VIERNES 3 DE NOVIEMBRE DE 2000
Ť Leonardo Cohen tradujo la obra clásica del pensador israelí
Inalterabilidad de la fe, tesis central de Leibowitz
César Güemes Ť La mejor forma de hablar de fe es por escrito. Por ello, y debido a la admiración intelectual que le despertó en su momento, Leonardo Cohen asumió la tarea de traducir el clásico de Yeshayahu Leibowitz, La crisis como esencia de la experiencia religiosa (Taurus).
-A qué se debió tu acercamiento con la obra de Leibowitz, Leonardo, Ƒa una necesidad personal o al trabajo académico?
-Se debió, en primera instancia, a los encuentros que tuve con él y a la impresión que su personalidad me causó. Realicé mis estudios de licenciatura y maestría en el departamento de religiones comparadas de la Universidad Hebrea de Jerusalén, donde él fue profesor por varias décadas. Nunca fui alumno suyo, sin embargo en varias ocasiones llegué a escucharlo en plazas públicas y foros universitarios.
-Como traductor y estudioso de la obra del autor, Ƒcuáles eran los riesgos, si los hubo, al traer al castellano un libro cuajado de conceptos de orden, digamos, espiritual en unos casos y religioso en otros?
-Una de las dificultades principales que presentaba la traducción consistía en que era preciso buscar el equivalente en español de ciertos términos o conceptos, corriendo el riesgo de que la connotación no fuera a proporcionar el mismo sentido que el autor había querido dar. En ocasiones tuve, por ello, que dejar el término original en hebreo y aclararlo en una nota a pie de página. El judaísmo de Leibowitz es de tipo estrictamente ritualista y legalista, por lo que era necesario esclarecer varios conceptos a fin de que el lector no especializado pudiera entender el sentido de sus aseveraciones.
-La crisis, sostiene el volumen, es uno de los factores que técnicamente dan vida al judaísmo. Entre un país como México, donde ahora se difunde el volumen y la entidad judía, Ƒcuáles son las cercanías en ese renglón? ƑLos une la característica de cambiar gracias a la crisis?
-Precisamente, el punto esencial de la tesis leibowitziana es que ningún tipo de crisis, sea de orden social, sicológico o incluso biológico, tiene por qué alterar la fe del hombre, cuando ésta es una fe auténtica. La fe así entendida es la crisis misma en tanto que el hombre creyente se eleva por encima de la realidad natural tal cual está dada y, por tanto, se convierte en una fe inarmónica. La fe, por tanto, no estaría sujeta a los cambios sociales, políticos o naturales. Por ello es que para el autor, un suceso como lo fue el Holocausto judío no tiene por que alterar o amenazar la fe auténtica.
El riesgo de incurrir en la idolatría
-Un apartado interesante es la conexión entre historia y religiosidad. ƑDirías que pueden situarse históricamente las modificaciones que viven las naciones creyentes?
-La fe, como la entiende el autor, es ahistórica. Es decir, no hay nada más engañoso en términos religiosos que la manifestación de Dios a través de la historia. Leibowitz considera que no hubo generación que estuviera más cerca de Dios como lo fue la del desierto, aquella que en el éxodo de Egipto vio abrirse el mar, vio caer el maná del cielo y recibió le ley revelada en el monte Sinaí. Sin embargo, esta fue la generación que hizo al becerro de oro, que cayó en la idolatría. La intensidad de la fe, dice Leibowitz, puede conducir a la idolatría y a la santificación de objetos e instituciones humanas como el Estado, que para él no tiene otro significado que la idolatría. En cambio, nos dice, decenas de generaciones de judíos nunca vieron revelación alguna, nunca vieron milagros e incluso sufrieron persecuciones. Estas generaciones mantuvieron su fe en Dios a pesar de ello, porque se trataba de una fe que no estaba condicionada por las circunstancias.
-Finalmente, es sabido que existieron manifestaciones en contra del pensamiento de Leibowitz aun dentro de su propia comunidad. ƑNo fue tan convincente como para generarse un consenso mayor?
-Las posiciones de Leibowitz no aceptaban compromisos. En el campo político se identificaba en ciertos aspectos con la izquierda radical en Israel y desde los años setenta hablaba de la necesidad de crear un Estado palestino al lado de Israel. En el campo religioso, su concepción de la fe lo convertía en enemigo de cualquier forma de religiosidad popular y, por tanto, de amplios sectores religiosos. Incluso, es conocida la expresión con la que se refirió al muro de los lamentos (en hebreo kotel), como el ''discokotel", diciendo que era un show de idolatría adorar piedras mientras que Dios está donde uno reza.