VIERNES 3 DE NOVIEMBRE DE 2000
Ť La próxima directiva tendrá entre sus tareas negociar la reforma religiosa
Todo apunta a la relección de Luis Morales en la CEM
José Antonio Román Ť La jerarquía eclesiástica elegirá en unos días a la directiva que negociará con el gobierno de Vicente Fox las reformas en materia religiosa, prometidas durante su campaña política.
Con el autodescarte de la candidatura del cardenal Norberto Rivera y la gestión ''más que aceptable'' de la actual presidencia, todo apunta a la relección de Luis Morales Reyes para el trienio 2000-2003 al frente del Episcopado Mexicano.
Sin embargo, el proceso de consulta iniciado en agosto a los casi 100 obispos del país, concluirá con las elecciones en la 70 Asamblea Plenaria del Episcopado, convocada del 13 al 17 de noviembre en la sede episcopal de Lago de Guadalupe, en el municipio mexiquense de Cuautitlán.
Durante esos días estarán en juego, mediante ternas que serán conformadas con las sugerencias de los obispos, los seis cargos del Consejo de Presidencia, las 23 comisiones episcopales, las representaciones de las 15 regiones pastorales y el delegado de la CEM ante el Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam).
En los dos primeros días de la asamblea, la actual directiva, con las presidencias de las comisiones episcopales, rendirá un informe detallado de su labor en el trienio que concluye, que contiene los logros alcanzados y las tareas aún pendientes.
Aunque los hombres con mitra rechazan públicamente no sólo la existencia de diferencias entre ellos y grupos al interior del Episcopado, lo que se observa es la conformación de dos grandes corrientes que se disputan la titularidad del máximo órgano colegiado que reúne a los obispos católicos del país.
Los dos grupos tienen lo que podría llamarse candidatos naturales. El actual presidente de la CEM y arzobispo de San Luis Potosí, Luis Morales Reyes, representa a los obispos identificados con el ejercicio de una pastoral más de conjunto, con inclinación a la causa indígena y de los problemas sociales. El cardenal Rivera representa al llamado Club de Roma, más ligado al poder político y que incluso apostó al triunfo priísta.
Este último grupo, aunque aparentemente no es tan numeroso como el primero ni goza de una amplia simpatía, tiene un enorme poder de influencia en el Vaticano, opinión que siempre es tomada en cuenta por los obispos mexicanos. Hoy, al no haber nuncio apostólico en el país, por la reciente promoción de Leonardo Sandri, pudiera no influir de manera determinante.
Prudente y conciliador, perfil del presidente del Episcopado
En noviembre de 1997 Rivera Carrera perdió, por un solo voto, la presidencia que se disputaba con Luis Morales Reyes. Meses después, en febrero de 1998, Juan Pablo II lo designó miembro del colegio cardenalicio.
Hoy, según varios obispos consultados, tendría posibilidades de aspirar a la presidencia de la CEM. No obstante, el propio arzobispo primado de México ha expresado en público y en privado que no tiene intención alguna de contender nuevamente.
Incluso, ha señalado que si es elegido en las urnas declinará el nombramiento, con el argumento de que tiene una enorme tarea al frente de las arquidiócesis más grande y populosa del mundo católico y carece todavía de los obispos auxiliares suficientes. Actualmente tiene cinco y él desea, cuando menos, otros tres.
El arzobispo y cardenal de Guadalajara, Juan Sandoval Iñiguez, podría ocupar esta candidatura y aspirar a la presidencia de la CEM, pero su abierta simpatía con el PAN y su fuerte carácter son dos factores que generan cierta desconfianza en el resto de los obispos, que piensan que su presidente debe ser factor de unidad, prudente y buscador de acuerdos.
Junto con las virtudes que unos y otros obispos reconocen en la persona del arzobispo potosino, en los tres años de gestión destaca el haber coordinado la elaboración de la carta pastoral Del encuentro con Jesucristo a la solidaridad con todos, documento histórico en el que se analiza la realidad política, social, cultural y religiosa del país. De un documento de esta naturaleza, emitido en marzo de este año, no se tenía conocimiento desde hace casi 30 años.
Conciliar los diversos puntos de vista de los casi 100 obispos e incorporarlos al documento no fue una tarea fácil, según dijo el mismo presidente de la CEM, quien otorgó el mérito al equipo redactor nombrado por el Episcopado.
Además, durante su gestión participó en la organización de la cuarta visita de Juan Pablo II a México, en enero de 1999; la Comisión Episcopal de Pastoral Social ejecutó diversos proyectos sociales en favor de los más pobres; se elaboró la radiografía de la pobreza en México a cargo del investigador de El Colegio de México, Julio Boltvinik; se solicitó al historiador Jean Meyer un libro, resultado de un trabajo serio, sobre la diócesis de San Cristóbal de las Casas y el polémico trabajo de Samuel Ruiz.
De acuerdo con los estatutos de la CEM, los electos tienen posibilidades de reelegirse un trienio más. Así, del Consejo de Presidencia, formado por Luis Morales, José Guadalupe Martín Rábago, Abelardo Alvarado, José Guadalupe Galván, Alberto Suárez Inda y Mario de Gasperín, presidente, vicepresidente, secretario general, tesorero y dos vocales, pueden repetir en su cargo, con excepción del último, que cumple su segundo trienio.
Así, a tan sólo 15 días de la toma de posesión del presidente electo Vicente Fox, la jerarquía deberá elegir quiénes serán sus interlocutores en el primer tramo del gobierno foxista.