VIERNES 3 DE NOVIEMBRE DE 2000

Ť Continúa en noviembre y en el 2001 ''si López Obrador se deja''


Concluye tercera etapa del maratón Jazz Martes

El pasado 31 de octubre, el maratón semanal de Jazz Martes concluyó su tercera etapa de conciertos. Hasta el momento, quince grupos de todos los géneros, sabores y colores se han dado cita para dar fe del resurgimiento del jazz hecho en México como un movimiento vivo, continuo, y hasta propositivo en muchos de los casos. Pero el ciclo continúa.

En noviembre están anunciados: Jazztlán (7), Ricardo Benítez ''Charanguero'' (14), Heberto Castillo (21) y Latin Jazz Stravaganzza (28). Diciembre es la tregua obligada, porque ''si López Obrador se deja'', según palabras de Roberto Aymes, esto debe seguir en 2001.

En el concierto del 31 Obsidiana sentó sus reales. Con cierto trabajo en un principio, con algo de nervios y hasta con esporádicos atorones de dedos, las guitarras de Alejandro Junco y Polo Pavón, acompañadas por la batería y las percusiones de Francisco Bringas, cubrían el ambiente con atmósferas de rumba flamenca y con fusiones que, por momentos, se acercaban más al new age o el rock que al jazz.

Pero los músicos y los ambientes se fueron calentando. Para el quinto tema, dedicado a la ira (cada una de las piezas tuvo como parámetro los siete pecados capitales), el trío se encontró consigo mismo y con el público. La fusión llegó a los terrenos del son abajeño, la fusión logró conjuntar la delicadeza con la furia de un tema mexicanista que paró a la gente de sus asientos, resucitándola con un golpe maestro. Ahora Obsidiana sonaba con la pericia y el ingenio que han mostrado en sus discos.

Y de a'i pal real. Ya no bajamos. Regresaron las rumbas flamencas, los sabores árabe-españoles, los colores de los altos de Jalisco, el sonido deliciosamente acústico de estos dos guitarristas que, seguramente, todavía tienen mucho que mostrarnos en esto de la música. Bringas, que sonaba mucho mejor en la tabla que en la batería, alcanzó igualmente niveles de gran altura.

En las dos últimas piezas Roberto Aymes palomeó en el bajo eléctrico, mostrando por enésima ocasión el pleno y reconocido dominio que tiene para estos menesteres. Al final, el público volvió a ponerse de pie para dar una verdadera ovación. Obsidiana regresó entonces con la Suite Fantasía, de Al DiMeola, y con ello terminó de echarse al respetable a la bolsa, llevándoselo consigo al festejo tras bambalinas.

Por su parte Lucelina Nunes bailó en dos piezas y José Pablo López habló, entre pieza y pieza, de los pecados capitales y de cómo el Grupo de los siete enajena, explota y denigra a las naciones más jodidas del planeta.

En el programa de mano se leía: ''El propósito de presentar nuestra propuesta musical enmarcada en el parámetro de los siete pecados capitales tiene dos visos: el primero es contribuir con nuestra información para sensibilizar al escucha y poder ubicar quiénes y cómo nos han hecho los neoesclavos del nuevo milenio y para qué; recalcando que el arte no sólo es para entretener, sino para hacer pensar, reflexionar sobre la realidad que nos agobia y las formas a las que podemos recurrir para influir en nuestro favor". (Antonio Malacara)