VIERNES 3 DE NOVIEMBRE DE 2000

 


Ť José Cueli Ť

ƑPor qué el psicoanálisis?

Elisabeth Roudinesco, historiadora, doctora en Letras y directora de investigación de la Universidad de París VII, ha publicado interesantes textos acerca del psicoanálisis entre los que se cuentan La batalla de cien años: historia del psicoanálisis en Francia, Feminismo y revolución y Jacques Lucan: esbozo de una vida.

Roudinesco atrae de nuevo nuestra atención con un texto de reciente publicación, ƑPor qué el psicoanálisis?, que resulta de entrada un acierto, si pensamos que en realidad tanto el psicoanálisis como cada proceso analítico en particular, ambos, empiezan por una pregunta, una duda existencial, un enigma que se pretende dilucidar, una escritura que intenta ser descifrada, ''algo" que propugna por acceder a una significación, ''algo" que apunta hacia una posible traducción.

El tema tiene vigencia insoslayable en momentos en que las ciencias ''duras" se disputan la primacía (Ƒincuestionable?) del conocimiento sobre la psique humana y pretenden explicar y aliviar el dolor y las vicisitudes del ser humano en función de fallas o deficiencias en sustancias químicas intracerebrales, haciendo a un lado al parecer la constitución y determinación bio-psico-social del individuo.

Roudinesco pone el dedo en la llaga con una amplia visión que incluye aspectos psicodinámicos y psicosociales que resultan determinantes. Al respecto, dice: ''El sufrimiento psíquico se manifiesta hoy bajo la forma de la depresión. Herido en cuerpo y alma por ese extraño síndrome donde se mezclan tristeza y apatía, búsqueda de identidad y culto de sí mismo, el hombre depresivo ya no cree en la validez de ninguna terapia. No obstante, antes de rechazar todos los tratamientos, busca desesperadamente vencer el vacío de su deseo. Así pasa del psicoanálisis a la psicofarmacología y de la psicoterapia a la homeopatía sin tomarse tiempo para reflexionar acerca del origen de su desdicha".

La autora destaca el ilusorio discurso emancipatorio de la sociedad actual que al pregonar las supuestas libertad e igualdad no hace sino acentuar las diferencias, pues asevera: ''La era de la individualidad sustituyó a la de la subjetividad: dándose a sí mismo la ilusión de una libertad sin coacción, de una independencia sin deseo y de una historicidad sin historia, el hombre de hoy devino lo contrario de un sujeto... Es la inexistencia del sujeto la que determina no sólo las prescripciones psicofarmacológicas actuales, sino también las conductas ligadas al sufrimiento psíquico".

Ante el sentimiento de vacío busca entre la medicina científica y las múltiples terapias alivio a la angustia existencial perdiéndose en un laberinto sin brújula.

Este texto surge, como lo confiesa Roudinesco, por una inquietud nacida de su acuciosa observación. De la inquietud surge la pregunta: ''ƑPor qué luego de cien años de existencia y de resultados clínicos indiscutibles, el psicoanálisis es tan violentamente atacado en la actualidad por aquellos que pretenden sustituirlo por tratamientos químicos considerados más eficaces porque alcanzarían las causas cerebrales de las aflicciones del alma". Su pronunciamiento es claro, lejos de discutir la utilidad de estas sustancias y de despreciar el confort que aportan, pretende mostrar que no sabrían curar al hombre de sus sufrimientos píquicos, fueran estos normales o patológicos. ''La muerte, las pasiones, la sexualidad, la locura, el inconsciente, la relación con el otro dan forma a la subjetividad de cada uno, y ninguna ciencia digna de este nombre acabará jamás con ello, afortunadamente".

Resultan inegables los beneficios del avance de las ciencias médicas en general pero no podemos perder de vista que el ser humano está hecho también de ''otra sustancia".

Sustancia humana, muy humana, que escapa al desciframiento de los códigos genéticos, matizada por enigmas, prehistoria individual, tornadiza y a veces inaprehensible, fugaz y en constante cambio. El destino del hombre no se confina a su corporeidad sino que le traspasa y le trasciende, no se limita a su ser biológico. El ser es traza, huella, escritura y borramiento. Por tanto, como escribe Roudinesco: ''El psicoanálisis debería, en el futuro, ocupar el lugar que le corresponde, al lado de las otras ciencias, para luchar contra las pretensiones oscurantistas que apuntan a reducir el pensamiento a una neurona o a confundir el deseo con una secreción química".

Surgen, casi de manera inevitable, las palabras de Artaud: ''La conciencia humana tiene derecho a hacerse preguntas, hasta esa interrogación extrema en la que ya no hay conciencia ni pregunta sino una llama inenarrable única que brota del espíritu".