VIERNES 3 DE NOVIEMBRE DE 2000
Ť Rechaza que el Ejército arme a civiles o les dé adiestramiento contrainsurgente
Niega Renán Castillo la existencia de grupos paramilitares en Chiapas
Ť El general de división desestima acusaciones de ONG que lo vinculan con Paz y Justicia
Ť Firmó como testigo de honor en un convenio entre esa organización y el gobierno estatal
Jesús Aranda Ť El general Mario Renán Castillo Fernández, ex comandante de la séptima Región Militar (1995-1997), con sede en Tuxtla Gutiérrez, rechazó ayer que el Ejército Mexicano arme a civiles o los adiestre en labores de contrainsurgencia contra los zapatistas, y aseguró que en Chiapas no existen grupos paramilitares.
Castillo Fernández, quien forma parte de la terna que más se menciona para que uno de ellos encabece la Secretaría de la Defensa Nacional, aseguró sobre el tema de la sucesión en el Ejército que en las fuerzas armadas ''no se hacen olas'' y la designación (del titular de la Sedena) la hará el presidente electo, Vicente Fox.
Entrevistado vía telefónica, el actual comandante de la undécima Región Militar, con sede en Torreón, descalificó las acusaciones de diversas organizaciones no gubernamentales que lo vinculan con el grupo Paz y Justicia, a raíz de que firmó como ''testigo de honor'' en un convenio suscrito en julio de 1997, entre el gobierno de Chiapas y la organización Desarrollo, Paz y Justicia, por un monto de 4 millones 600 mil pesos, destinados a impulsar obras de infraestructura y proyectos productivos para el desarrollo rural.
Al respecto, el general indicó que ese acuerdo fue suscrito entre el gobierno local y la organización con el propósito de distender los conflictos que había entre comunidades pro zapatistas y afines al gobierno, involucrándolos en proyectos productivos, además de que su firma fue de buena fe, como una forma de mostrar a todos el ''lado humano'' del Ejército.
Interrogado sobre versiones periodísticas donde se asegura que ha sufrido dos infartos, Renán Castillo precisó que nunca ha sufrido del corazón. ''Sólo he tenido dos intervenciones quirúrgicas: la primera en 1986, para quitarme la vesícula biliar, y la segunda en 1999, cuando me operaron de una hernia''.
Castillo Fernández, quien fue señalado por ''alentar'' a grupos paramilitares cuando fue jefe de la séptima Región Militar, respondió en breve entrevista que el Ejército se limitó durante su gestión a realizar acciones de labor social y ayuda a las comunidades indígenas enfrentadas entre sí, pero nada más. ''En Chiapas no existen los grupos paramilitares, como afirman los defensores de derechos humanos; lo que hay son grupos de civiles que están o estuvieron armados por los conflictos intercomunitarios que se dieron a partir del estallamiento del conflicto en 1994'', subrayó.
Insistió el militar -que es el de mayor antigüedad en las fuerzas armadas entre los secretariables, con 48 años de servicio- en que los soldados del Ejército han contribuido a mantener la paz social en Chiapas.
Recordó que cuando fue comandante de la séptima región, del 15 de febrero de 1995 a noviembre de 1997, en Chiapas hubo distensión y prueba de ello fue que no hubo necesidad de establecer puestos de control (retenes), no había problemas para la salida y entrada de personas hacia la llamada zona de conflicto y además tuvieron lugar los diálogos de San Andrés.
Asimismo, destacó que en ese periodo la Secretaría de la Defensa Nacional no recibió ninguna queja de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), por la actuación de los militares en Chiapas.
En lo que se refiere a las acusaciones de que tendría vínculos con la organización Paz y Justicia -hace unos días fueron detenidos 11 de sus integrantes, acusados de portación ilegal de armas, asociación delictuosa, motín, delincuencia organizada, lesiones, daños y despojo-, el general de división aseveró que cuando se desempeñó como comandante militar en Chiapas, mantuvo acercamientos con los distintos grupos y organizaciones indígenas y campesinas, ''quienes solicitaron apoyo a la Secretaría de la Defensa, principalmente para el traslado de sus productos agrícolas en helicópteros militares para evitar el coyotaje y que recibieran mejores precios por sus cosechas.
Sin embargo, descalificó cualquier aseveración en el sentido de que la colaboración de los soldados con estos grupos tuviera otros fines. Tradicionalmente, explicó, en Chiapas han existido grupos indígenas o religiosos que tienen o han tenido armas, y las utilizan cuando alguno de sus miembros es agredido por otros o en venganza por agravios cometidos, pero ninguno de esos grupos cuenta con la estructura, orden o disciplina suficiente para considerarlos como un grupo paramilitar.
Además, dijo, el Ejército nunca ha armado ni adiestrará civiles para labores en contra del EZLN .