VIERNES 3 DE NOVIEMBRE DE 2000
Ť Luis Javier Garrido Ť
El consejo
ƑHasta dónde llegan las presiones de los intereses trasnacionales frente al futuro gobierno de Vicente Fox que parecen revelar que México no es entendido sino como un botín de la globalización?
1. El interregno del fin de siglo está marcado en México por noticias escandalosas que ya no sorprenden a nadie; así se habla del veto de Washington a posibles integrantes del próximo gobierno, de la imposibilidad de que Fox cumpla sus promesas de campaña, pues chocarían con los recetarios del Banco Mundial, o de las recomendaciones que desde todos lados se hacen al próximo titular del Ejecutivo Federal.
2. El problema no está en la continua y sistemática injerencia de poderes extranjeros en la vida pública del país y la evidencia de que la soberanía nacional no es ni un recuerdo, como tampoco en la pérdida de respeto de gobernantes extranjeros a un presidente electo, sino en el desprecio hacia los mexicanos que subyace en esta gama de intervenciones.
3. La paradoja de lo que acontece en este interregno --que no sólo marca el fin de un gobierno, sino un verdadero fin de régimen-- es que los intereses multinacionales asumen que la victoria de Fox y la derrota del PRI constituyeron no un logro democrático del pueblo mexicano, que puso término a 72 años de sistema de Partido de Estado, sino el logro de múltiples grupos trasnacionales que condujo al fin del Estado surgido de la Revolución Mexicana con todo aquello que se opone a los intereses del capital multinacional: desde la intervención estatal en la economía hasta los derechos de la nación sobre el subsuelo, espacio aéreo, costas y zonas fronterizas, pasando por los derechos sociales de las comunidades y grupos nacionales. El 2 de julio fue para ellos no un triunfo de la democracia, sino del neoliberalismo y lo que éste representa. Y por ello creen que pueden modificar impunemente el marco constitucional y las legislaciones laboral, agraria y social.
4. A nadie extrañó que hace unos días Bill Clinton se tomase la licencia de dar "consejos" a Fox durante una entrevista televisada. En una charla con María Elena Salinas, de la cadena Univisión (30 de octubre), Clinton señaló que "las reformas" que el gobierno de Fox impondrá no serán "muy populares en el corto plazo", y le sugirió que forme "un buen equipo", busque establecer una "reputación de confianza", desarrolle un don para conseguir "el apoyo de los otros dos partidos o de sus representantes en el Congreso" y mantenga "el apoyo de la gente", todo lo cual no tiene pierde. Lo que Clinton llama "reformas" son los programas neoliberales que sabe que serán repudiados por los mexicanos, pero que deben imponerse y si no es posible con la connivencia de las cúpulas del PRI o del PRD, conchabándose entonces uno a uno a legisladores de ambos partidos.
5. La lógica trasnacional asume abiertamente que "la transición mexicana" es la reconversión del sistema político y del Estado en función de sus intereses, y no un proceso para ampliar libertades democráticas y someter a los gobernantes a la ley y al control ciudadano, y esto es muy grave por sus repercusiones.
6. Felipe González, ex presidente del gobierno español (1982-1996), cercano amigo de Carlos Salinas, y que no puede ocultar que habla en nombre de los intereses económicos de la socialdemocracia europea, no quiso ser menos y vino de nuevo a México, también para aconsejar a Fox, como expresó sin reservas a Joaquín López Dóriga en su noticiario de Televisa (30 de octubre). Felipe le habría dicho a Fox, según reveló, que siguiera la recomendación de "un filósofo oriental" --evidentemente Sun Tzu--, y que lo primero que debía hacer era "ocupar el terreno", e insistió en ello de tal suerte que esta reflexión no pudo ser más clara. Entendiendo al aparato estatal, como el espacio del enemigo, es decir del priísmo y de todo lo que éste significa, y al cambio de gobierno (y de régimen) como una victoria "militar", para el sevillano la prioridad del gobierno foxista debe ser controlar el aparato estatal.
7. La falta de ética y pudor de esos jefes de Estado no deja de sorprender, pues en los últimos sexenios respaldaron a los gobiernos priístas de De la Madrid, de Salinas y de Zedillo, y desde luego al sistema priísta en su conjunto, estimándolo a lo largo de todos estos años como el mejor garante de los intereses trasnacionales, justificación que los llevó a apoyar a estos gobernantes lo mismo en los fraudes electorales que en su política represiva, justificándolo todo no por una "razón de Estado", sino por las "razones del capital". ƑA quién se le olvida que González convalidó cuantas veces pudo en 1988 la llegada ilegítima de Salinas a la Presidencia, de la misma manera que ahora se apresta a festejar la ascensión de Fox?
8. Las injerencias extranjeras a lo largo de estos meses no dejan lugar a dudas. México ya es un enclave estratégico de los intereses trasnacionales y más que eso constituye un elemento determinante dentro del proyecto de la globalización neoliberal. Y estos cabildeos indican que esos poderosos intereses quieren garantizar que el gobierno de Fox, al que hasta ahora ven como propio, no vaya a fracasar, ya que es esencial para ellos.
9. Las retracciones de Ernesto Zedillo en decisiones importantes tomadas a lo largo de su sexenio revelan que su gobierno carece ya del margen de autonomía de sus predecesores, y es evidente que las fuerzas del capital buscan que se acentúe. Así como ningún vocero oficial explicó en 1996 por qué el gobierno se echó para atrás en los acuerdos de San Andrés, tampoco existe hoy una explicación de por qué el último de octubre el gobierno ordenó a la prensa divulgar la noticia de que había decidido ceder ante los reclamos de los burócratas, para echar reversa, un día después, y sostener que no otorgaría el famoso bono, que sólo estaba dispuesto a negociar, todo lo cual plantea una cuestión central. ƑQuién dirige la política del país: los órganos constitucionales de gobierno o los organismos financieros y los asesores extranjeros que en su nombre despachan en múltiples secretarías de Estado?
10. La disputa de unos cuantos grupos por el aparato de Estado, que es desde luego por la nación, se olvida que México es ya una sociedad en movimiento.