.

Sin embargo, dijo que durante dos años tuvo que alejarse de las piscinas, debido a que falleció su primer entrenador, Rodolfo Hernández, y con ello se desintegró el equipo de natación.

Posteriormente reinició sus prácticas con su actual preparador, Fernando Gutiérrez Vélez, quien lo pulió para la cita paralímpica.

Entre sus metas vislumbra los juegos de Atenas en el 2004 y empezar a estudiar la carrera de Mercadotecnia y Publicidad en una universidad privada.

"Si algo pudiera pedir, dijo, es una beca para continuar con mis estudios y al mismo tiempo que me permitan seguir con mi actividad deportiva".

La familia del nadador que rompió el récord mundial en los 150 metros combinado con 3:06.44, está integrada por su papá Juan Reyes, quien trabaja en una fábrica textil donde se hacen rellenos para almohadas y muñecos de peluche; sus hermanas Gina Paola, de 21 años, y Katia, de 13 años, también impedida por la enfermedad de artritis reumatoide que la obliga a trasladarse en una silla de ruedas.

"Yo pienso que las autoridades capitalinas o deportivas deberían darle a mi tía un auto en donde pueda transportar las dos sillas de ruedas y a los muchachos.

"Aunque ella diga que no le hace falta, es mentira, porque es una necesidad de todos llevarlos de un lugar a otro", sostuvo María Teresa Báez, prima de Juan Ignacio.

En el hogar de los Reyes González se respira un ambiente de cordialidad y paz, porque aseguran haber aceptado siempre las enfermedades de los dos hijos.

Para nosotros son "normales", aseguró la señora Socorro, quien puntualizó que "mi sueño es ver algún día a Juan Ignacio sentado detrás de un escritorio y de una computadora".