VIERNES 3 DE NOVIEMBRE DE 2000
Ť Gabriela Rodríguez Ť
El opio del pueblo
La Iglesia y las organizaciones no gubernamentales (ONG) representan un gran reto para la gobernabilidad en el nuevo panorama político de México. Se trata de dos frentes que han cobrado mayor visibilidad como agentes políticos, ante el adelgazamiento del Estado, la debilidad de los partidos y la maduración de los procesos ciudadanos.
El fin de la hegemonía del PRI abre un juego menos desequilibrado de poder entre los partidos, y de acuerdo con la visión del presidente electo, la privatización y la descentralización de servicios será impulsada con gran vigor propiciando un mayor debilitamiento de las instituciones públicas, así como la consolidación del modelo neoliberal, impulsado por los últimos tres presidentes. Este panorama ha obligado a los gobernantes a buscar legitimidad en la Iglesia católica y en las organizaciones civiles.
La resurrección de los jerarcas eclesiásticos como actores políticos ocurre 150 años después de la fundación del Estado laico y representa una fuerza potencial por sus estrechos vínculos nacionales e internacionales con las esferas empresariales de la derecha, y como anclaje social por las redes parroquiales insertadas en tantas comunidades mexicanas por más de 500 años. Los Amigos de Fox, los funcionarios del PAN y los políticos-empresarios, que encabezarán los futuros programas gubernamentales, valoran más que nunca las ventajas de una ideología religiosa que promueve la resignación y que, como opio del pueblo, embrutece a las clases trabajadoras, como agudamente afirmaba ese escritor tan desacreditado, Carlos Marx, y que hoy cobra sentido como instrumento catalizador de los esquemas de explotación en un mundo globalizado.
El caso más elocuente es el del coordinador de asuntos laborales del grupo de transición, Carlos Abascal, quien en la última visita de Juan Pablo II defendió la doctrina social de la Iglesia como impulso sustancial de las economías de mercado. El probable secretario del Trabajo del próximo sexenio se recibió en la Escuela Libre de Derecho con la tesis Relaciones entre el poder temporal y el poder espiritual, y más tarde estudió alta dirección de empresas en el IPADE, institución donde el Opus Dei forma cuadros de líderes para América Latina, y que fue fundada en el contexto de la España franquista.
La cercanía ideológica del PAN, la Iglesia católica y los empresarios neoliberales conforma una alianza poderosa que sin embargo no tiene todos los ases en su manga. El equilibrio frágil en que se moverá la nueva administración se enfrentará a nuevas alianzas entre partidos de oposición con poder en el Congreso y en gobiernos estatales y, sobre todo, a una sociedad civil ''más ciudadanizada'' y organizada. El conjunto de redes de ONG, también llamadas ''tercer sector'', ha promovido por muchos años el ejercicio de los derechos humanos de los trabajadores y de los excluidos, así como la defensa de la justicia desde un espectro tan amplio y plural que lo mismo incluye a la izquierda católica como a las organizaciones ecologistas, pacifistas y asistencialistas de derecha, hasta agrupaciones feministas y del movimiento gay. Se trata de organizaciones con representaciones colectivas y prácticas similares, que manejan saberes diferenciados, así como posiciones ideológicas antagónicas.
Como botón de muestra de los riesgos actuales de gobernabilidad están las recientes iniciativas de algunos gobiernos del PAN que, apoyados por sectores eclesiásticos y grupos conservadores, intentaron atacar directamente los derechos sexuales y reproductivos (en Baja California, Guanajuato, Yucatán, Morelos, Chihuahua, DF y Chiapas). Esas movilizaciones lo único que han conseguido es fortalecer la visibilidad de las organizaciones más progresistas y radicalizar a las izquierdas militantes, ya sean partidistas o no gubernamentales.
Para poder gobernar hoy, hoy, hoy, será necesario garantizar los derechos humanos y expandir las libertades fundamentales, si no quieren que tiemble la bolsa y salgamos a tomar las calles todos los días.