VIERNES 3 DE NOVIEMBRE DE 2000

Ť Se cumplió la primera fase del Plan de Rescate Lago de Texcoco


Viable, la utopía de recuperar los beneficios de la ciudad lacustre

Ť Reinventamos los modos de la planificación urbana en el país, dicen Cordero y Castillo

Ť El Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México sería emplazado en esa zona

Arturo Jiménez Ť Luego de más de dos años de investigaciones y de cientos de cálculos y diseños, de la realización de un congreso multidisciplinario en 1998 y de la edición de por lo menos dos libros sobre el tema, ha quedado cumplida la primera fase del llamado Plan Rescate Lago de Texcoco.

Se trata de un amplio proyecto hidráulico, urbanístico y ambiental creado bajo la idea casi utópica de ''vuelta a la ciudad lacustre". Y ahora, ya con un ''plan maestro ejecutivo", los autores se lanzan a la siguiente etapa: su realización.

''Sólo faltaría la autorización del gobierno federal actual, en consenso con el equipo que encabeza Vicente Fox", plantean sin rodeos Juan Cordero y José Manuel Castillo, colaboradores de los arquitectos Teodoro González de León y Alberto Kalach, cabezas del proyecto (La Jornada, 19/IX/00).

Para este plan de rescate fue necesaria la participación de arquitectos, ingenieros, urbanistas, ambientalistas, biólogos, historiadores, pensadores y hasta escritores a fin de lograr una visión más amplia de la problemática y, de esa manera, poder ''soñar soluciones".

Todo lo propuesto en el proyecto parte de la premisa de reinundar el lago de Texcoco y de crear en él una isla o península donde se construiría el nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, señalan en entrevista Cordero y Castillo.

Es decir, de la aprobación del traslado de este último y de la inversión que ello implica depende el arranque mismo del proyecto para el lago y el área que lo rodea, pues su costo, de mil 500 millones de pesos, se integraría al de la nueva terminal aérea, calculado entre 2 mil 500 y 5 mil millones de dólares.

Este proyecto es diferente al de un aeropuerto en Tizayuca el cual, consideran Cordero y Castillo, no tendría el impacto social, económico y de mejoramiento urbano y ambiental como el de Texcoco. Además, el primero requeriría del gasto adicional de un ''tren elevado" entre el DF y ese municipio de Hidalgo, calculado en unos 2 mil millones de dólares.

Los atractivos de oriente

Realizado por un equipo multidisciplinario y, sostienen, ''siempre abierto" a la incorporación de nuevos colaboradores, el Plan Rescate Lago de Texcoco cuenta ya con más de 180 planos terminados y otro tanto casi concluido.

Con ellos se hace tanto la ''radiografía" de esa zona mexiquense, poblada por unos aeropuerto3 2 millones de habitantes y rodeada por 6 millones más, como la proyección del nuevo ordenamiento en caso de ejecutarse las obras y medidas propuestas.

El más visible de los documentos es un ''plano guía" de la zona, el cual incluye aspectos como infraestructura hidráulica, vial, de abasto y parques. O servicios como electricidad, agua potable y drenaje, además del uso del suelo.

Aparte de reinundar el antiguo cuerpo lacustre (en realidad conformado por varios lagos) y de construir ahí el nuevo aeropuerto, el Plan Rescate Lago de Texcoco propone delimitar zonas para vivienda, educación, salud, comercio, negocios, industria, trabajo y áreas verdes.

Por ejemplo, un aspecto esencial es la creación y la delimitación de áreas de vivienda para alojar a 2 millones de nuevos habitantes con lo que, aseguran, se ordenaría el caótico y sistemático poblamiento de la ciudad de México y la zona conurbada.

Además, al canalizarlos hacia el oriente se desahogarían las colinas del sur y poniente de la zona metropolitana, desde las cuales se recargan los mantos acuíferos.

También se plantea la creación del ''vivero más grande del mundo" en la zona conocida como los Baños de Nezahualcóyotl. Mientras, en la ribera del lago, que tendría 75 kilómetros, se instalarían servicios y comercios.

Y en lo que después se convertiría en ''el viejo aeropuerto" Benito Juárez se crearía un centro de convenciones, comercios y la nueva terminal de autobuses de la zona oriente, que sustituiría a la actual TAPO.

En el aspecto ambiental, resaltan que el nuevo lago de Texcoco aumentaría las evaporaciones, la humedad y la generación de vientos, lo que disminuiría la contaminación del aire. Y especialistas calculan que la mayor y la menor temperaturas ''se acercarían" un grado cada una.

La mayor parte del total de la zona del megaproyecto queda al oriente del lago y abarca hasta el área conocida como de las cañadas. Así, dicen, la región más pobre de la zona metropolitana se convertiría en una de las más atractivas para vivir, en infraestructura, mejor plusvalía y paisaje.

Más de 400 años de errores

Si bien el rescate del lago de Texcoco es una idea que se remonta a los años sesenta, con el trabajo de Nabor Carrillo y Gerardo Cruickshank, ésta se ha extendido a otros rubros urbanísticos y de beneficio colectivo, revistiéndose de utopía bajo la inquietante visión de ''vuelta a la ciudad lacustre".

Por lo pronto, Cordero y Castillo aseguran que el proyecto fue ''bien visto" por funcionarios del gobierno federal actual y por Santiago Creel, colaborador del equipo de transición de Vicente Fox.

Y se han dado acercamientos con los gobiernos actuales del estado de México y del Distrito Federal, así como con el próximo de Andrés Manuel López Obrador. También lo han presentado al Club de Banqueros, quienes mostraron entusiasmo, afirman.

Acerca de la manera como se ha concebido el Plan Rescate Lago de Texcoco, señalan: ''Este es otro modus operandi. Aquí no funciona lo del dedo de arriba hacia abajo". Y luego de hacer un recuento de los errores en el DF, Ciudad Nezahualcóyotl o Chalco, aseguran: ''Estamos reinventando los modos de planificación urbana en México".

Por su parte Eduardo Vázquez, coordinador de Desarrollo Cultural del Instituto de Cultura de la Ciudad de México (ICCM), dice: ''Este es un proyecto de ciudadanos, no de gobierno, en el que participan particulares, especialistas, instancias gubernamentales, inversionistas, organizaciones civiles y ambientalistas".

Y ahora, agrega Vázquez, existe la posibilidad de concretar ese ''sueño de visionarios" y enmendar más de 400 años de errores de planeación urbana en esta cuenca, que no valle, de Anáhuac.

Para un mayor acercamiento a este asunto se recomiendan los libros La ciudad y sus lagos, publicado por el ICCM y Editorial Clío, y Vuelta a la ciudad lacustre (editado por el ICCM), el cual reúne los trabajos del congreso del mismo nombre realizado en octubre de 1998.