JUEVES 2 DE NOVIEMBRE DE 2000

Ť Transforma los restos óseos en obras de arte por medio de la sinterización


Con cenizas de muertos, De Julián realiza esculturas sobre pedido

Ť Es un ritual, no sólo un hecho plástico, porque trabajo con la esencia del ser humano, dice

Ť España tiene una cultura de la muerte, pero nada quiere saber de difuntos, asevera

Patricia Landino, especial para La Jornada, Madrid, 1o. de noviembre Ť ''Polvo eres y en polvo te convertirás'' ha dejado de ser dogma, por lo menos en el arte. Hace doce años, el escultor Oscar de Julián, encontró una forma distinta de perpetuar la materia. Después de mucho trabajo, este artista plástico, que igual utiliza barro o cerámica para crear diversas figuras, dio con una fórmula química para transformar la ceniza humana en una porcelana muy resistente a la que se puede dar las más diversas formas.

El nombre técnico es sinterizar los restos óseos o llevar la ceniza humana a su punto de fusión. De visita en su taller, en un barrio madrileño, donde guarda una figura hecha con la ceniza de un bebé, De Julián explica sus conceptos acerca de esta forma de hacer escultura, y la técnica que emplea para lograr este material hecho con restos mortales.

En principio, se considera un ceramista con especialidad en microfusión y refractarios, pero para él, trabajar con restos humanos ''es un ritual, no sólo un hecho plástico porque estoy trabajando con la esencia de un ser humano".

Sobre la técnica que emplea, expone que un gran porcentaje de la ceniza que procede de la cremación de una persona es fosfato de calcio, y al ser elevada a muy alta temperatura se funde y forma el aglutinante vítreo o ''porcelana de huesos", como él le llama.

ƑInmortalización o contacto macabro?

No obstante que Oscar de Julián llegó hace siete años a España, la mayoría de las necroesculturas que ha hecho han sido para clientes colombianos que le piden transformar los restos de algún ser querido casi siempre en ángeles.

En Colombia, su país de origen, parece verse de manera natural el hecho de tener una figura creada a partir de los restos de un ser querido. Como Raquel Campos,
quien escribe en una carta al necroescultor, fechada en 1998:

"El día de hoy le estoy enviando las cenizas de mi bebé. Espero que haga el angelito más lindo que pueda, ya que Jacobito fue muy hermoso".

De acuerdo con los deseos de su madre, Jacobito es ahora un ángel de formas estilizadas que toca un violín, el que todavía conserva su creador y muestra orgulloso. ''El material no sufre daños ni en el medio más agresivo", dice el autor de la obra, al tiempo que le pega con una moneda para dar fe de su sonoridad.

Y mientras para algunos es una forma sublime de inmortalizar la materia y conservarla cerca, para otros resulta macabro el contacto tan directo con la muerte. La valenciana Concha Serrano encargó a De Julián un busto con los restos de su hijo de 22 años, pero su esposo se opuso así que por lo pronto en España se tiene que conformar con hacer esculturas con otros materiales, como los leones que se encuentran en la Plaza de la Constitución cerca del Palacio del Escorial.

Se queja: ''España tiene una cultura de la muerte. El toreo es el ritual de la muerte, de un animal o de un torero, pero ellos de los muertos no quieren saber nada, es un contrasentido".

El necroescultor reconoce que no es el primero en hacer una porcelana de este tipo. En el siglo XVIII los sajones hacían vajillas ultra resistentes con porcelana de huesos de animal, y hay antecedentes de arte a partir de los restos humanos como superponer metal a los huesos, entre otros. Hay quien mezcla ceniza humana con pigmentos en la pintura, sin mencionar las
pantallas hechas de piel humana en la Segunda Guerra Mundial.

En Guadalajara la joven artista plástica Paula Santiago -única mexicana invitada a la Bienal de Venecia en 1999 y al Reina Sofía este año como parte de la colección Gelman- nos sorprendió con sus vestiditos de papel maché pintados con sangre y cosidos con cabello humano. Pero los experimentos de De Julián para crear materiales con los restos humanos de acuerdo con conceptos estéticos o simbólicos parecen no tener precedente. Cuenta que en sus indagatorias por encontrar un material adecuado para moldear y luego cocer en hornos a muy alta temperatura, principio para crear la porcelana y otras cerámicas, descubrió que el hueso del cráneo en lugar de pulverizarse se encogió, tal como algunas tribus conservan las cabezas de sus muertos. El cráneo de doña Leoniza ''se hizo chiquito y yo pensé que se iba a fundir y nada. Adquirió un color óxido de cobalto muy interesante", comenta el necroescultor.

''Proyección a la eternidad''

En su búsqueda, De Julián ha estado en contacto con otras historias mortuorias que resultan espeluznantes, como la exhumación de los cadáveres de una mujer y su hijo, aún en estado de descomposición.

Durante la visita a su taller, muestra diapositivas de él a lado de estos cuerpos putrefactos, así como a la hora de la cremación. Estos cinco kilos de ceniza aún esperan en Colombia para ser transformada en dos ángeles unidos elevándose hacia las alturas, ''proyectados a la eternidad".

Como torero frustrado, De Julián presume fotografías a lado del matador colombiano afincado en España, César Rincón. También ha colaborado haciendo figuras para animación con Collin Arthur, animador en La historia interminable o Krull, y ha hecho otros trabajos para la serie de televisión española Médico de familia.
El precio de una escultura de éstas es alto, dice de Julián, porque se tiene que hacer un lavado químico, además del trabajo posterior. Cuenta anécdotas que hasta parecen chuscas como la de una mujer en Colombia, que sin empacho alguno le dio los restos de su abuela a cambio de dos bailarinas. ''Pensé que me cobraría caro, pero estaba feliz con la escultura y hasta me prometió conseguir más restos".

Su representante, Kay Haspen, originaria de Washington, DC, presente durante
la entrevista, expresa su deseo de que a su muerte, De Julián transforme sus restos en cientos de flores pequeñas: ''A lo mejor hacemos un molde antes de que me muera", dice Kay ilusionada.

De Julián también tiene pensado en qué se va a convertir. ''La mía es un hombre con cabeza de león. Es un simbolismo", asegura.

Entre los detractores, De Julián se ha enfrentado también a un sacerdote quien escandalizado ataca su trabajo en una carta y lo aparta de todo ritual avalado por la Iglesia católica.

''Es una forma de perpetuar algo perecedero en una materia y una forma distinta. Además es mucho más higiénico que otras formas. Los cementerios están llenos de microrganismos", se defiende.

Al necroescultor, de 42 años, le tranquiliza saber que a su muerte su cuerpo no se desintegrará ni se pudrirá. ''No me gustaría transformarme en gusanos. Si alguien hace una obra de arte con mi esencia ya me puedo morir feliz".